“San Google”,
como le llama mucha gente, ha cumplido 18 años. ¡Y parece que fue ayer cuando lo
tecleábamos por primera vez (equivocándonos al poner una sola O) en nuestro
ordenador!
El buscador más importante del mundo ya es mayor de edad y para
celebrarlo han creado un hashtag, #AntesDeGoogle,
donde los usuarios han descrito en unas
pocas palabras cómo era su vida antes del feliz nacimiento. Les traemos las que
más nos han llamado la atención, aunque no todos los cambios han sido debidos a
la presencia de Google. Que aunque lo parezca, tampoco es Dios.
- La
enciclopedia. En todas las casas había una y en las más pudientes, no bajaba de
los 25 tomos. Lo sabía todo y era imposible hacer un trabajo escolar sin
consultarla. Con el tiempo llegaron las enciclopedias en CD-ROM (otro muerto en
combate) como la Encarta y, finalmente, todas pasaron a formato digital con
visionado gratuito a través de internet.
- Las
revistas y periódicos. No es que hayan desaparecido del todo, pero tampoco es
que pasen por su mejor momento precisamente. Hace 18 años, había sábados en que
salías del quiosco o librería con más peso del que podían soportar tus brazos
con el periódico nacional, el local, el deportivo, la revista semanal, el
coleccionable…
- El
videoclub. Si no queríamos que las teles mandasen sobre lo que íbamos a ver, no
teníamos más remedio que acudir al videoclub y hacer una cola inmensa para
llevarnos a casa una película estrenada hacía tres años. Eso o grabar una de la
tele para verla más tarde con anuncios incluidos.
- El
teletexto. Era la única forma de saber los resultados de fútbol (o cualquier
otra noticia) sin esperar a que llegase la hora del telediario. Todavía lo
consultamos muchos, que conste.
- Agencias
de viajes. Sin internet, viajar era difícil. Y caro. O nos conformábamos con lo
que nos ofrecían en la agencia de viajes o había que lanzarse a viajar “a la
aventura”, sin billetes de avión, reservas de hoteles, etc.
- Agendas de teléfonos. Todas las casas tenían una, bien ordenadita alfabéticamente. Incluso
sabíamos muchísimos números de teléfono de memoria. La única forma de
comunicarnos con el prójimo era el teléfono y el fijo de casa, echaba humo.
- Diccionario
de idiomas. Los idiomas nunca han sido el fuerte de los españoles y la única
forma de conseguir una comida decente cuando viajábamos al extranjero era
traduciendo la carta con el mini diccionario correspondiente.
- La
cassette. Seguramente fue el inicio de la piratería. Un amigo nos dejaba un LP
y con una calidad nefasta la grabábamos en una cinta que escuchábamos una y
otra vez.
- Las
páginas amarillas. Eran como el Google de final del siglo XX. Todo aparecía
allí: fontaneros, mecánicos, librerías… También estaban las páginas blancas
para buscar teléfonos particulares. Éstas últimas ya han desaparecido, pero las
amarillas todavía cuentan con más de 12 millones de usuarios y su versión
digital es de las más visitadas.
- Los planos
y el callejero. Era la única forma de orientarse por esas carreteras de Dios o
por las callejuelas de la gran ciudad. ¡Qué forma de perderse! Pero tenía su
gracia desplegar los mapas (no tanta volverlos a plegar).
De todas formas, si quieren saber más cosas de cómo era la vida hace 18 años, pueden
preguntarle a Google. Seguro que lo sabe.
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