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Cuando hablamos de solidaridad, la mente siempre tiende a imaginar trabajos, muchas veces, merecedores de un premio Nóbel. Por algún motivo, creemos que las personas solidarias tienen que realizar su labor en algún punto remoto de África curando la malaria, escolarizando niños en alguna aldea pobre de Sudamérica o salvando vidas tras un terremoto en oriente medio.
No nos damos cuenta que la solidaridad (o la ayuda al prójimo, como se decía antes) también se puede ejercer justo al lado de nuestras casas. Y no es necesario convertirnos en unos insuperables samaritanos; simplemente tenemos que observar las necesidades que tienen esas personas que saludamos por la calle o por la escalera de la comunidad e intentemos ayudarlos, aunque con ello no optemos a ganar ningún premio solidario.
Viene todo esto a cuento de una información aparecida hoy el elmundo.es y que trata de la iniciativa que están llevando a cabo unos estudiantes de ingeniería técnica de telecomunicaciones de las ciudades de Segovia y Mataró, en Barcelona.
Estas dos ciudades, si se cumplen los plazos previstos, dejarán de recibir la señal de televisión analógica el próximo 30 de junio para, a partir de esa fecha, sólo poder ver la televisión mediante la TDT.
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Numerosos estudiantes se han apuntado voluntariamente a la iniciativa. Ataviados con un chaleco y siempre con un carné que los identifica, recorren las casas de las personas mayores que viven solas, así como residencias de la tercera edad, ayudando a instalar estos aparatos y enseñándoles a manejarlos. ¡Ojo! no los regalan, solamente los instalan.
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Anécdotas... muchas, reticencias... aún más, pero cuando estos estudiantes abandonan las casas de los ancianos, la “teleté” o la “teneté (según la nomenclatura que le dé cada uno), ha entrado en sus hogares. Y eso, sin su ayuda, muchas veces sería imposible.
1 comentario:
gracias Sermau, un abrazo.
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