miércoles, 29 de febrero de 2012

Barcelona en llamas. Los profesores no aceptan los recortes que sufren el resto de los ciudadanos



Como ustedes ya sabrán, durante estos días se está celebrando en Barcelona el Congreso Mundial de Telefonía Móvil (MWC por sus siglas en inglés). Este congreso es, sin lugar a dudas, uno de los diez acontecimientos más importantes que se celebran en todo el estado español a lo largo del año: exponen los principales fabricantes de un sector puntero como es la telefonía móvil de los cinco continentes (excepto Apple); las últimas novedades en terminales y redes; espectáculos multimedia; presencia de los más altos mandatarios de las operadoras telefónicas de medio mundo; hoteles de toda Cataluña (no solo de Barcelona) llenos a rebosar; restaurantes y transportes públicos con interminables colas; 20.000 puestos de trabajo extras durante el congreso;  decenas de miles de visitantes... pues menuda impresión se habrán llevado de su visita a la edición de este año.


Si hace unos días fueron los transportes públicos de la Ciudad Condal los que amenazaron con un paro total durante esta semana (afortunadamente reinó el sentido común y desconvocaron la huelga) hoy han sido los profesores universitarios los que han decidido “dejarse oir” y dejar bien a las claras que no van a conformarse con el recorte de sus sueldos.

Por supuesto, no han estado solos: alumnos y administrativos les han apoyado en su “día de furia”. Se calcula que unas 70.000 personas se han manifestado en Barcelona contra los recortes en la universidad pública en el marco de la jornada de huelga que se ha llevando hoy a cabo. Empezaron anoche encerrándose en cinco facultades de la Universitat de Barcelona (UB), la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y la Universitat Autònoma de Barcelona  y han continuado durante todo el día de hoy protagonizando diversos actos.


Entre estos “actos” podemos destacar los cortes de las carretera B-30 y la AP-7 a la altura de Cerdanyola y Sant Cugat causando varios kilómetros de retención a primera hora de la mañana realizados por estudiantes de la UAB; la interrupción de la circulación de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC) después de que un grupo de estudiantes haya ocupado las vías en la estación de Cerdanyola Universitat impidiendo el paso de los trenes que cubren la línea S-2 que conectan Barcelona y Sabadell; el bloqueo de las vías interiores de los campus con contenedores para que quienes hubiesen conseguido llegar hasta las universidades no pudiesen acudir a las clases ni a las oficinas; lanzamiento de adoquines, pintura y botellas de vidrio contra las fachadas de la Bolsa de Barcelona y el Banco Pastor; la “ocupación pacífica” de diversas entidades bancarias y de los estudios de la Cadena SER para que “voluntariamente” les dejasen leer sus manifiestos en antena; atrincherarse en las oficinas del Rectorado de la Universitat de Barcelona; la quema de contenedores y de al menos un vehículo estacionado cerca del recinto universitario y, finalmente (al menos hasta donde tengo conocimiento) se han acercado en manada a los aledaños de la Plaza de España, donde se celebra el Congreso MWC, provocando que los asistentes al certamen tecnológico tuviesen que acceder por entradas laterales fuertemente custodiadas por la policía. Todo de lo más “normal y pacífico”. Si tienen un momento vean el video. En el podrán contemplar la total impunidad con la que actúan estos vándalos, colándose en el metro, inutilizando máquinas expendedoras, tomando la sede de un banco…


¡¡¡Tienen todo el derecho a manifestarse para defender la enseñanza pública!!! gritarán los sindicatos y los políticos de izquierda que nos han metido en este berenjenal y que ahora quieren sacar rédito de todo esto. Al parecer, el resto de los ciudadanos tenemos que estar subordinados a los derechos de este gremio cuasi mafioso.

Ya lo hicieron hace unos días en Valencia y ahora lo repiten en Barcelona. Al menos, en esta ocasión emplean a universitarios mayores de edad y no a estudiantes de instituto. Pero manifestarse no sirve de nada si no se monta una buena: pasan desapercibidos en los medios de comunicación. Ya lo avisan en sus páginas web y en los comentarios de algunos medios de comunicación afines: “¿Desde cuando se consiguió algo en este mundo por las buenas?”; “Lamentablemente pienso que la única solución que existe es la violenta” y otras “lindezas” por el estilo. Estos son los del dialogo, la no violencia, el consenso y el talante.

Bueno, ¿y por qué protestan? Aunque en este caso también incluyen el aumento de las tasas universitarias (sobre todo para los repetidores), el denominador común de estas algaradas, ya sean en Valencia, en Madrid o en Barcelona y afecte a los colegios, institutos o universidades es el recorte en las prestaciones que reciben los docentes ¿Quieren conocer las que aplica la Generalitat en Cataluña? Pues bien, por primera vez en la historia, van a prescindir de 700 trabajadores de una plantilla de 26.000, o sea, un 2,5%; recortarán los salarios un 3% al igual que en el resto de la función pública del resto de España; aumentarán las horas de trabajo semanales de 35 a 37,5; recortarán los días de asuntos propios de 9 a 6 anuales; reducirán las aportaciones de la administración a los planes de pensiones de los funcionarios; desaparecerán (o al menos disminuirán) los ticket restaurante y acabarán con la gratuidad de la matrícula para los hijos de los funcionarios públicos. Para los que trabajamos en la empresa privada, la mayoría de estas cuestiones pertenecen al lejano mundo de “nunca jamás”.

Éstos son los verdaderos motivos de las revueltas y no la tan cacareada pérdida de calidad de la enseñanza pública. Como bien me reconocía hace poco un catedrático de instituto “los ciudadanos conocen lo que cobramos los profesores. En estos tiempos de crisis, cuando todo el mundo se está apretando el cinturón, ¿cómo vamos a salir a la calle a protestar por un recorte del 3% o por un par de horas de trabajo de más a la semana si somos unos privilegiados que tenemos el trabajo asegurado de por vida?”.

Todo el mundo, incluidos los profesores, naturalmente,  tiene derecho a reivindicar lo que cree que es suyo, pero ¿es necesario que utilicen a nuestros hijos para lograrlo?


martes, 21 de febrero de 2012

El “Goya” de Isabel Coixet y Baltasar Garzón sólo ha sido visto por 1.200 espectadores


Como bien saben, el pasado domingo se celebró la Gala en la que se entregaron los Premios Goya al cine español de este año. Una de las ganadoras, concretamente a la mejor película documental, fue Isabel Coixet por su largometraje “Escuchando al juez Garzón”.  

Antes de la ceremonia, la directora se explayó con estos comentarios: "parece que sí va a haber paz para los malvados y para los que no son malvados hay once años de inhabilitación", en clara alusión a la condena que sufrió recientemente el ya ex-magistrado de la Audiencia Nacional.

Pues bien, pasados un par de días, Manuel Hidalgo, director del documental finalista al mismo premio “30 años de oscuridad”, criticaba este galardón aduciendo lo siguiente: “se trata de una sencilla entrevista de hora y media hecha para televisión en la que sólo hay detrás dos grandes nombres (Garzón y Coixet) frente a tres trabajos cinematográficos mucho más trabajados”.

Hidalgo está convencido de que se trata de un premio completamente politizado: "Nos quedamos estupefactos al ver que el Goya al mejor documental se convirtió en un premio político. La ceremonia de los premios Goya no es el lugar para premiar al juez Garzón, sino al cine. Pese a que pueda estar de acuerdo con que la sentencia al magistrado me parezca muy dura, debería haber ganado el cine y no la política”.

Aunque tarde, el señor Hidalgo ha llegado a la misma conclusión que ya todos conocíamos. ¡Claro que el cine español está politizado! Siempre lo estuvo, pero, sobre todo a raíz de las famosas camisetas del “no a la guerra” exhibidas precisamente en una Gala de los Goya, la cosa se desmadró. Favoritismo ideológico a cambio de subvenciones. Trabajos mediocres con altísimos sueldos. Películas prescindibles pagadas por todos los españoles. ¡Así le va al cine español!


¿Conocen el espectacular éxito cosechado por el documental de Coixet premiado en los Goya? ¡Asómbrense! ¡1.259 espectadores que dejaron en taquilla la astronómica cifra de 7.064,18 euros! El panfleto propagandístico no le interesó ni a la propia familia de la directora ni del ex-magistrado (aclarar que los altos cargos del PSOE no pudieron acudir a las salas y esperan a que salga en DVD para comprarlo). ¡Un éxito rotundo!

Garzón está inhabilitado por saltarse a la torera (y a sabiendas) las normas más elementales del derecho. Y si, señora Coixet; “los malvados” tendrán paz. Y ello será gracias a las irregularidades cometidas por su “admirado” Baltasar Garzón. ¿O deberíamos preguntarnos si cometió ese error infantil, impropio de cualquier juez, a propósito para que esos “malvados” no fuesen condenados? ¿A cambio de qué?  


viernes, 17 de febrero de 2012

Demuestran que quimioterapia y radioterapia no perjudican al feto en el embarazo



El día en que supo que estaba embarazada fue el más feliz de su vida. No es que fuese mayor, pero no deseaba dejar pasar más tiempo para conseguirlo. Ése era el momento ideal. La vida le sonreía.

Todo se truncó aquel maldito día. La revisión ordinaria detectó algo imprevisto. Las primeras pruebas confirmaron lo que los médicos temían: el dichoso tumor era maligno.

¿Qué hacer? ¿Tratar el cáncer o esperar a que naciese el bebé? Las posibilidades de volver a quedarse embarazada eran prácticamente nulas; el tratamiento hacía el embarazo inviable y abortar significaba, lamentablemente, perder toda posibilidad de ser madre.

Decidió esperar. Hoy, Paola, está a punto de finalizar su etapa escolar. Lucía, mi prima, la observa con cariño desde el cielo.


Uno de cada mil embarazos se complica con la aparición de un cáncer. Una situación difícil en la que el médico y la paciente tienen que decidir qué es lo mejor para la madre y para el feto. Por desgracia, esa decisión siempre termina con la muerte de una de ellas. Pero esta situación puede que pronto pase a la historia. Un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista médica “The Lancet” desvela que la exposición prenatal a radioterapia, quimioterapia, revisiones y medicaciones no influye en el desarrollo del bebé.      

Un equipo dirigido por Frédéric Amant, del Instituto del Cáncer de Leuven (Bélgica), realizó un seguimiento de 70 niños (nacidos de 68 embarazos) cuyas madres habían sido tratadas contra el cáncer, durante un periodo medio de 2 años y, en algunos casos, hasta cumplidos los seis. Los resultados obtenidos demuestran que sus capacidades intelectuales y su salud cardiovascular no difieren del resto de la población infantil.

Entre la semana 14 y la 35, el tratamiento ideal para tratar el cáncer en una mujer embarazada es la quimioterapia. Pasada la semana 35 está contraindicado ya que existe el riesgo de que la mujer se ponga de parto de forma espontánea.


Los ginecólogos suelen desaconsejar el alumbramiento prematuro debido a los riesgos que tienen los bebés prematuros. Sin embargo, en los casos en que la madre debe medicarse contra el cáncer, no había más remedio que tomar esta decisión. A partir de ahora, todo esto puede cambiar.

Estamos ante una buena noticia pero no todo está hecho. Hacen falta muchos más estudios que confirmen las conclusiones de este estudio. La colaboración entre oncólogos, obstetras y pediatras será fundamental para ello.    

miércoles, 15 de febrero de 2012

Champú de caballo, ¡vaya timo! Vuelven los vendedores de crecepelos



“La salud es lo que importa”, decía el famoso eslogan publicitario. Y como de conocimientos de salud no andamos muy sobrados los españoles (y el resto del mundo, tampoco) los timadores aprovechan nuestra ignorancia. Nada mejor para “forrarse” en poco tiempo que vender un producto que prometa salud y beneficios estéticos.    

En su día ya tratamos en este blog los "milagros" de la Power Balance”, de la baba de caracol”, del “veneno de serpiente”, las “bayas de Goji” y exploramos el intrincado y fraudulento mundo de los tratamientos capilares. Precisamente hoy vamos a tratar de un producto relacionado con el pelo: el champú de caballo.  

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado esta última moda: "Nos lo venden como la mejor manera de fortalecer el pelo y evitar su caída, pero en el fondo no es más que otro champú cualquiera".

Poco a poco se ha extendido el rumor entre la sociedad (apoyados por la publicidad de algunos fabricantes y las opiniones “desinteresadas” de varios famosos) de que el champú que se utiliza para que los caballos luzcan un pelo más brillante en los desfiles, fortalece sus crines. Y si este champú lo consigue con los caballos, ¿por qué no con los humanos?

Para acreditar científicamente esta tesis, alegan que contiene Biotina, también llamada B8 o vitamina H. Sin embargo, ningún estudio científico medianamente serio ha demostrado que esta vitamina tenga ninguna relación con el fortalecimiento tanto de las crines de los caballos como del cabello humano. Y mucho menos que sirva para evitar la caída del pelo.

Quienes lo han usado atestiguan que sus cabellos están ahora más limpios, con menos grasas y notan una caída menor del pelo. Y así será, pero no más que si hubiesen usado cualquier otro champú existente en el mercado. Y en cuanto a la caída, cuanto más limpio el cuero cabelludo, menos pérdidas de pelo.  

Tal como ya dijimos en el caso de las bayas de Goji o la baba de caracol, el producto no es en absoluto perjudicial para la salud humana. Pueden aplicárselo sin ningún miedo. Pero lo que no es de recibo es pagar de más por unos beneficios “milagrosos” que no tiene.                                 


Por cierto, para que no haya malentendidos: el champú no debería denominarse “de caballo” sino “para caballos” o "equino", que seguro que más de uno, al ver la botella en el estante del supermercado, habrá pensado que se han sacrificado varios equinos para conseguir el preciado líquido que hay en su interior.

lunes, 13 de febrero de 2012

Le pueden rebajar el sueldo en su empresa con la nueva reforma laboral



Ya sabíamos que la tan anunciada reforma laboral no nos iba a hacer mucha gracia. Tras varios lustros de aplazamientos, con la llegada de la crisis (más bien con la persistencia de ésta) no ha habido más remedio que coger el toro por los cuernos y realizarla. Y aprovechando que don Mariano posee, prácticamente, el poder absoluto (gobierno central, autonomías, diputaciones y ayuntamientos) en España, no se ha ido con “chiquitas” a la hora de redactarla.

Soy de la opinión de que era imprescindible realizar cambios. A ningún trabajador nos gusta que disminuyan nuestros derechos laborales (que al final es de lo que se trata), pero estaba claro de que algo no funcionaba. En pleno boom de la economía española, no logramos que el paro bajase del 8% cuando nuestros socios europeos no sobrepasaban el 5% y cuando han venido mal dadas, hemos superado fácilmente el 23% (y que pare ahí) mientras en Europa se tiran de los pelos si les aumenta más allá del 10%.

Del Decreto-ley de 64 páginas anunciado el pasado viernes, la mayoría de los españoles tan sólo nos hemos enterado de un detalle: en caso de despido, la indemnización se reducirá de 45 días por año trabajado a 33 días. Visto así, no parece tan grave y seguramente esa era la intención del gobierno de Rajoy al anunciarlo a bombo y platillo. Pero, ¿qué les parece si les digo que como mucho se podrán cobrar 24 mensualidades en lugar de las 48 de antes? Ya no nos gusta tanto. ¿Y si les digo que en caso de despido, difícilmente les pagarán más de 20 días por año y 12 mensualidades? Pues háganse a la idea porque así será en el 90% de los casos.

Para aplicarlo, el empresario sólo tendrá que demostrar que sus ventas han descendido durante tres trimestres seguidos, aunque continúe sin tener números rojos en su cuenta de resultados. Conociendo cómo nos las gastamos en España, se me ocurren bastantes fórmulas para conseguirlo. Por ejemplo, “facturando” más en “negro”. ¿Y qué pasaría si una empresa que factura 100 tiene un año fenomenal y factura 200 y al siguiente se queda en 150? ¿Se aplicaría lo de los tres trimestres de descensos si su facturación ha subido un 50% comparado con dos años antes? ¡Pues ya lo quisieran para si muchas empresas!


Siendo grave todo esto, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, se “olvidaron” de explicarnos un “pequeño” detalle incluido en el artículo 12 del Decreto-ley publicado en el BOE este fin de semana. El dichoso artículo 12 contempla la posibilidad de que un empresario podrá reducir el salario de sus empleados "cuando existan probadas razones económicas, técnicas, organizativas o de producción", siempre y cuando estén relacionadas con "la competitividad, productividad u organización técnica o el trabajo de la empresa". En otras palabras, ahora darán igual las condiciones de los trabajadores en su contrato de trabajo, en acuerdos o en pactos colectivos; si la empresa va mal económicamente o se considera que el empleado no rinde lo suficiente, su sueldo se verá reducido.

El trámite es el siguiente: el empresario deberá notificárselo al trabajador con 15 días de antelación y éste tiene tres alternativas: aceptarlo, rescindir su contrato con una indemnización de 20 días por año de servicio o impugnar la decisión y que decida un juez.

Esto si se trata de en un caso individual. Si lo que quiere el empresario es reducir los salarios a toda su plantilla, antes lo tiene que negociar con los representantes de los trabajadores, o sea, con los sindicatos, pero incluso en este caso, el empresario puede seguir adelante, generar un conflicto colectivo y esperar la decisión del juez.

Nos hemos centrado en la cuestión del salario porque es lo que creemos más relevante a la vez que injusto, pero la cosa no termina ahí ya que con el nuevo Decreto-ley, el empresario podrá alterar también la jornada de trabajo de los empleados, así como el horario y la distribución de la misma, los turnos e incluso algunas funciones, bajo la misma posibilidad de rescindir el contrato con una indemnización.

Si la función de este Decreto-ley es, según palabras del Gobierno, fomentar la ocupación, ¿alguien se cree que se crearán puestos de trabajo rebajando el sueldo a un empleado en concreto de una empresa? ¿O será más bien una forma de castigo a aquellos trabajadores que durante años han estado “tocándole las narices” al jefe?  


¿Y los sindicatos? Pues como siempre, ni están ni se les espera. Hoy han convocado manifestaciones para el día 19 y de huelga general… “ya lo decidirán los trabajadores” (palabras textuales).

Años y años negándose a realizar la más mínima reforma; lustros llenándose la boca con palabras como igualdad, derechos sociales, poder adquisitivo… Todo a la “m…” en unas pocas horas. ¿No nos habría ido mejor si los sindicatos no hubiesen sido tan intransigentes y se hubiesen adaptado, poco a poco, a las exigencias de la economía actual? 

lunes, 6 de febrero de 2012

Cayo Lara (IU) descubre como crear 3 millones de empleos



Incomprensiblemente nadie en este país había encontrado la solución mágica para acabar con el acuciante problema del paro. Menos mal que ha llegado Cayo Lara para sacarnos de esta catastrófica situación.

Mañana, 7 de febrero, cambiará el curso de nuestras vidas. El grupo parlamentario comandado por Izquierda Unida del que también forman parte ICV y CHA, defenderá en el primer Pleno ordinario de esta legislatura una proposición para crear 2,8 millones de empleos en tres años, con una inversión pública de 40.000 millones de euros y con el objetivo final de devolver la tasa de paro a los niveles anteriores a la crisis, en torno al 8 o 9 por ciento.

¿Cómo conseguirlo? Cayo Lara, coordinador federal de IU, lo tiene claro: la solución pasa por contemplar nichos de trabajo existentes en la Administración de Justicia, en la Agencia Tributaria, Inspección de Trabajo y también mediante un "gran plan" de reforestación y otro de empleo público.

¡Acabáramos! ¡Más funcionarios!, pensarán muchos de ustedes. Pues si y no: Cayo Lara también piensa en la empresa privada y propone la creación de nuevos puestos de trabajo a través del apoyo a las pequeñas y medianas empresas mediante la instauración de la jornada laboral de 35 horas (suponemos que con el mismo sueldo, claro).


Cada día que pasa estoy más convencido en la autenticidad de la teoría de los universos paralelos. Cayo Lara es un buen ejemplo de ello. No se puede estar más lejos de la realidad ni se pueden decir más barbaridades económicas en cuatro miserables frases. ¿No le sirvieron de escarmiento los 14.000 millones de euros malgastados en los dos Planes E de Zapatero? Más del doble de lo que espera recaudar Rajoy con la confiscación de parte de nuestras nóminas se desperdiciaron arreglando aceras por media España. ¿Y para qué sirvió? Para dar trabajo a algo más de 200.000 personas durante seis meses y luego... otra vez al paro, a acompañar a los otros cinco millones de españoles que no tienen trabajo gracias a la buena labor del gobierno que presidía ZP.

¡40.000 millones! ¿De donde van a salir? ¿Los va a poner Cayo Lara de su bolsillo? Para un político que vive de nuestros impuestos, no parece muy decente una proposición de este tipo.  

Es la magnificación de la política que nos ha llevado a este desastre: más funcionarios; más gasto; más deuda pública, menos horas de trabajo, más prestaciones sociales... para que cuando estemos en la ruina y nos tengan que volver a prestar dinero, tengamos un ajuste todavía más brutal que el actual. Total, aunque suban los impuestos, como él pertenece a la “casta política”…
Si ya no pueden pagar los sueldos de los tres millones y medio de funcionarios que existen en España, ¿cómo van a sostener a tres millones más? Sobredimensionando el Estado no saldremos de ésta.


Tal como decíamos antes, ustedes cobran (y mucho) gracias a nuestros impuestos: ¡Dedíquense a buscar soluciones y déjense de memeces que sólo sirven para llenar de falsas esperanzas los corazones de cinco millones de españoles que no pueden encontrar un trabajo!
Esa demagogia es cruel, señor Lara; es usted muy cruel al prometer imposibles.
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