Todo comenzó el pasado 25 de mayo cuando una tuitera imitó
un relato del escritor Carlos Aymi escribiendo una frase en un billete de 5
euros. Satisfecha de su resultado, creó el hashtag #VersaTuBillete
y lo subió a Twitter. A partir de ahí, la idea de la joven se ha extendido a
través de la red social y miles de usuarios han escrito sus poemas en billetes
de curso legal y subido su resultado, hasta el punto de haber llegado a “trending
topic” en varias ocasiones.
Por supuesto que
la idea no es nueva. No habremos visto pocos billetes de Manuel de Falla o de
Benito Pérez Galdós pintarrajeados en nuestra vida. Lo que ocurre es que ahora,
con la facilidad para divulgar nuevas modas a través de Internet, parece que
estemos inventando el mundo.
Aunque son muchos
los países en los que está penado estropear los billetes, creo que no se
debería perseguir a estos poetas de las nuevas generaciones. Expresar ideas
nobles, empleando el buen gusto y la originalidad y con las pocas palabras que caben en un
billete (como si se escribiese un tuit) no hace daño a nadie. Pero, de seguro, a esta
oleada poética le seguirá otra en la que aparecerán los insultos, las mofas o los
eslóganes políticos y comerciales. Y eso, ya no nos parecerá tan hermoso.
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