Tras
más de dos meses exhibiendo en las puertas de sus establecimientos el famoso
cartel de “no tenemos mascarillas, ni geles, ni guantes, ni alcohol”, las
farmacias españolas han conseguido, al fin, abastecerse de mascarillas para
vender a la necesitada población española.
No
ha sido fácil; el mercado está imposible: son escasas y carísimas. Y tampoco
han contado con la colaboración del Ministerio de Sanidad que, a pesar de tener
centralizado todo el poder de la sanidad española, tanto la gestión como las
compras de material, todavía anda buscando al asiático que le vendió los test
defectuosos, que fue lo único que lograron comprar, porque de EPI´s y
mascarillas, nada de nada.
Pero
su gozo en un pozo. Cuando apenas habían pasado un par de días desde que las
pusieran a la venta, el Gobierno de España, aprovechándose del estado de
alarma, les ha obligado a venderlas a un precio máximo: 0,96 euros por unidad.
No reaccionaron durante dos meses para comprarlas, pero para imponer su
intervencionismo, sólo han necesitado unas horas. ¿Y qué pasa ahora con el
stock que tienen las farmacias, comprado a tres euros o más? Pues a vender a
pérdidas, porque el Gobierno impone su precio, pero no se hace cargo de la
diferencia. ¡Qué fácil es jugar con el dinero ajeno!
La
reacción de las farmacias es automática: no compro más. Ya se encargará el
Ministerio de facilitárselas a los ciudadanos. El desabastecimiento está asegurado.
Pero
el problema no termina aquí. Ante su incompetencia a la hora de moverse en
mercados de compras muy profesionalizados (no como ellos), el Gobierno propuso
a empresas textiles españolas que adaptasen sus fábricas (gracias a subvenciones que pagaremos entre todos) para proporcionar
todos los elementos de protección necesarios a la sanidad pública. Según su
propaganda, pretendían no depender del gigante chino y fortalecer el tejido
productivo español, evitando de paso que cerrasen nuestras empresas.
Muy
bonitas las palabras, pero los hechos, una vez más, les contradicen.
Vendiéndolas a 0,96 euros, el farmacéutico debe ganar algo para poder pagar sus
gastos, existe el transporte, la distribución, el embalaje, algún mayorista, el
almacenaje, etc. Con todos estos costes, la fábrica difícilmente podrá vender
las mascarillas a más de 0,25-0,30 euros la unidad. O sea, trabajarán con
costes españoles, pero con precio de venta chino. Muchos ya han parado las
máquinas y solicitado un ERTE.
Y
para finalizar, la cantidad. No sé a qué lumbreras se le habrá ocurrido. Desde
luego a uno que no ha trabajado nunca en un comercio. Pongo la mano en el fuego
a que no habrá ni una sola persona que pague con monedas los 0,96 exactos. Como
poco, dejarán en el mostrador una moneda de euro. Si se venden 100 al día,
¿saben lo que supone tener 400 moneditas de céntimo todos los días para
devolver a los clientes? Eso por no hablar del toqueteo de cientos de monedas con
el consiguiente riesgo de contagio del coronavirus. Desde luego, no conozco a muchos
que paguen con tarjeta (tal como se nos aconseja) una compra de 0,96 o de 1,92
euros si es que compran dos mascarillas.
0,96,
el número que retrata el desastre en la gestión que el Gobierno de Pedro
Sánchez está llevando a cabo con la pandemia. Si en un tema tan sencillo como
éste meten tanto la pata, que Dios nos coja confesados con todo lo demás.
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