Según los últimos datos publicados por el Banco de España,
el conjunto de las administraciones públicas de nuestro país acumulaban a
finales del pasado mes de marzo una deuda de 923.311 millones de euros, el
equivalente al 87,8% de nuestro PIB.
¿Les parece mucho? ¿Poco? Estas cifras tan gigantescas son
muy difíciles de entender por la inmensa mayoría de los mortales (entre los
que, por supuesto, me encuentro), así que intentaré traducirlas a otras más
“digeribles” por todos:
- Cada hombre, mujer y niño residente en España soporta una carga extra de 19.700 euros derivada de la deuda pública. Si tenemos en cuenta que la media de individuos en una familia española no llega a tres, cada una tiene una deuda superior a 53.000 euros.
- Si la cifra la queremos dividir por los trabajadores
inscritos en la Seguridad Social, la cantidad aumenta a 55.520 euros por
trabajador.
- Y si descontamos a los que trabajan para alguna
administración pública, los empleados del sector privado deberían pagar casi
67.000 euros “por barba” para liquidar la deuda pública española.
Siendo preocupante que a fecha de hoy tengamos la deuda pública
más elevada desde el final de la primera guerra mundial, lo más llamativo es la
velocidad a la que aumenta. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero revalidó su
mandato en el año 2008 (¿se acuerdan de sus esfuerzos por negar que España
pudiera sufrir la crisis que se empezaba a sentir en medio mundo?), la deuda
pública ascendía a 378.000 millones
de euros, un 35,5% de PIB. En apenas un lustro ha aumentado un 144%;
nunca antes había crecido tan deprisa. Y no crean que Mariano Rajoy esté
frenando esta sangría: a pesar de masacrarnos a base de impuestos, en apenas 15
meses la ha aumentado en 186.843 millones de euros, una media de 411 millones
al día; 9 euros por habitante o 23,6 euros por familia diarios, como prefieran.
La próxima vez que oigan a un político, a un sindicalista, a
un funcionario o a un integrante de cualquier asociación fuertemente
subvencionada quejarse de los recortes (a todas luces insuficientes) que
tímidamente efectúa el gobierno actual, recuerden todos estos números. Puede
que ya no les parezcan tan razonables sus reivindicaciones.
Dentro de unos años, los políticos actuales ya no estarán,
pero los españoles continuaremos endeudados hasta las cejas durante mucho,
mucho tiempo.
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