Realmente no son euros y ni siquiera están acuñados
en Cataluña, pero la región española cuyos dirigentes aspiran a independizarse del
resto de España ya pueden presumir de tener moneda “oficial”: el euro de la República Catalana.
Un grupo variopinto de ciudadanos catalanes ha creado la
primera, podríamos denominar, moneda del futuro “Estado Catalán”: una edición
limitada de 8.000 monedas, 1.000 de cada valor facial (2 euros, 1 euro, 50
céntimos, 20 céntimos, 10 céntimos, 5 céntimos, 2 céntimos y 1 céntimo), sin
ningún valor real, pero fabricados a imagen y semejanza de los euros oficiales
y que muy fácilmente se pueden confundir con ellos.
Los participantes en este nuevo episodio independentista se
cuidan muy mucho de hacer públicas sus identidades pero, al parecer, el
“ideólogo” de esta acción se llama Miquel, reside en un pueblo de la montaña
leridana y reconoce que “han aprovechado una situación favorable para emitir y
distribuir las piezas” que venden en una carterita con los ocho valores al
módico precio de 10 euros. De los 10.000 euros obtenidos (porque ya las han
vendido todas), el 20% ha sido entregado como “donación a la causa”, a una
entidad que trabaja a nivel local para el “advenimiento de nuestro país”,
aunque en algunos comentarios en redes sociales ha reconocido que “trabaja para
la liberación de nuestro país”.
No todos los participantes en esta aventura numismática son
de la misma opinión que Miquel. Así, uno de los distribuidores de la cartera,
Antonio, estanquero en Lérida y subastador de monedas y antigüedades en eBay,
dice que “pone a España por delante” y que el proyecto de la Cataluña independiente
“va a acabar mal”. Pero no importan las
disquisiciones ideológicas, ya conocen que para los catalanes “la pela es la
pela” y de momento ya ha vendido 40 estuches a un precio bastante superior y
los pedidos le siguen llegando.
Para fabricarlas, pidieron presupuesto a varias empresas
catalanas pero los costes no daban para hacer “negocio” con la independencia.
Así que, ni cortos ni perezosos, se fueron hasta China, a una fábrica de fichas
para máquinas tragaperras que utilizan prensas de gran tonelaje similares a las
utilizadas por las cecas nacionales encargadas de emitir monedas de curso
legal.
En estos “euros catalanes”, en lugar de la efigie del Rey
aparece la imagen de un niño que levanta la mano al coronar un “casteller”. En
las de 50, 20 y 10 céntimos es Sant Jordi luchando contra el dragón el que
ocupa en anverso y en las pequeñas, de 5, 2 y 1 céntimo, la imagen elegida es
el Ave Fénix ya que, según argumentan estos numismáticos, es un símbolo catalán
porque proviene del diseño que el arquitecto Lluis Domenech realizó para la
revista “Renaixensa” a mediados del siglo XIX.
Después de Colón y El Quijote, ahora le toca al Ave Fénix. ¡Van a por
todas!
En realidad, estos “euros catalanes” tienen un milímetro
menos de diámetro, el borde es liso y no están producidas con las mismas
aleaciones metálicas que los euros verdaderos. Además, tampoco se ha adoptado
el símbolo ni la palabra euro ni se han colocado las estrellas de cinco puntas.
¿Por qué todas estas “imperfecciones”? Muy sencillo: el Parlamento Europeo y se
reglamento (UE 1210/2010) mantiene prohibida la fabricación, venta, importación
y distribución de cualquier “moneda”, “medalla” o “ficha” si el tamaño está
dentro de la gama de referencia o el diseño y los símbolos son similares al
euro. Está considerada una infracción administrativa cuya multa puede superar
el medio millón de euros. No nos extraña que estos secesionistas escondan sus
nombres a toda costa.
El objetivo es evitar que estas réplicas se puedan utilizar
como sustitutas de las monedas legales: con la cantidad de diseños que tiene el
euro, estos de la “República Catalana” colarían fácilmente como buenos.
Para
que fuesen “legales”, aparte de pedir autorización a la Dirección General
del Tesoro y Política Financiera (algo que, por supuesto, no han hecho), deben
llevar un NO en el anverso o en el reverso, hacerles un agujero central
superior a seis milímetros o tener una forma poligonal de hasta seis caras.
Ah!, también serían legales si se hubiesen fabricado con oro, plata o platino.
Naturalmente, esta última opción ni siquiera se les pasó por la cabeza a estos
numismáticos catalanes. ¡Independentistas sí, bobos no!
Dicen que están preparando una segunda edición corregida y
aumentada. Si alguno de ustedes les conoce y quiere que colaboren con la Hacienda Pública
como hacen el resto de los españoles, ya saben donde tienen que dirigir un correo electrónico anónimo. Que esto de
política tiene poco y de chanchullo económico, mucho.
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