sábado, 7 de marzo de 2020

El “regalo” de Don Juan Carlos a Corinna de 65 millones de euros




Algunos regalan un bolígrafo de oro, otros lencería carísima y los menos, un viaje a Mónaco, todo pagado. Personalmente, si alguna vez tengo un querido o querida, quiero que sea como el Rey Emérito de España, Don Juan Carlos. Les cuento la historia.

Al parecer, todo comienza, ¿cómo no?, con unas grabaciones del excomisario José Manuel Villarejo a Corinna, en presencia del empresario Juan Villalonga (Dios los crea…), en la que la princesa alemana aseguraba que el Rey Emérito había cobrado comisiones de la obra del AVE en Arabia Saudí. No por sospechado deja de oler mal.

El Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional que investigaba el caso, consideró que las afirmaciones que contenían las grabaciones eran “débiles” y que afectaban a un periodo de tiempo en el que el Monarca era inviolable. Sin embargo, dio traslado a Anticorrupción para que determinara si se habían producido delitos de cohecho y corrupción por parte de las constructoras españolas elegidas para acometer la obra. O sea, sólo se juzga a quien pone el dinero y no a quien lo recibe. Continúa oliendo mal.

Por otra parte, a raíz de la trama Gürtel, se ordenó el registro por parte de la fiscalía suiza de los despachos del fiduciario Arturo Fasana, quien gestionó el patrimonio oculto de los cabecillas de Gürtel. En dicho registro se encontraron muchas más cosas, entre ellas una cuenta que hizo sospechar al primer fiscal de Ginebra, Yves Bertossa. En la cuenta del banco privado suizo Mirabaud, aparecía una donación de 100 millones de dólares pagados por el Ministerio de Finanzas de la monarquía saudí. Dicha cuenta, está a nombre de la entidad panameña Lucum, de la que Don Juan Carlos es el único beneficiario. Huele muy, muy mal.

Fue pasando el tiempo y parte de ese dinero se retiró de la cuenta. Cuando quedaban 65 millones de euros, se transfirieron a Corinna zu Sayn-Wittgenstein a través de la sucursal de otro banco de Ginebra en las Bahamas. El olor no mejora.  


Ligándolo todo, el fiscal de Ginebra solicitó a la justicia española la información de este caso ya archivado, incluyendo las grabaciones de Villarejo y ha abierto diligencias en un juzgado suizo al que ha acudido a prestar declaración el abogado de la princesa alemana.

¿Y qué ha alegado? Pues que Don Juan Carlos en 2012, por el cariño que le tenía tanto a Corinna como a su hijo (suponemos que se refiere solamente a hijo de ella), le hizo una donación de 65 millones de euros. ¡Toma cariño!

Para que nos hagamos una idea: 65 millones de euros es el presupuesto anual de un ayuntamiento de una ciudad de entre 60.000 y 80.000 personas. Otra comparación: el Rey cobraba por entonces menos de 250.000 euros al año en España. El dinero que le dio a Corinna fue como si un trabajador medio-alto español (que cobre unos 40.000 euros anuales), le soltase 10 millones a alguien “por cariño”.

Evidentemente, algo más debe de haber. ¿Por qué el gobierno de Arabia Saudí ingresó 100 millones en la cuenta si ellos eran los que pagarían posteriormente la obra? ¿Fueron intermediarios del pago de las constructoras españolas a Don Juan Carlos? ¿Le donó el dinero sólo para ella y su hijo o para que lo guardara para disfrutar de una jubilación dorada junto a su amor? Son solo algunas de las preguntas que surgen.

El tiempo pasa y las circunstancias cambian. Don Juan Carlos ya no es rey y, por lo tanto, ya no es inviolable (por mucho que el PSOE continúe excusándose con ello para no investigarlo en el Congreso) por lo que Anticorrupción ya puede investigarlo; la fiscalía de Ginebra es libre de actuar en su país contra cualquiera que viole sus leyes, sea un rey emérito o no y con Corinna parece que el cariño ha desaparecido a raíz de las noticias que afirman que va a presentar una demanda contra Don Juan Carlos y contra el ex jefe del CNI en el Reino Unido por presuntas amenazas cuando vivía en Suiza en el año 2013.


Esperaremos acontecimientos, pero todo huele muy mal para Don Juan Carlos. Creo que nos vamos a divertir.
  

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