Restos
de comida, estiércol, cáscaras, cortezas, restos de podas, maderas inservibles…
¿saben dónde van a parar? Pues como el resto de las basuras no clasificables, a
los vertederos o a los centros de incineración. ¿Y si les digo que con ellos se
podría producir hasta un 40% del gas que necesitamos?
Efectivamente,
generamos un problema cuando podríamos evitar basuras, malos olores y humos
contaminantes de las quemas consiguiendo buena parte del gas que necesitamos
sin tener que acudir a los “amigos” argelinos o rusos. ¿Cómo? Con el uso del
biometano.
La
descomposición de los restos que les comentaba (biomasa) controlada en ausencia
de oxígeno produce biogás. Ese combustible ya puede producir electricidad al
quemarlo, pero sometido a un proceso de depuración, puede convertirse en
biometano, con un porcentaje de metano por encima del 96%. A partir de ese
momento, además de poder quemarse, se puede inyectar directamente a los
conductos de gas natural o utilizarse como biocombustible para el sector del
transporte, especialmente en aquellos vehículos con una electrificación muy
difícil (camiones pesados de largo recorrido, barcos…).
España
es, sólo por detrás de Francia, el segundo país con mayor potencial en la
producción de biometano teniendo en cuenta la disponibilidad de las materias
primas y su rendimiento de conversión. Les pongo un ejemplo: cuando viajen por
carretera, cuenten las columnas de humo que salen de nuestros campos por las
quemas de los restos agrícolas. Millones de toneladas convertidas en humos
contaminantes que bien podrían utilizarse en biometano verde.
En Europa, a finales del 2020, existían 992 plantas de biometano: 306 en Francia, 242 en Alemania y en España apenas 5. Se espera que antes de finalizar 2022, habrá ya 12 plantas y 30 más estarán en proyecto o en fase de construcción. Si todo va bien, en 2024 tendremos 64 plantas operativas; una quinta parte de las que ya tienen en Francia.
Al
parecer, el Gobierno ha propuesto una hoja de ruta para esta tecnología, aunque
todavía no se ha publicado ni el borrador. Tampoco se sabe nada de un sistema
de garantías de origen para estos gases renovables y, para más inri, carecemos
de un marco regulatorio que permita crear un mercado propio de biometano,
obligando a las empresas que lo producen a comercializar esta energía verde
fuera de nuestras fronteras.
¿A
qué esperan? Como de costumbre: sobra de anuncios rimbombantes y falta de
trabajo responsable. Así nos va.
1 comentario:
Me ha gustado tanto este artículo que he hecho una pequeña reseña en mi blog, con enlace -por supuesto- al tuyo para que se pueda leer aquí leer el artículo. Es algo que tendría que trascender a la opinión pública en vez de tanta tontería como vemos en televisión. Este es el enlace, espero que te guste: https://azpressnews.blogspot.com/2022/01/con-nuestra-basura-podriamos-tener-el.html
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