Está
sentado tan a gusto tomando unas cervezas con sus amigos en la terraza del
encantador hotelito de montaña donde están pasando un inolvidable fin de semana
cuando, de repente, empieza a notar un insoportable picazón en las piernas que
no le deja vivir. Sin duda, deben haberle picado los mosquitos. La cercanía de
un riachuelo y la abundante vegetación favorecen su presencia. Sin embargo,
ninguno de sus amigos parece tener el mismo problema. ¿Acaso a ellos no les
pican? ¿Por qué se ensañan con algunas personas y a otras no les hacen ningún caso?
Por un motivo muy simple: por el olor.
Estos
pequeños insectos indeseables seleccionan a sus víctimas por el olor corporal y
el sudor, pero también por otros aromas externos que debemos evitar o favorecer
si no queremos que se ensañen con nosotros. Estos son los que más les gustan:
- Dióxido de
carbono. Los mosquitos tienen la facilidad de oler el dióxido de carbono que
desprenden al respirar tanto humanos como animales a una distancia de hasta 50
metros. Ese es el estímulo que les atrae y les avisa de que una posible víctima
está cerca. Por eso siempre nos encuentran en la más absoluta oscuridad.
- Perfumes
florales. Los aromas dulces que están presentes en colonias, perfumes, jabones
o aerosoles como lacas para el pelo son como imanes para los mosquitos.
- Cremas con AHAs (Alfa Hodroxi). Muchas cremas corporales contienen un componente llamado Alfa Hidroxi extraido de la caña de azúcar, el ácido láctico y el ácido cítrico.
- Sudor. Los mosquitos también nos detectan por las sustancias que expulsamos a través del sudor: ácido láctico, ácido úrico y amoniaco.
- Olor a pies. Pobre de aquel le huelan los pies porque tiene un auténtico imán para los mosquitos. La presencia de ciertos tipos de bacterias que se concentran en los pies y tobillos y que provocan el desagradable olor nos hace más atractivos ante ellos.
No obstante, también conocemos aquellos olores que más odian y, por lo tanto, que más rehúyen, dejando nuestras piernas tranquilas. Tomen nota:
- Limón. Este aroma cítrico no les gusta en absoluto. Para beneficiarnos de ello, podemos pulverizarlo en las zonas más peligrosas de nuestro cuerpo o colocar medio limón, con unos clavos perforando su pulpa, cerca de la mesa en que nos encontremos o en la habitación para poder dormir tranquilos.
- Romero y lavanda. Son así de raros. El olor que producen estas dos plantas aromáticas les provoca repulsión. Una loción con estos componentes les mantendrá a raya.
- Vinagre. Puede que sea lo que más les repugna. Su intenso y fuerte olor los ahuyenta con facilidad.
Es difícil cambiar nuestro olor corporal pero, después de conocer sus gustos olfativos, al menos podremos no llamar su atención y dejaremos de ser la única persona que recibe sus picaduras en una reunión de amigos. Como mínimo, que quede repartido entre todos.
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