Aquello
de ir a la playa, a la montaña o visitar alguna capital europea en vacaciones
está empezando a resultar aburrido para algunos. Lo que prima ahora es
disfrutar de vivencias únicas, aquellas que, cuando volvemos a nuestro lugar de
trabajo, podemos contar a sabiendas que van a provocar la envidia de nuestros
compañeros. La última moda: asistir a una boda india. En la misma India, por
supuesto.
La
idea nació de la mano de australiano Marti Matecsa, cofundador de la empresa de
viajes JoinMyWedding. En una de
sus estancias en la India, fue invitado a una boda típica en el estado de Tamil
Nadu, al sur del país. El bueno de Marti salió impresionado de allí: “Todo fue increíble,
desde los detalles tradicionales de la ceremonia hasta los hermosos saris,
pasando por los accesorios, la hospitalidad, los colores, los olores y sabores
exóticos, el ambiente… La experiencia de mi vida”. Cuando volvía hacia su país
de origen pensó en la suerte que había tenido y se preguntó porque su experiencia
no podía vivirla también cualquier otro turista.
Dicho
y hecho. En pocos días montó todo el tinglado. Las parejas indias que lo
desean, se apuntan en su web y ofrecen algunas plazas para la asistencia a su
boda a cambio de entre 130 y 220 euros (dependiendo si la fiesta dura un día o
más) con los que pagan parte de los gastos de la celebración.
Los
turistas visitan la web y comprueban si durante su estancia en una ciudad
concreta, existe alguna oferta (algo nada extraño pues en la India se celebran
11 millones de boda anuales). Una vez encontrada, contratan su asistencia y
siguen los consejos que les dan en cuanto a vestimenta y costumbres para poder
integrarse completamente en la ceremonia. A partir de ahí, a disfrutar de los ritos
nupciales, de los bailes, de los sabores y de la hospitalidad india.
Posiblemente,
alguien pensará que el turismo está traspasando líneas rojas “colándose” en
ceremonias privadas. Otros tampoco comprenderán que un día tan especial para
los novios se pueda mercantilizar de este modo. Pero la realidad es que todos
salen beneficiados. Y eso nunca puede ser malo.
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