Aunque con el paso
de los años van desapareciendo los complejos derivados por la caída del cabello
(sobre todo en los hombres), todavía existen muchas personas que persiguen el
sueño, casi utópico, de conseguir que su pelo vuelva a crecer como si los años
no hubiesen pasado y se encontraran en plena adolescencia. Y como ocurre con el
resto de los sueños, hay desalmados que se aprovechan de ellos.
La Organización de
Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado recientemente que la gran mayoría
de los tratamientos contra la caída del cabello que han
proliferado en los últimos años son sólo "fórmulas ineficaces" que lo
único que persiguen es vaciarnos los bolsillos. O sea, lo que vulgarmente se
conoce como una “tomadura de pelo”.
Para llegar a esta conclusión han contactado con eminentes dermatólogos y especialistas en tricología (parte de
- Champús anticaída del cabello: altamente ineficaces. El folículo de los cabellos es muy profundo y el lavado y el aclarado no son suficientes para hacer ningún efecto. Tienen una cierta utilidad por su efecto desengrasante ya que la grasa es uno de los factores de la caída del cabello (entre otros muchos). En resumen: pueden ayudar en cierta medida, pero no son un remedio en sí mismo.
- Lociones y ampollas: altamente ineficaces. Son
productos cosméticos y como tales, por legislación, no contienen principios
medicamentosos, por lo que su acción es nula o coadyuvante (complementario).
Nunca se han podido demostrar de forma medianamente rigurosa sus beneficios.
- Suplementos dietéticos o herbáceos: nula
utilidad. Sólo pueden beneficiar a quienes padezcan carencias de un determinado
nutriente. Las personas que estén sanas no notarán ninguna mejoría con su
consumo.
- Ozonoterapia y estimulación por masajes o
láser: ningún efecto probado. Aparte de tener unos precios elevadísimos, no se
ha podido demostrar que tengan efectos beneficiosos contra la caída del
cabello. En algunas ocasiones, el láser consigue aumentar el grosor del
cabello, pero ello no evita su caída.
- Fármacos: habitualmente ineficaces. La gran
mayoría no tienen ningún efecto demostrable contra la alopecia a excepción de
dos productos: finasterida y minoxidil. Son los productos que manejan los
especialistas ya que son los únicos que han demostrado cierta eficacia.
- Microinjertos: buenos resultados. El problema
es su elevado precio y la escasa extensión que se puede implantar con cada
operación.
Según los dermatólogos, lo primero que hay que
buscar en un paciente con síntomas de alopecia es la patología que la genera y,
a partir de ahí, empezar a tratarla.
Las causas pueden ser de muchos tipos como un
desajuste hormonal, un ovario poliquístico, etc., pero la mayoría de las veces,
la caída del cabello deriva de una alimentación deficiente. Simplemente
corregirla puede subsanar el problema.
Los especialistas inciden en que lo más
importante es seguir una dieta variada y equilibrada, sin tener que acudir
necesariamente a suplementos vitamínicos.
Lo mejor son las dietas ricas en hierro, zinc y vitaminas del grupo
B. El hierro se encuentra en la carne, las legumbres y los cereales integrales,
siendo el de la carne el que se absorbe mejor al estar menos oxidado. El zinc
lo podemos encontrar también en la carne, los pescados y, sobre todo, los
mariscos. En cuanto a las vitaminas del grupo B (12 compuestos) también se
hallan en la carne, las verduras, la leche o los cereales entre otros.
Si resulta tan evidente (que todos los
dermatólogos consultados se pongan de acuerdo es un buen ejemplo de ello) que
los tratamientos “milagrosos” contra la caída del cabello que se anuncian en
los medios de comunicación, aunque no sean peligrosos para la salud, son un
fraude, ¿por que la administración no les pone coto y los persigue
judicialmente?
Que yo sepa, enriquecerse ilícitamente
“tomando el pelo” a los usuarios, hasta hace muy poco, era delito.
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