En el ideario popular ha
calado el mensaje difundido por los partidos y medios de comunicación de la
izquierda española de que el rescate bancario es el que ha arruinado a España y
que si ese dinero se hubiese utilizado para ayudar a la gente que se ha
empobrecido durante la crisis en nuestro país, no habría paro, ni pobreza, ni
desigualdad… vamos, que estaríamos en una especie de Disneylandia a la
española. Pues, lo sentimos, pero no es verdad.
Aclarar antes que nada que
el famoso “rescate a los bancos” en realidad no fue tal, ya que casi el 100%
del dinero prestado por el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) para el
rescate del sistema financiero fue a parar a las, hoy casi desaparecidas, Cajas
de Ahorros, unas instituciones muy queridas por nuestros políticos ya que les
proporcionaban un retiro dorado tras su paso por ayuntamientos o parlamentos
regionales, a la vez que les servían para financiar cualquier estúpido proyecto
que se les ocurriese, sin que les recordasen que sería ruinoso para todos.
Por supuesto, no ocurría
nada similar con los bancos privados, siempre pendientes de obtener beneficios
con los que retribuir a sus accionistas. Es la diferencia entre lo público y lo
privado…
España tenía en 2007,
antes de la crisis, una deuda pública equivalente al 35,5% del PIB de ese año.
Desde entonces, ha aumentado en 723.000 millones de euros, 63,8 puntos, hasta
llegar al 99,4% del PIB. Traducido: necesitamos todo lo que producimos en un
año para liquidar nuestra deuda, o sea, imposible pagarla.
En concreto, bajo el
gobierno del PP la deuda ha crecido desde el 69,5% de finales de 2011 hasta el
99,4% actual. En el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2017 nos
aclaran las causas principales de ese aumento:
- El rescate de las cajas
de ahorros, tal como se puede apreciar en el cuadro adjunto, le ha supuesto a
la evolución de la deuda pública 4,4
puntos porcentuales de variación en la deuda pública con respecto al PIB.
- El rescate de otros
países de euro, o sea, la contribución de España al MEDE concedido a otras
economías europeas en dificultades, ha supuesto 2 puntos de variación.
- El fondo de amortización
del déficit eléctrico 0,8 puntos. (Ojo, parece poco en porcentaje, pero son cerca
de 10.000 millones)
- El déficit primario
(excluyendo los intereses de la deuda) ha incrementado el desfase en 12,9
puntos.
Y ahora viene lo bueno:
- El pago de los intereses
de la deuda ha conllevado un incremento de la misma en 15,8 puntos porcentuales.
Más deuda… más intereses. Y eso que últimamente, los intereses están por los
suelos: ¡menos mal!
- La puesta en marcha por
parte de la Administración
Central de los mecanismos extraordinarios de liquidez para
facilitar a las Administraciones Territoriales el acceso a financiación a un
coste razonable y para facilitar el pago de las deudas con los proveedores y
acabar así con ese mal endémico que es la morosidad pública, generaron un
aumento de la deuda pública sobre el PIB de 16,9 puntos porcentuales. ¡Más de
170.000 millones en apenas 4 años para tapar los pufos autonómicos! No es de
extrañar que algunas comunidades, como la valenciana, empiecen a “exigir” una
quita de la deuda.
Si a esos 170.000 millones
le sumamos la parte de los intereses que no se hubiesen generado durante los
cuatro años si no se les hubiesen prestado a las autonomías, la cantidad
resultante es estratosférica.
¿Quién sobraba, las cajas
o las autonomías? Las primeras prácticamente ya no existen, las segundas… ¿A
que no han oído a ningún político de izquierdas culpar a las autonomías de la
pobreza o de la desigualdad en España?
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