Aunque ahora muchos se echan las manos a la cabeza, era algo
que, desgraciadamente, se veía venir. Si un grupúsculo de profesores universitarios
de extrema izquierda, con un ideario posmarxista y utópico, sin ninguna
experiencia en la economía real y con abundante palabrería demagógica (léase
Podemos) están logrando convencer a millones de españoles de las bondades de su
discurso, ¿por qué no probar por el otro extremo, por la derecha más radical? Dicho
y hecho. Pero sin calentarnos la cabeza, no ejercitemos en demasía las neuronas
que igual no nos llega; con copiar lo que ya funciona en otro sitio, nos basta.
El pasado 27 de octubre se inscribió en el Registro de
Partidos Políticos del Ministerio del Interior el partido griego Amanecer
Dorado en su versión hispánica. Este partido (por llamarlo de alguna forma) se
fundó en 1985 en el país heleno. De ideología ultranacionalista, se caracteriza
por una irracional oposición a la inmigración, a la que responsabiliza del
aumento de la criminalidad, de la desastrosa situación económica y de la
disolución de la patria. En su ideario defienden la “raza helénica pura”, prohíben
los matrimonios interraciales, fomentan la donación de sangre para gente de “pura
raza griega”, apoyan un banco de empleo vetado a inmigrantes y piden reinstaurar la pena de muerte para los inmigrantes culpables de crímenes
violentos (para los criminales griegos no) y la protección de las fronteras con
minas antipersona y vallado de electrocución.
Seis de sus miembros, entre los que se encuentra su líder
Nikos Michaloliakos, están en prisión preventiva acusados del asesinato de un
rapero antifascista, de un inmigrante paquistaní, de agresiones varias a
extranjeros y de una treintena de delitos adicionales en grado de tentativa o
comisión. Unos “angelitos” como pueden comprobar.
Pero no crean que estos cafres están solos: su discurso ha
calado en la desesperada e indignada sociedad griega (¿les suena a Podemos en
España?) y ya cuenta con 18 representantes en el Parlamento nacional y en las
pasadas elecciones europeas consiguió que les votasen más de un 9% de los ciudadanos.
Sus primeros pasos en España los están dando en la provincia
de Alicante, concretamente en la ciudad de Alcoy donde han abierto la primera
sede nacional en la Avda. de la Alameda nº 67. Al parecer, su Presidente,
Antonio Vicedo Valdés, se mueve desde hace años en los círculos de la extrema
derecha y en 2008 encabezó la candidatura por Alicante de “Alianza Nacional”,
partido en cuyo ideario aparece la defensa de la nación, de la raza y de la
sangre española, llegando a afirmar que “no reconocemos como ciudadanos ni como
españoles a toda aquella gente que no tenga nuestra sangre ni sean de nuestra
raza”. Entre sus logros figura su detención por la Policía Local de Alcoy en
2001 cuando pegaba carteles con propaganda de ultraderecha y el haber formado
parte del Círculo de Estudios Indoeuropeos, organización neonazi desarticulada
en 2004 por la policía autonómica catalana por apología del odio racial y la
violencia. En el listado de datos también aparecen Isidro del Campo como
secretario y Cristian Martínez como tesorero.
Al igual que lo que ocurre en España con la extrema
izquierda, en media Europa se está produciendo un auge inexplicable de la
extrema derecha. Además de Grecia, este movimiento
se extiende con fuerza en Alemania y en los países nórdicos por no hablar de
Francia donde el Frente Nacional puede ser el partido más votado según las
últimas encuestas. Sin embargo, en España sus resultados electorales son muy
pobres. Por ponerles un ejemplo, en las pasadas europeas, las cinco formaciones
de extrema derecha que concurrieron (“La España en marcha”, FE de las JONS,
Impulso Social, Movimiento Social Republicano y Democracia Nacional) apenas
reunieron 78.000 votos en toda España. Esperemos que con la irrupción de
Amanecer Dorado las cosas continúen igual.
Y deseemos que los grandes partidos políticos españoles
espabilen, se regeneren, expulsen a todas sus manzanas podridas y empiecen a
pensar más en los ciudadanos y menos en ellos mismos para que recuperen la
confianza de la sociedad. ¿Pondrían en riesgo su futuro y el de los suyos
votando a estos radicales, tanto de derechas como de izquierdas? Yo, desde luego, no. Si gana
cualquiera de estos, el último en salir de España, que apague la luz.
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