Mariano Rajoy, en su discurso de investidura (y ya hace
cuatro años de esto), afirmó: “racionalizaremos el calendario laboral para
hacer compatibles los derechos de los trabajadores con la competitividad de las
empresas. En concreto, abordaremos los costes que para nuestra economía suponen
los puentes, de manera que se trasladarán las fiestas al lunes más cercano, con
la excepción de aquellas fechas de mayor arraigo social”. Es decir, Navidad,
Año Nuevo, Primero de Mayo y 12 de Octubre.
La patronal CEOE propuso que 10 de los 14 festivos anuales
se podían trasladar a lunes sin mayores complicaciones e incluso se llegó a
firmar un documento con los sindicatos el 9 de enero de 2012 que apuntaba que,
de inmediato, el 15 de agosto, el 1 de noviembre y el 6 de diciembre podían
cambiar el festivo a lunes. Estamos a principios de noviembre de 2015 y con el
calendario laboral oficial de 2016 en las manos podemos afirmar que al gobierno
de Rajoy, a la CEOE y a los sindicatos les importa un carajo la competitividad
de las empresas españolas. Así nos va.
El calendario laboral de 2016 tendrá ocho fiestas nacionales
comunes a toda España: 1 de enero (Año Nuevo), 6 de enero (Epifanía del Señor),
25 de marzo (Viernes Santo), 15 de agosto (Asunción de la Virgen), 12 de
octubre (Fiesta Nacional de España), 1 de noviembre (Todos los Santos), 6 de
diciembre (Día de la Constitución) y 8 de diciembre (La Inmaculada Concepción).
De los días festivos habituales, se caen el 1 de mayo
(Fiesta del Trabajo) y el 25 de diciembre (Natividad del Señor) por caer en
domingo, si bien en muchas comunidades será festivo el lunes siguiente. El 2 de
mayo será fiesta en Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Castilla y León,
Extremadura y Madrid y el 26 de diciembre será festivo en todas las regiones
menos en Canarias, Galicia, País Vasco y La Rioja.
Además, el 24 de marzo
(Jueves Santo) será festivo en todas las comunidades autónomas excepto
Cataluña, el 19 de marzo (San José) tendrán fiesta en la Comunidad Valenciana y
Murcia y el 25 de julio (Santiago Apóstol) sólo será festivo en Galicia,
Madrid, Navarra, País Vasco y La Rioja.
Por supuesto, a todas estas fechas
habrá que añadir los días festivos particulares de cada comunidad autónoma y
los dos días festivos de cada localidad. Una auténtica “Torre de Babel” en cuanto
a días festivos. No vean como agradecen estos detalles las empresas extranjeras
que tienen relaciones comerciales con las españolas.
Analizando un poco este calendario, podemos ver varios días
bastante propicios para “construir” un puente. Así, el 6 de enero cae en
miércoles y como el día anterior se celebran en todas las ciudades españolas
las cabalgatas de los Reyes Magos, tampoco sería de extrañar que esa semana las
empresas abriesen sus puertas el jueves. Incluso habrá alguna que esperará al
lunes siguiente para empezar a trabajar.
Otra fecha propicia será el 12 de octubre, que en 2016 cae
en miércoles. ¿Qué hacemos aquí? ¿Nos cogemos lunes y martes o jueves y
viernes? O peor aún, ¿paramos las empresas el martes para volver a arrancar el
jueves con los gastos que ello comporta? Además, y hablando como trabajador, no
sé a ustedes, pero a mi tener un día festivo suelto a mitad de semana me sirve
de bien poco.
Nos desplazamos a noviembre y encontramos que el 1 de
noviembre cae en martes. Indudablemente, la mayoría de las empresas estarán
cerradas ese lunes y yo me pregunto, ¿les importará mucho a nuestros queridos
difuntos que “su” fiesta se traslade a lunes?
Y la traca final llega en diciembre. El día 6 cae en martes
y el 8 en jueves. Aunque más de una empresa echará mano de la lógica y
trasladará la fiesta del 8 al lunes 5, no hace falta que les diga lo que pasará
en la mayoría de nuestro país: ¡9 días de acueducto! O si no, a poner en marcha
y parar todos los días la maquinaria.
Está claro que muchas empresas adaptan el calendario laboral
anual a lo que dicta su convenio y si al año se tienen que trabajar X horas,
pues X días quedan libres y se pueden aprovechar para realizar estos puentes sin
suponer ningún quebranto. También existe la posibilidad de acortar las
vacaciones de verano y usar esos días para estos menesteres. Pero también es
cierto que otras muchas empresas, debido a
su actividad o a otras circunstancias, se tienen que ceñir escrupulosamente a los
calendarios oficiales. En estos casos, tanto los empresarios como los
trabajadores pierden. Y no son pocas estas empresas.
¿Por qué Mariano Rajoy no ha modificado el calendario
laboral tal y como prometió? Lo desconozco, pero me huele que, fiel a su
filosofía de ponerse de perfil y dejar pasar el tiempo para que se solucionen los
problemas por si solos, no habrá querido enemistarse con patronales,
sindicatos, iglesia o ayuntamientos “quitándoles” su día festivo preferido. Ya
sabemos que en España, hagas lo que hagas, siempre hay alguien que se siente
ofendido.
Con quien no hubiese ocurrido todo esto es con nuestro
anterior Presidente, Zapatero. A éste le encantaban estas cosas y estoy seguro
de que no hubiese dudado ni un minuto en lanzar una propuesta como esta, una
densísima cortina de humo, para que los españoles nos hubiésemos distraído discutiendo
mientras él continuaba con su deplorable mandato. Recuerden sino las polémicas
del tabaco en los bares o el cambio de velocidad máxima a 110 km/h. El “toros y
fútbol” de toda la vida.
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