“Excelentísima
Activista”; así se titula la primera biografía crítica que se publica sobre Ada
Colau. De la mano de Ediciones Península, el periodista y profesor de
periodismo Joaquín Roglán ha aceptado el reto de plasmar en un libro la
personalidad de la primera alcaldesa de la historia de la ciudad condal.
“Según
me dijo Ramón Perelló, editor de la editorial, pensó en mí porque he escrito
varios libros de Barcelona y por mi experiencia al haber vivido y trabajado
como periodista durante cuarenta años en esta ciudad. También influyó el que no
pertenezca a ningún partido político ni guarde relación alguna con la política”
ha dicho Roglán.
El
autor reconoce que, más que interesarle, Ada Colau le inspira “curiosidad como
fenómeno mediático y social” y que también le interesan sus circunstancias
generacionales. “Ella pertenece, aunque simule lo contrario, a la generación
más privilegiada desde la Transición. Es curioso de Colau explique que tenía
trabajos precarios, cuando estudió y creció durante la etapa de pleno empleo.
¿No le interesaba un empleo estable o es que su currículum no se ajustaba a sus
pretensiones?”
Y añade: “En todo caso, de nuevo vivió como una privilegiada en
su ONG (Plataforma de Afectados por la Hipoteca, PAH) y viajó a países a los
que ninguna persona desahuciada pudo viajar y menos aún a cargo del
contribuyente”.
Para
este profesor universitario, “la constante presencia mediática de la hoy
alcaldesa es una operación de imagen y de laboratorio de manual y se basa en
técnicas de propaganda muy antiguas, empleadas precisamente en etapas y en
países muy poco democráticos”, para añadir que “sabe convertir sus fracasos en
éxitos mediante el método de culpar a los demás de todos los males y aparecer
ella siempre como la inmaculada redentora”.
Joaquín
Roglán termina diciendo que “Barcelona tiene como primera alcaldesa a Ada Colau
porque la ciencia política es la única donde dos más dos no suman
necesariamente cuatro y la ley electoral (que no se ha querido reformar durante
tantos años) propicia aritméticas que permiten que una minoría minoritaria
mande sobre mayorías mayoritarias. Con sumar dos o tres partidos de su
oposición, cualquier candidato podría dejarla sin la vara de alcaldesa”.
“Que
Ada Colau haya dejado la calle para entrar en las instituciones ha provocado
que la calle esté más desorientada y más desordenada que nunca”. O puede que
sea por la labor que está ejerciendo al frente de la alcaldía, añado yo.
Es
posible que dentro de un par de décadas, la presencia de Ada Colau en la vida
política no pase de ser una anécdota o una broma de mal gusto, pero, hasta
entonces, a la alcaldesa le queda cuerda para rato al frente del consistorio o,
como vaticinan cada vez más analistas políticos, como primera Presidenta de la
Generalidad de Cataluña. Los votos de los catalanes decidirán su futuro. A
ella, ambición no le falta.
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