No es nada nuevo. Siempre ha existido aunque se mantenía en
secreto. Ahora muchas personas continúan practicándolo pero han decidido ser
más honestas y reconocer públicamente que lo practican. Estamos hablando del
poliamor. ¿Y qué narices es eso?
Poliamor podríamos denominarlo como una relación múltiple de
pareja. Si lo habitual es que dos personas formen una pareja y mantengan esa
relación, en éste caso cada persona forma varias parejas y éstas a su vez, lo
hacen con otras personas. Algo así como si en una relación heterosexual, un
hombre tuviese tres mujeres y éstas a su vez compartiesen su vida con otros dos
o tres hombres.
No se trata de poligamia, ya que en ese caso sólo uno de los
integrantes de la pareja se junta con más personas ni es el típico rollito de
una noche o los típicos “follamigos”; aquí la relación no se basa sólo en el
sexo sino que tiene una gran importancia la convivencia, el afecto, la
complicidad y el amor hacia la otra persona. Sólo que en lugar de una, son
varias.
A simple vista, todo esto parece un lío monumental. Si ya
resulta complicado cuidar, mantener y conseguir ciertos niveles de compromiso y
afectividad con otra persona, imaginen lo que puede llegar a ser cuando se
juntan con más de una y ellas, al tiempo, están unidos sexual y
sentimentalmente a otros. Por ello, no todas las personas valen para realizar
esta práctica.
Es imprescindible que quien entre en este tipo de relaciones
sepa cuáles son las reglas, dónde se están metiendo y qué se van a encontrar ya
que una relación de poliamor debe ser ética, honesta y que tenga el máximo
respeto hacia la pareja. No tiene por qué ser para toda la vida: unas
relaciones son posibles y otras, por mucho que se intente, no. Nada de celos, de echar en cara y de pasarlo mal.
No todas las personas sirven para practicarlo. Aparte de una
gran madurez y, suponemos que muchas ocasiones, sangre fría, se debe tener una
cierta independencia económica por parte de todos sus miembros. En caso contrario, la
relación podría pasar de voluntaria a necesaria y perder la imprescindible
libertad que requiere.
¿Se apuntan? Pido disculpas, pero yo, creo que no.
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