martes, 2 de abril de 2019

Trabajar 32 horas… y el resto lo pagamos entre todos ¡Vivan las elecciones!



En esta precampaña electoral (en realidad siempre estamos en precampaña) estamos escuchando o leyendo las más disparatadas propuestas de la historia democrática española. Si un político suelta una barbaridad, al día siguiente su oponente dobla la apuesta. No conocen la vergüenza; ni siquiera se esfuerzan argumentando (seriamente) sus propuestas; saben que económicamente son inviables y lo único que les importa es aparecer en los medios de comunicación. El cortoplacismo en su estado más salvaje.

Las hay de lo más variado, pero, hasta ahora, porque mañana quien sabe, la medalla al político más hipócrita se la lleva la candidata por Compromis a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, la dama de las camisetas reivindicativas.

En un foro organizado por el diario Información de Alicante, la, hasta ahora, vicepresidenta de la Generalitat ha explicado que, dentro de sus políticas sociales, propone la paulatina reducción de la jornada laboral hasta las 32 horas en 2025. Seguramente piensa que, para entonces, ya no ocupará puestos de relevancia y no deberá responder ante los electores por sus disparatadas promesas.


Según Oltra, este objetivo permitirá incrementar la productividad de la economía valenciana (¿?), generar más puestos de trabajo, favorecer la conciliación familiar y el bienestar físico y mental y, como consecuencia de todo lo anterior… contribuir a la lucha contra el cambio climático (¡faltaría más!) porque, más tiempo para conciliar implica un estilo de vida menos intensivo en recursos. Lo dicho: ni se preocupan por argumentar sus propuestas.

¿Y cómo se paga esto, porque su promesa implica “incrementar la productividad”? Muy fácil: se creará un nuevo programa de ayudas consensuado con los agentes sociales (sin los “malvados” empresarios) para subvencionar a las empresas que reduzcan su jornada laboral sin afectar al número ni al salario de sus trabajadores. Además, el programa se complementará con ayudas para la contratación de parados de hasta 20.000 euros, siempre que el objeto de esta contratación sea el producto de haber repartido la carga horaria del trabajo en las mismas condiciones.


¿Y porqué no llegar a la jornada de 8 horas semanales? Se crearía más empleo, más conciliación, desaparecería el cambio climático… lo dicho: medalla de oro para Mónica. Igual es que, para lo que ella trabaja, 32 horas le parecen ya demasiadas horas.


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