“Prohibido
prohibir” lucían las pancartas de los manifestantes en Paría en el mítico mayo
del 68. Muchos de ellos, la gran mayoría, todavía viven; ¿qué opinión tendrán
de las políticas que llevan a cabo los políticos de izquierdas actuales?
La
Generalitat Valenciana, bajo el mando del PSOE, Compromís y Podemos, prohibirá
la incineración de personas con obesidad mórbida y de cadáveres que hayan
recibido tratamientos contra el cáncer mediante inserción de agujas
radiactivas. Además, ordena que antes de la cremación, se extraigan los
elementos termo-activos y se retiren de los féretros los herrajes y demás
elementos metálicos, así como los fabricados con resinas, plásticos o cualquier
material susceptible de formar compuestos organoclorados o altamente tóxicos
tras su combustión.
Siguiendo
con sus “sugerencias”, dicta que los cadáveres no deben llevar abalorios que
contengan elementos metálicos, resinas o plásticos y que los sudarios que se
utilicen estén fabricados, preferentemente, con materiales biodegradables (que,
por supuesto, no pagará la Generalitat). ¿El motivo de todo esto? Evitar la
contaminación que generan las incineraciones ahora que esta práctica funeraria
está tomando un auge considerable.
¿Qué
quieren que les diga? Comprendo y comparto que en el horno no entren productos
que puedan producir una contaminación peligrosa e innecesaria, como los
radioactivos, las resinas, los plásticos y los metales, aunque, a partir de
ahora, a ver como justifican las funerarias los altos precios de los ataúdes si
sólo llevarán cuatro cartoncitos unidos con celo biodegradable. Pero lo de la
obesidad mórbida, me lo tendrán que explicar despacito.
Desde
la Consellería Valenciana de Sanidad alegan que incinerar un cuerpo de este
volumen “necesita una cantidad muy elevada de combustible”, lo que conlleva un "aumento considerable de contaminación sobrepasando el umbral permitido”. ¿Y
cuál es ese umbral? Porque una persona que mida 1,55 metros y pese 80 kilos,
padece obesidad mórbida (o casi), pero una que mida 2 metros y pese 110 kilos,
no. ¿Por qué la segunda se podrá incinerar y la primera no? No soy experto en
el tema, pero seguro que la de 110 kilos necesitará mucho más combustible y
producirá más humos que la primera.
¿También
prohibirán la incineración de mascotas? ¿Los San Bernardo tendrán que ser
enterrados por narices? ¿Y por qué no prohíben las incineradoras de residuos,
con muchísimo más volumen y, por ello, con mucha más contaminación? Por cierto,
¿separan las plásticos, resinas y metales de los residuos antes de quemarlos?
La
progresía tiene la puñetera manía de querer imponer sus normas (estúpidas en
muchas ocasiones) en cualquier ámbito de la vida… y de la muerte, en este caso.
Igual piensan que, ante la amenaza de no ser incineradas, las personas que
padecen obesidad mórbida, adelgazarán. Así, con una norma, evitan dos
problemas. Sus cabecitas no dan para más.
PD. En menos de un día, apenas ha aparecido en un periódico, han eliminado del proyecto de ley lo de la obesidad mórbida. Hasta ellos se han dado cuenta de la metedura de pata. Dicen que rectificar es de sabios. En este caso, rectificar es de políticos que se equivocan cada dos por tres.
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