Un día
más, los españoles nos hemos despertado con un nuevo caso de corrupción. En
este caso, la corrupción afecta al ámbito universitario, un campo en el que todavía
no conocíamos sinvergüenzas. A originales no nos gana nadie.
Un joven
doctor en Ciencias Políticas firmó un contrato de obra o servicio de 40 horas
semanales en marzo del presente año en la Universidad de Málaga para realizar un
proyecto denominado “La vivienda en Andalucía. Diagnóstico, análisis y
propuestas de políticas públicas para la desmercantilización de la vivienda” con
un sueldo de 1.825 euros mensuales. Así, al menos, aparecía en la convocatoria
pública.
Hasta
aquí todo correcto. El problema ha llegado cuando este doctor ha reconocido que
después de seis meses, apenas ha pisado la Universidad y que sus trabajos los
realiza desde Madrid “en el poco tiempo libre del que dispone”. ¡Ostras! ¿1.825
euros mensuales por dedicarle “un par de tardes”?
¿Y quién
es este fenómeno de la politología? Seguro que a muchos de ustedes les suena su
nombre: Iñigo Errejón, flamante responsable de la Secretaría Política de
Podemos y uno de los principales estrategas de este nuevo partido político.
Errejón
llegó a España desde Venezuela (donde dirigía la línea de investigación de
Identidades Políticas de la Fundación GIS XXI) a principios de 2014 reclamado por el
mismísimo Pablo Iglesias y desarrolló la exitosa campaña de las elecciones
europeas.
Poco tiempo después de su
llegada a España, salió a concurso público este contrato de investigación
firmado entre la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía (de Izquierda
Unida) y la Universidad de Málaga (UMA) para el rimbombante proyecto que les
hemos mencionado anteriormente, proyecto capitaneado por Alberto Montero que,
¡vaya casualidad!, es uno de los economistas de cabecera de Podemos y miembro
de la dirección (desde el pasado sábado) del nuevo partido político.
Según
Montero, “Íñigo fue el único candidato que se presentó. No ha habido ningún
trato de favor”. Entre los requisitos de la plaza, además del doctorado en
Ciencias Políticas, se exigía “experiencia en investigación en cuestiones de
análisis de políticas públicas”. Si no fuese por la cara de buenos chicos que
tienen, pensaríamos que estos requisitos se copiaron del currículo de Errejón.
En todo caso, Montero, como director del proyecto, tenía libertad total a la
hora de proponer a su equipo colaborador e investigador, lo que nos lleva a
otra pregunta: ¿se creó el proyecto, por parte de la Junta de Andalucía y de la
Universidad de Málaga, ex profeso para la llegada de este eminente politólogo?
Esto aún sería más grave.
¿Quién
evalúa el trabajo de Errejón (un informe cada tres meses; desconocemos su
extensión) y decide si sigue contratado? Lo habrán adivinado: Alberto Montero.
Seguro
que muchos pensarán que exageramos y que lo traemos a este blog por tratarse de
quien se trata. Pues no. Las cárceles, afortunadamente, empiezan a estar llenas
de corruptos que cobraban por trabajos nunca realizados. Me refiero a informes,
servicios, obras… y entre los implicados figuran apellidos ilustres como Pujol,
Granados, Griñán… ¿Qué diferencia hay? ¿El dinero cobrado? A ver, 8 meses (de
momento) a 1.825 euros vienen a ser 14.600 euros. Pues conozco a un tal
Francisco Camps al que le cayó la del pulpo por unos trajes que no llegaban a
5.000 euros.
Todavía
no han tocado poder y ya empezamos a conocer sus feas costumbres. Podemos no es
la solución a la corrupción. La única solución pasa por aumentar los controles
independientes en organismos públicos,
sobre todo en autonomías y ayuntamientos, perseguir inmisericordemente los
casos sospechosos, agilizar los procedimientos judiciales, aumentar las penas y
ampliar las cárceles para que quepan todos estos desalmados.
Como
dije en un post anterior, corrupción siempre ha habido, hay y habrá. Al igual
que siempre existirán perturbados, asesinos y ladrones. Es misión de la
justicia que tanto los unos como los otros pasen sus día encarcelados. No de un
grupo de utópicos y populistas
profesores de Universidad.
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