Al
morir un ser querido, la pena, la añoranza e incluso la desesperación nos
invade. Nada puede reemplazar a esa persona tan querida. Sin embargo, los
disgustos no han hecho más que empezar en el caso de que usted sea el heredero
de esa persona y tenga la mala suerte de vivir en las comunidades autónomas
donde el impuesto de sucesiones se paga en su totalidad.
El
drama es digno de los relatos de Dickens: las administraciones valoran al alza
los pisos o terrenos que forman parte de la herencia (hasta triplicarlos en
ocasiones) para asegurarse una mayor cuantía en el impuesto. Si los familiares
no disponen de liquidez, la única salida es vender parte del patrimonio del
fallecido o pedir un crédito para pagarlo, ya que no se admite la dación en
pago. En muchos casos, la renuncia a la herencia es la única solución. Toda una
vida trabajando, ahorrando y pagando impuestos para que, a su muerte, lo poco
que tenga pase a manos de los avariciosos políticos de turno.
Les
traemos unos ejemplos demoledores que ha recopilado la periodista Beatriz
García y que publica Libertad Digital.
- Hermanos
Pacheco. Jerez de la Frontera. Al morir su padre les dejó en herencia un
pequeño hotel en el centro de la ciudad. La Junta de Andalucía lo valoró en un
millón y medio de euros tras aplicar los coeficientes multiplicadores al valor
catastral. Tras perderlo y después de dos subastas, se adjudicó a una empresa
por 185.000 euros. En la actualidad tienen una amenaza de embargo porque siguen
debiendo 90.000 euros a la Junta.
- Juan
Antonio Reina. Dos Hermanas. Heredó de su tía Conchi y como sobrino, no tiene
reducción fiscal en España. Tiene sus cuentas embargadas hasta ¡¡¡el 15 de
enero de 2117!!!
- Faviola
Lara. Coria del Río. Cobra una pensión de viudedad de 395 euros con los que
mantiene a su hija menor de edad. Heredó de su marido tres pequeñas fincas
rústicas y la vivienda habitual. Le dijeron que tenía que pagar casi 175.000
euros. Al no poder vender nada de lo heredado por la falta de interés de los
compradores en esas fincas sobrevaloradas por la Junta, siete años después debe
más de 500.000 euros por los intereses de demora.
- Ana
Rosario Arenas. Sevilla. Heredó una casa de su tía con la que convivía. Con
apenas unos ingresos de 426 euros al mes como parada de larga duración, le
reclaman por el impuesto 43.000 euros. Tuvo que hipotecar la vivienda y la
acabará de pagar, con suerte, en 2028.
- Ana
Pérez. Sevilla. Heredó de su hermana una casa con terreno anexo que la Junta de
Andalucía valoró en 600.000 euros. Una tasación encargada por la familia dijo
que no podía valer más de 72.000 euros. Cobra 605 euros al mes y le piden
69.000 euros por Sucesiones. La Junta no acepta la vivienda y el solar como
pago.
- José
Lorente. Zaragoza. Falleció su esposa hace dos años y por la vivienda familiar,
en concepto de Sucesiones y Plusvalía le piden 30.000 euros que ni tiene ni
puede conseguir mediante créditos bancarios.
- María
de los Ángeles. Zaragoza. Al morir su padre, valoraron su casa en 450.000 euros
cuando no valía ni una tercera parte. Les piden 90.000 euros que solicitó
aplazar y está pagando todos los meses una cuota elevadísima que intenta
sufragar con el alquiler que saca de la vivienda tras tenerla que abandonar
obligatoriamente.
Desgraciadamente,
no son las únicas ruinas que está provocando el Impuesto de Sucesiones y la
sociedad ya hace tiempo que está reaccionando a este abuso con manifestaciones
multitudinarias y con la creación de asociaciones que luchan por los derechos
de los afectados. Buenos ejemplos de ello son las asociaciones Stop Impuesto de Sucesiones y la Federación Nacional Contra el Impuesto de Sucesiones (Fencis). Pueden
encontrar más información entrando en sus páginas web.
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