“Pasa más hambre que un maestro de escuela”, seguro que han
escuchado esta frase en más de una ocasión
Bueno, pues en la actualidad, si un maestro pasa hambre, será porque se ve
gordo y hace una dieta estricta, porque por cobrar poco les aseguro
que no es.
Con motivo del “Día Mundial del Docente”, la Comisión Europea
ha publicado el informe “Profesores y Directores de Escuela. Sueldos y
Prestaciones en Europa” en el que informa de los sueldos mínimos y máximos de
los profesores en todos los países de la Comunidad y los compara entre si gracias a la
relación entre los sueldos de los profesores y el Producto Interior Bruto (PIB)
per Cápita de cada país (a groso modo, lo que cobra la media de los
trabajadores). Estoy seguro de que los resultados sorprenderán a más de uno.
¿Sabían que España, junto con Chipre, Portugal y Alemania
son los únicos países con un salario mínimo anual, en educación primaria, por
encima del PIB per cápita? ¿O que el
sueldo máximo de un profesor de
secundaria más que duplica el PIB per cápita? Y nos decían que estaban mal
pagados… Seguro que alguno dirá que la Comisión Europea
miente.
Vamos con las cifras. El salario mínimo de un profesor de
Primaria en España es de 28.129 euros, un 126.1% del PIB per cápita y el máximo de 39.673 euros, un 177.9%. En
ambos casos sólo en Portugal y Alemania se cobra más.
En Secundaria, tres cuartos de lo mismo: el sueldo mínimo se
va hasta los 31.415 euros y el máximo a 44.250 euros. Y si el profesor es
catedrático, a 33.566 euros el mínimo y 46.513 euros el máximo. En porcentaje,
el mínimo se sitúa en el 150,5% del PIB per cápita y el máximo ¡en el 208,6%! Casi nada. En el mínimo no nos supera ningún país y en cuanto al máximo nos
sobrepasan Chipre, Portugal y Alemania.
Seguro que no tardará en aparecer algún comentario en este
post con la famosa musiquita de “¿y de que te quejas?; haberte hecho profesor
aprobando unas oposiciones”. Como si al resto de los mortales nos hubiesen
regalado nuestro puesto de trabajo.
NO me quejo de que estén bien pagados. Si
queremos una buena educación para nuestros hijos, ésta se la tiene que
proporcionar una persona que esté bien preparada y cualificada y que, a ser
posible, sea la mejor para ese puesto y esas personas, lógicamente, no trabajan
por cuatro duros. Y lo mismo pienso de otros funcionarios públicos como
médicos, policías e incluso gobernantes: tienen que ser los mejores y por ello
se les tiene que pagar bien.
De lo que me quejo es del continuo victimismo que
practican y de sus continuas “marchas multicolores” reivindicativas, de sus
quejas por los “recortes”, de su indignación cuando les quitaron los “moscosos”,
de sus problemas psicológicos, de sus pancartas, de sus huelgas, de su
politiqueo… y, sobre todo, de que aprovechando que tienen a nuestros hijos
cerca, les utilicen para hacerse más fuertes, como si fuesen sus rehenes.
Cobrar, más que decentemente, ya está logrado; ahora solo
falta que trabajen bien y que protesten menos. Todo irá mejor.
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