El verano está a la vuelta de la esquina y cada vez son más las personas que,
hartas de los típicos, masificados y mercantilizados destinos turísticos
habituales, deciden probar con algo nuevo, algo que les llene y les proporcione
una experiencia diferente: el turismo solidario.
Cada año tiene más adeptos y ya sea solos, en pareja o con toda la familia
detrás, muchos son los que invierten sus vacaciones en ayudar y aportar su
granito de arena en países que lo necesitan donde gente noble y abierta les
reciben con esperanza, curiosidad y, porque no decirlo, un punto de
escepticismo.
Hay que diferenciar el turismo solidario del llamado turismo responsable,
ya que en el primero, se viaja para trabajar sobre el terreno físicamente y
colaborar intelectualmente en la formación de la comunidad a la que hayamos
decidido ayudar, a diferencia del segundo en el que la principal preocupación
es no interferir en la vida cotidiana de las gentes, respetando al máximo sus
costumbres y fomentando el desarrollo de las comunidades locales como gestoras
de sus propios recursos turísticos.
Quizá lo más difícil sea encontrar la ONG (fiable) más adecuada a nuestro
perfil y que más se ajuste a nuestras expectativas. Lo mejor es contactar con
ellas y que nos expliquen las rutas a seguir y nos cuenten sus proyectos. Aquí
les dejamos un listado con las, a nuestro juicio, más recomendables.
- Sodepaz.
- Waslala.
- Setem.
Y si se decantan por realizar un viaje de turismo responsable, consulten
estas páginas:
Turismo solidario; seguro que no se arrepienten.
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