jueves, 7 de marzo de 2019

El ruinoso cine español: 27 películas con menos de 300 euros de recaudación en 2018




”Este Gobierno se compromete a apoyar incondicionalmente el mundo de la cultura española”. Estas palabras, más o menos literales, han sido pronunciadas en numerosas ocasiones por nuestro flamante presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y no solo por él, con anterioridad también las han dicho Rajoy, Zapatero…

¿Y en qué se basa ese apoyo? Pues, como ya habrán adivinado, vía subvenciones y otras prebendas concedidas, habitualmente, a sus amiguetes y correligionarios de partido.

El cine es un buen ejemplo de ello. En 2018, las películas españolas recaudaron poco más de 100 millones de euros en las salas comerciales. Si tenemos en cuenta que se concedieron más de 80 millones de euros en subvenciones, tendremos que reconocer que el sector es una ruina. Los españoles pagamos a través de nuestros impuestos unas películas que nadie, o casi nadie, tiene interés en ver. Y si acudimos a las salas, las pagamos dos veces, como diría el gran crítico cinematográfico Carlos Pumares. Les dejo algunos ejemplos de afluencia a las salas o recaudación:

- “Tahib”, un espectador y cinco euros de recaudación.

- “Casals, la fuerza del silencio”, 14 espectadores, 30 euros de recaudación.

- “Tierras construidas”, 9 espectadores y 46 euros de taquilla.

- “Josep Renau, el arte en peligro”, “Corrupcion, el organismo nocivo”, “El Último Fracaso”, “Nidos desnudos”, “InDISCutible”, “La Voz en lucha”, “Nopoki, yo vengo”, “Ternura y la tercera persona”, “Sin novedad”. Ninguno de estos largometrajes llegó a los 100 euros de recaudación.


- “Tigernaut, la patria de las mujeres íntegras”, 32 espectadores y 118 euros en entradas.

-“Tus desperdicios y otros manjares”, menos de 200 euros en taquilla.

- “El cuaderno de barro”, 21 personas compraron la entrada con un total de 149 euros de recaudación.

- “Maniac Tales”, “O tempo futuro”, “Buscando a Dieneba”, “El pintor de calaveras”, “Puta y amada”, “Telúrico”, “En tránsito”, “Directos Z”, “El vendedor de ilusiones”, “La rusa”, “Cantábrico”, “Las postales de Roberto”. Todas ellas con menos de 300 euros de recaudación.


Aunque parezca increíble, son 27 las películas españolas que no han llegado ni a los 300 euros de ventas en taquilla. En cualquier otro sector, la empresa que las hubiera producido habría quebrado y sus dirigentes, ante tamaño fracaso, quedarían marcados para futuros negocios. En el mundo de la cultura española no ocurre nada parecido: reciben la subvención, pagan los gastos, se embolsan un buen pico y, al siguiente año, otra bodrio-película y a seguir viviendo del cuento. Y quien dice una, dice dos, tres… cuantas más hagan, más subvenciones.


Porque los españoles no solo subvencionamos películas cuyo público objetivo sean minorías, favoreciendo con ello la diversificación de la cultura, aunque su audiencia sea, previsiblemente, baja. Pagamos por todas, incluso por aquellas como “Superlópez”, “El mejor verano de mi vida”, “La tribu”, “El cuaderno de Sara” o “Campeones”, que recaudaron más de 5 millones en taquilla (“Campeones” casi 20) y que fueron subvencionadas con un millón de euros por película.

Si no tienen éxito, los contribuyentes pagamos y participamos en las pérdidas. Si lo tienen, continuamos pagando y ellos se llevan los beneficios. ¿Y nos quejábamos del sector bancario?



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