sábado, 28 de septiembre de 2013

El Photoshop de los famosos perjudica la salud de la población



Una de las características más destacables del ser humano es la de ser presumidos. Por mucho de que algunos lo nieguen, a todos nos gusta que se nos vea bien y, si es posible, que incluso tengan envidia de nuestro cuerpo. No es nada nuevo ya que arqueólogos que trabajan en Egipto han descubierto recientemente que Cleopatra ordenó en su día “retocar” sus bustos para que las generaciones venideras admiraran su belleza.

Pero desde la llegada de la informática y más concretamente del “Photoshop”, ésta moda se ha extendido a toda la sociedad y no hay político, actor, cantante, modelo o incluso su vecina del quinto que no utilice esta técnica antes de enseñar sus fotografías.


Dos científicos del Darmouth College, Hany Faid y su alumno Eric Kee, han diseñado un método informático que desenmascara a todos aquellos que han decidido quitarse unos años o quizá unas arrugas o unos “kilitos” de más. 
 
A través de 450 imágenes originales y las correspondientes fotos retocadas que habían sido publicadas en Internet, lograron con una técnica matemática determinar ocho criterios geométricos y fotométricos en ellas. A continuación combinaron estos parámetros para cada par de fotos lo que dio un índice de manipulación de las fotografías.
Posteriormente pidieron a 350 observadores independientes que clasificaran estos pares de fotos del uno al cinco desde muy similares a muy diferentes e incorporaron los resultados al modelo para obtener un grado medio de retoque por foto.


Según los investigadores, su sistema servirá para que el público pueda averiguar de forma sencilla hasta qué punto se ha alterado la imagen de la persona que está observando. Su objetivo no es sacar a la luz pequeñas manipulaciones en el color o en el tamaño que pudieran denominarse como “normales” sino desenmascarar aquellos retoques digitales más extremos que puedan resultar peligrosos para la población a la hora de querer imitar a sus famosos más queridos.


Y es que estas fotografías completamente irreales de celebridades pueden conllevar desórdenes en la alimentación como la anorexia o la bulimia, tanto en adultos como en niños descontentos con su cuerpo o casos de ingestión de hormonas y anabolizantes si de lo que se trata es de imitar los poderosos bíceps o las marcadas “tabletas” de sus ídolos.

Que una cosa es ser presumido y otra caer enfermo por querer lograr unos resultados que solo se pueden conseguir mediante el “Photoshop”.         


viernes, 20 de septiembre de 2013

España volverá por fin al horario de Greenwich (una hora menos)



¿Cuántos millones de veces ha oído la famosa frase de “una hora menos en Canarias”? Pues está a punto de no escucharlo nunca más.

La subcomisión del Congreso de los Diputados para el estudio de la racionalización de los horarios, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la corresponsabilidad acaba de aprobar un informe de medidas que, entre otras muchas, incluye una propuesta para que el gobierno de España realice un estudio socioeconómico para conocer en detalle cuál sería la incidencia económica global de un posible cambio de huso horario en España, recuperando la antigua vinculación al huso horario de Greenwich (una hora menos).


Seguro que muchos de ustedes se han preguntado en alguna ocasión por qué España tiene el mismo horario que Alemania, Francia, Italia o Polonia estando mucho más al oeste y no el del Reino Unido (horario GMT o de Greenwich) cuando el mismo meridiano que da nombre a este horario cruza tanto por Londres como por el este de España (Cataluña y la Comunidad Valenciana). El asunto viene de lejos, concretamente de la Segunda Guerra Mundial. Durante la contienda, por motivos logísticos, los países con el horario del meridiano de Greenwich adaptaron sus horarios al huso centro alemán. Una vez finalizada la guerra, todos los países volvieron a retrasar una hora sus relojes excepto, no sabemos por qué motivo, España. Ahora se quiere subsanar este error.

¿Y por qué hablamos de error? Pues porque, según esta subcomisión del Congreso, el vivir con una hora de adelanto, es decir, que se haga de día o de noche una hora más tarde, nos provoca un déficit en productividad, en competitividad, en conciliación de la vida laboral y familiar y en corresponsabilidad entre hombres y mujeres con respecto al resto de países europeos. ¡Casi nada!

En España la jornada laboral comienza de media a las 9.00, una hora más tarde que en otros países europeos. Dedicamos a comer dos horas, por lo general de 14.00 a 16.00 cuando nuestros colegas lo han hecho a las 13.00 y usando no más de tres cuartos de hora. Poco a poco vamos perdiendo horas, haciendo que cuando nuestros vecinos abandonan su trabajo hacia las 18.00 de la tarde a nosotros nos quedan todavía dos horas por delante. Luego, también cenamos más tarde y cuando, por ejemplo, los ingleses están metiéndose en la cama a eso de las 22.30 los españoles disfrutan de su "prime time" en la televisión, que se produce a las 22.28 minutos de media. La jornada laboral se eterniza y le podemos dedicar muy poco tiempo a nuestra vida familiar.

Según los expertos, nuestro cuerpo necesitaría estar comiendo a la una de la tarde, cenando entre las ocho y las nueve y durmiendo, o por lo menos descansando en la cama, mucho antes de la medianoche.   


De momento, el informe será remitido al Pleno de la Cámara para su debate y votación, pero si tenemos en cuenta que la subcomisión estaba constituida por tres miembros de cada uno de los tres principales partidos del Congreso, PP, PSOE  y CiU y allí ha sido aprobado este informe, dentro de un mes se podría estar votando (y aprobando) la vuelta al horario de Greenwich.

¿Nos acostumbraremos a que oscurezca a las cuatro de la tarde en invierno o a que amanezca antes de las cinco en verano?

PD. Dos anotaciones: de poco servirá cambiar la hora si no se reeduca también a jefes y directivos en la creencia de que cuantas más horas se hacen, más se trabaja. Y segunda, tampoco vendría mal que las televisiones adelantasen un tanto el “prime time” en sus programaciones. A pocos españoles les gusta irse a la cama sin haber visto el final de su programa favorito.   

lunes, 16 de septiembre de 2013

Todavía malgastamos 1.000 millones al año con las televisiones autonómicas


 

Tras décadas de despilfarros, la crisis y la consiguiente falta de ingresos vía impuestos, ha provocado que las administraciones públicas no hayan tenido más remedio que recortar sus gastos. A marchas forzadas y muy a su pesar.
Quienes más han tenido que recortar sus gastos han sido quienes más derrochaban: las comunidades autónomas. Pero lo han hecho de manera, podríamos decir que “selectiva”. Cobran por las medicinas y cierran numerosos ambulatorios pero no rebajan el número de cargos públicos; aumentan la ratio de alumnos en las clases y no renuevan los contratos temporales de los profesores, pero no cierran las ruinosas “embajadas” autonómicas en el extranjero; eliminan subvenciones a los grupos más desfavorecidos, pero no disminuyen el tamaño de sus televisiones autonómicas Precisamente de esto último les quiero hablar: de las escalofriantes fianzas de las televisiones autonómicas.

¿Saben cuánto nos costarán estos entes? Pues alrededor de ¡1.000 millones de euros en 2013 entre subvenciones y pérdidas de explotación! Las cifras marean: TV3 perdió el año pasado más de 6 millones de euros a pesar de recibir una subvención de 225 millones; Canal9 recibió 68 millones y perdió 171; Telemadrid fue subvencionada con 71 millones para perder 115; Canal Sur ha recibido 118 millones; la ETB 105; TV Galega 95… y así todas y cada una de las 12 televisiones autonómicas que tenemos en España. 


Desde que Artur Mas es Presidente de la Generalitat (y aun no hace tres años) TV3 ha recibido 893 millones de euros en subvenciones de los contribuyentes; Canal Sur acumula subvenciones de más de 1.000 millones de euros en cinco años y Canal9, a pesar de las subvenciones, acumulaba una deuda de más de 1.000 millones de euros con unos fondos propios negativos de 1.217 millones. 

¿Por qué pierden tanto dinero? Pues porque mientras los gastos son estratosféricos, los ingresos por publicidad resultan ridículos: TV3 se puede dar con un canto en los dientes ya que recaudó 70 millones (menos de una cuarta parte de sus gastos), pero ¿qué palabra podríamos emplear para calificar los 13 millones de ingresos de Telemadrid o los 17 de Canal9? Ninguna empresa privada podría mantenerse con vida más de un año con estas cifras.

El escándalo es todavía mayor si se nos ocurre comparar las cifras de las televisiones autonómicas con las de las televisiones privadas. Así, mientras Mediaset ingresa anualmente cerca de 900 millones con una plantilla de 1.100 trabajadores y Antena 3 factura por publicidad 740 millones con 700 empleados, TV3 apenas ingresa 70 millones y cuenta con una plantilla de 2.571 trabajadores; Telemadrid 13 millones con cerca de 1.000 empleados y Canal9 17 millones con 1.700 asalariados.


Y el asunto va e irá a peor: al ingresar menos se recortan gastos con lo que se empobrece la oferta televisiva. El resultado de ello es una menor audiencia y una mayor dificultad para acudir al mercado publicitario a por nuevos ingresos. Una espiral negativa de la que es muy difícil salir.

Todas estas pérdidas soportadas por los españoles podrían perdonarse si realmente estas televisiones cumplieran con su principal objetivo: el de ser un servicio público. Es indudable que no lo consiguen y los espectadores les dan la espalda.  Las audiencias son ridículas: TV3, ETB y TVG apenas superan el 10% y Telemadrid y Canal9 no llegan ni al 5%. Así es difícil justificar este dispendio para las arcas públicas ¿verdad?

Con una programación que poco tiene que ver con el servicio público y que apenas sigue uno de cada diez ciudadanos y pérdidas cuantiosas que vacían las arcas públicas, ¿por qué no las cierran? Todos ustedes conocen la respuesta: el interés político es enorme; antes cerrarían un hospital o un colegio que una televisión pública. Si lo hiciesen, ¿dónde colocarían a todos esos políticos que no caben en la administración? ¿Qué medio utilizarían los gobernantes para adoctrinar a sus ciudadanos?  ¿Cómo les convencerían para que les siguiesen votando?

martes, 10 de septiembre de 2013

Rafael Casanova no acudiría a Vía Catalana… ni a los actos de la Diada


 
El prestigioso escritor catalán Josep Pla decía: “¿Tendremos algún día en Cataluña una auténtica y objetiva historia?, ¿tendremos una Historia que no contenga las memeces de las historias puramente románticas que van saliendo?” "La historia romántica es una historia falsa".

El nacionalismo catalán ha logrado encubrir, ocultar y manipular la historia hasta hacerla irreconocible  gracias a una nómina de historiadores que han reescrito la historia del Principado como les hubiera gustado que hubiera sido y no como realmente fue. Una historia romántica, de cuento de hadas, que no aguanta ningún análisis historiográfico mínimamente riguroso

Una de esas “memeces” a las que se refiere Josep Pla es precisamente la que se conmemora mañana, 11 de septiembre, día de la Fiesta Nacional de Cataluña o Diada. Durante los actos que se repiten año tras año, se le rinde homenaje a Rafael Casanova, considerado por los nacionalistas como primer mártir de la independencia. ¿Realmente ocurrieron los hechos tal y como nos quieren hacer creer los nacionalistas catalanes?


La historia surge a raíz de la muerte sin descendencia del rey Carlos II en el año 1700. Tras una existencia enfermiza por culpa de la consanguinidad y sin posibilidad de engendrar descendencia, dejó a España sin un sucesor al trono.  

Como, al parecer, ni entonces ni ahora se puede vivir sin Rey, se desató una lucha encarnizada entre las distintas monarquías europeas por conseguir la corona de España y, con ello, la gran herencia que representaba el todavía mayor imperio del mundo. Es la Guerra de Sucesión, que enfrentará al archiduque Carlos de Austria, hijo de Leopoldo I, y a Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV.

Era una guerra que enfrentaba dos modelos de gobierno y de sociedad completamente diferentes: de una parte, el archiduque Carlos representaba el tradicionalismo y la defensa de un modelo de estado que hoy se podría entender como “autonómico”, con la defensa de las jurisdicciones propias, los fueros y los privilegios. Por la otra, Felipe de Borbón representaba el centralismo y un acentuado liberalismo. Los catalanes (salvo excepciones como Vic y Cervera) apoyaron al primero.

Tras un inicio de la guerra en la que parecía que el archiduque se llevaría la victoria (sobre todo tras su entrada en Madrid), las tropas borbónicas recuperaron terreno tras la victoria de Almansa en 1707 y siguieron cosechando victorias hasta que a mediados de 1713 llegaron a las puertas de Barcelona empezando un asedio que duraría más de un año.

Es en este momento cuando aparece en escena nuestro protagonista. Rafael Casanova, miembro de una familia de la burguesía vinculada a los Austrias, entró como consejero tercero de Barcelona en 1706. Fue durante el asedio cuando Casanova fue nombrado “Conseller en cap” o máxima autoridad de Barcelona. Tras varios meses de situación desesperada, el 11 de septiembre las tropas borbónicas ejecutaron el asalto final a la ciudad,  momento en el que Casanova apareció en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia resultando herido. Ante la inminente caída de Barcelona, algunos parientes y amigos de Casanova difundieron la noticia de que había muerto en combate.


Éste es el hecho que convirtió a Rafael Casanova en héroe y estandarte del nacionalismo. Pero no entonces sino casi dos siglos después, a finales del XIX. En realidad, el “Conseller en cap”  no murió aquel día, sino que tras recuperarse de sus heridas, fue amnistiado por Felipe V en 1719 y ejerció como abogado hasta 1737, diez años antes de morir.  

Un episodio que tenemos que destacar en toda esta historia es que cuando el 11 de septiembre de 1714 los barceloneses deciden claudicar ante el ejército de Felipe de Borbón, Rafael Casanova edita un bando que resume el sentido español de los ideales por los que lucharon esos hombres. "Salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de los españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España".

Leído detenidamente el bando, ¿alguien puede adivinar en estas palabras cualquier amago de nacionalismo o de separatismo? Al menos, yo no.
 
 
Con el paso de los años, esta versión “retocada” de la historia (con la ayuda inestimable del sistema educativo y de los medios de comunicación al servicio del nacionalismo separatista) se ha ido imponiendo en la sociedad catalana y ha conseguido fomentar ése antiespañolismo que perseguía.

Pero no todos están dispuestos a callar y otorgar.  Pilar Paloma Casanova y Barón, duquesa de Maqueda y marquesa de Astorga, descendiente directa de Rafael de Casanova ha concedido una entrevista en la que reivindica a su antepasado que, según ella, era un "patriota español" y denuncia que el nacionalismo y el independentismo "tergiversen y adulteren la historia de España" en relación con el conseller en cap en 1714. También denuncia la “burda manipulación histórica” a la que está siendo sometida la figura de su antepasado, convertido hoy por el nacionalismo en una suerte de caudillo independentista al que honran con simbología que a él "le horrorizaría".


Artur Mas ha propuesto para mañana la “Vía Catalana”, una especie de cadena humana que, según sus cálculos, cruzará los 400 kilómetros de territorio catalán y ha equiparado este proyecto independentista (ni más ni menos) con la lucha contra la segregación racial de Martin Luther King.

Estoy seguro de que Rafael Casanova (de estar entre nosotros) no se ataría con esta cadena. Y dudo mucho que acudiera siquiera a depositar flores ante su monumento.

 PD. Siempre me he preguntado por qué en Cataluña celebran su fiesta nacional (o Diada) conmemorando una derrota. ¿No tenían nada mejor que celebrar?