jueves, 3 de julio de 2008

Enhorabuena Colombia: ¿el fin de las FARC?




Últimamente estaban llegando buenas noticias en relación a la lucha que el gobierno colombiano de Uribe estaba llevando a cabo contra el grupo terrorista de las FARC, pero ayer surgió una buena nueva que eclipsó a todas las anteriores: la liberación, por parte del ejército colombiano, de Ingrid Betancourt junto con tres ciudadanos de Estados Unidos y varios militares colombianos.
Buenas noticias, tanto por la liberación de la ex candidata presidencial, como por la evidencia de la debilidad galopante del grupo terrorista. Tengo la esperanza que el 2008 será recordado como el último en el que estos despreciables terroristas hicieron de las suyas. Si, les he llamado despreciables por no llamarles algo mucho más malsonante. ¿Cómo se puede catalogar a unos indeseables que han mantenido siete años secuestrada a una mujer en condiciones infrahumanas o que en los últimos doce años han secuestrado a cerca de 300 niños, por poner sólo dos ejemplos?

A la muerte de los dos cabecillas del grupo (a los que prefiero no nombrar), se les han unido innumerables deserciones durante este 2008. Se habla que decenas de mandos intermedios, con varios lustros de guerra sucia a sus espaldas, han huido para acogerse al plan de reinserción del gobierno o, simplemente, fugarse con millones de pesos robados a su propia organización.
Su margen de actuación en el campo militar ha disminuido notablemente y ahora, gracias a estas liberaciones, su fuerza política, practicamente, ha desaparecido. Les han quitado “la joya de la corona” que era Ingrid Betancourt, la única razón para que los gobiernos de otros países (léase Francia) estuviesen dispuestos a negociar con las FARC. Desgraciadamente, aún les quedan una veintena de secuestrados, pero todos ellos policías o militares, sin ningún interés para los gobiernos extranjeros.
Todo les está saliendo mal. Empezó con la enfermedad de su “amigo” Fidel Castro el año pasado y ahora, incluso su máximo valedor, el presidente venezolano Hugo Chávez, les está volviendo la espalda (después de la rocambolesca liberación de unos rehenes hace unos meses ¿lo recuerdan?) y ha pasado de considerarlos poco menos que sus hermanos a decirles que la lucha armada ya no tiene sentido.

Curioso ¿verdad? Con la muerte del segundo de a bordo de las FARC, Chávez montó en cólera por haber sido abatido en un país extranjero e, incluso, se estuvo a punto de desencadenar un conflicto, más que diplomático, entre Ecuador, Venezuela y Colombia. Después de esto murió en extrañas circunstancias el jefe supremo de los terroristas, abandonaron muchos de sus cabecillas, se desentrañaron las conexiones de los terroristas con otras organizaciones gracias a los datos de un ordenador incautado y ahora llega, por fin, la liberación de Ingrid. No se a ustedes, pero a mí me resulta muy extraño. ¿Qué había en ese ordenador para que Chávez les haya dado la espalda? ¿Le ha invadido algún temor inconfesable?


De todos modos, no hay que fiarse. Estamos hablando de seres despreciables que se mueven por intereses económicos y el dinero del narcotráfico continúa ahí. Aparte, ya saben que cuando las fieras se sienten heridas de muerte se tornan mucho más peligrosas puesto que ya no tienen nada que perder. Mucho cuidado. Espero que pronto los ciudadanos colombianos y de países limítrofes les cierren las pocas puertas que aún quedan abiertas.

Es un triunfo sin precedentes para Álvaro Uribe. Luchó contra viento y marea por defender sus ideas. Él creía en una victoria militar y en no ceder ante los terroristas. En contra de sus ideas estaban los familiares de los rehenes (comprensible) y varios gobiernos extranjeros como, el ya nombrado, venezolano o el del francés Nicolás Sarkozy.
Es un triunfo de la democracia y de la libertad y, por lo tanto, todos los que creemos en esos valores debemos estar contentos.

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