100.000
árboles son muchos árboles. Sobre todo, para una provincia como la de Alicante
en la que la desertización avanza a todo gas. Si ustedes la recorren de sur a
norte comprobarán que tan solo en el último tercio, el norte, aparece una
vegetación aceptable. Pues bien, por orden de la Generalitat Valenciana,
100.000 de esos árboles (almendros en su mayoría) que pueblan los campos del
norte de la provincia ya se han arrancado. Y la cosa no va a detenerse ahí. Ni
de lejos.
La
culpa, en un principio, la tiene la “xylella fastidiosa”, una bacteria
patógena, sin cura conocida, que afecta a un buen número de árboles de interés
agrícola, ornamental y forestal, sobre todo a los almendros. La bacteria se
aloja en la xilema de la planta (los conductos por donde circula el agua y los
nutrientes) provocando que se vaya secando hasta que muere. La transmisión
entre árboles la efectúan insectos denominados hemípteros chupadores, que se
alimentan absorbiendo las sustancias que circulan por la xilema del árbol
enfermo. Al picar en otro sano, le transmiten la bacteria. El radio de acción
de estos insectos es de 100 metros aproximadamente.
Disculpen
la disertación científica, pero era necesaria para comprender porqué la
Generalitat se ha lanzado a la “cruzada” de exterminar cualquier almendro que
se cruce en su camino. Según ellos, la Unión Europea les obliga a erradicar
cualquier árbol infectado y todos los que estén a 100 metros a la redonda
(pueden ser cientos de árboles), que es la distancia que pueden recorrer los
insectos, para no poner en peligro a otros territorios. ¿Y funciona? A los
datos me remito: lo que comenzó como una anécdota que afectaba a unos pocos
cultivos de una población alicantina de la costa, todavía no hace ni dos años, se ha extendido por todo el
norte de la provincia, llegando a 73 poblaciones, 2 de ellas en la vecina
provincia de Valencia. Llámenme loco, pero creo que la deforestación no es la
mejor solución.
Y
esta misma opinión es la que tienen en la organización agraria ASAJA, en la
Asociación de Afectados por la Xilella Fastidiosa de Alicante (AXFA) y en
numerosas organizaciones ecologistas que opinan que la táctica que emplea la
Generalitat se está revelando como ineficaz y que, pese a cortar 100.000
árboles, no ha garantizado la eliminación de la bacteria, además del grave
impacto medioambiental y económico que favorece la despoblación de zonas
rurales, ya de por si bastante envejecidas y despobladas.
Las
declaraciones de Carmen Vañó, de AXFA, son reveladoras: “la xylella ha venido
para quedarse y no tiene sentido arrancarlo todo cuando está quedando
demostrado que la plaga sigue extendiéndose. Insistimos en la necesidad de
pasar a la contención”.
La
contención de la que habla la señora Vañó ya se ha probado en el sur de Italia,
lugar en el que se tuvieron las primeras noticias de la plaga, y ha funcionado.
¿Por qué se niega la Generalitat a aplicarla? Según ellos, no es una opción
viable porque tendría que ser aprobada por la Comisión Europea y por los 27
miembros. Pero, ¿se lo han preguntado?
Mientras
los almendros caen a miles todos los días, una última consideración. La
Comunidad Valenciana está gobernada por un tripartito formado por PSOE,
Compromis y Podemos. ¿Imaginan que la decisión de deforestar el norte de la
provincia de Alicante la hubiese tomado un gobierno del PP? Seguro que sería la
noticia de apertura de todos los informativos. Una guerra.
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