martes, 22 de julio de 2008

Latifundistas contra indígenas brasileños



El próximo mes de agosto, el Supremo Tribunal Federal de Brasil, deberá tomar una decisión que puede marcar definitivamente el futuro de los pueblos indígenas brasileños: la permanencia o no de seis latifundistas en la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol, que fue reconocida por el presidente Lula en el año 2005 y donde viven más de 19.000 indígenas de los pueblos Macuxi, Wapixana, Taurepang, Patamona e Ingarikó.

La decisión es crítica ya que Brasil vive en estos momentos una lucha crucial por la tierra. Los latifundistas buscan tierras para ampliar sus plantaciones y no les importa si con ello pisotean los derechos de los indígenas reconocidos por la Constitución Brasileña.
Se trata realmente de una lucha entre dos modelos económicos: el que explota la naturaleza buscando la rentabilidad económica y el que ve la tierra como algo sagrado y usa los recursos de forma sostenible.



Si la decisión favorece a los latifundistas, se pondrá en riesgo no sólo Raposa Serra do Sol, sino todas las tierras indígenas demarcadas en Brasil hasta el momento, ya que podrán ser cuestionadas, revisadas y ambicionadas por los latifundistas. E igual que en Brasil, no tardarán en poner en peligro a las poblaciones indígenas de toda la cuenca del Amazonas, ya sea en Perú, Colombia, Venezuela o Bolivia. Aparte, los daños para el medio ambiente pueden ser muy graves, puesto que en los últimos años se han constatado graves alteraciones del curso de los ríos y lagos, así como el envenenamiento de agua y fauna por el uso indiscriminado de pesticidas y otros productos químicos.


Si el Supremo se decanta a favor de los indígenas, se espera una reacción violenta por parte de los arroceros y las autoridades políticas locales (¡Qué pena! ¡Cómo se dejan sobornar!). No hay que olvidar que el pasado mes de mayo, pistoleros de un conocido latifundista, quemaron puentes, incendiaron aldeas y dispararon contra un grupo de indígenas de la comunidad Dez Irmaos. Imaginen lo que puede ocurrir a partir de ahora.

La historia se repite constantemente; hace centenares de años, los conquistadores españoles esquilmaron a los pueblos precolombinos, sometiéndolos a su poder y aprovechando todas las riquezas que encontraron a su paso. ¡Ojo! No fueron los únicos. Los portugueses, franceses e ingleses hicieron lo mismo en los territorios que conquistaron, ya fuese en América, África o Asia. Tampoco podemos olvidar la extinción, casi total, de los pueblos aborígenes en Australia o de los pueblos indios y esquimales en Norteamérica.


Pero, ¿es que con los años no hemos aprendido nada? ¿Continuamos siendo tan salvajes como nuestros antepasados? Esperemos que esto no sea así y que tanto desde el gobierno progresista de Lula como desde el Supremo de aquel país se dejen los intereses económicos a un lado y se apoye (y después se proteja) de una vez por todas a la población indígena brasileña.
Llevan toda la vida allí. Creo que se merecen un respeto.

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