¿Le cuesta
conciliar el sueño? ¿Duerme pocas horas? ¿Se despierta continuamente? Quizá
todos estos problemas tengan un mismo origen: la alimentación. Ya lo dice
nuestro sabio refranero: “desayuna como un rey; come como un príncipe y cena
como un mendigo”. Y es que los alimentos que tomamos en la merienda y cena
tienen una gran influencia a la hora de dormir.
No nos
vamos a extender en las razones científicas que provocan que durmamos mejor o
peor, que para eso ya existen publicaciones científicas especializadas, pero, a
groso modo, les diremos que por la noche se deben comer alimentos que ayuden a
la síntesis de hormonas favorecedoras del sueño y en el desayuno y almuerzo,
alimentos más estimulantes y calóricos para aportar energía al resto del día.
Entre las
sustancias que nos ayudan a mejorar la formación de esas hormonas favorecedoras
del sueño, melatonina y serotonina, está el aminoácido triptófano, esencial
para ese cometido. Además, los alimentos ricos en calcio, magnesio y vitaminas
del grupo B también nos ayudan al permitir las conexiones nerviosas. ¿Y cuáles
son los alimentos que contienen estas sustancias? Vamos allá.
- Frutas:
Plátanos, piña y aguacates.
- Huevos.
- Carne.
- Pescado
azul.
- Frutos
secos.
Todos los mencionados
son ricos en magnesio, calcio, zinc, ácidos grasos omega 3 y vitamina B
- Alimentos
ricos en hidratos de carbono: pan integral, patatas, pasta y miel.
- Leche. ¿Recuerdan
el consejo de nuestros abuelos de tomar un vaso de leche antes de dormir? Pues
funciona. La leche es rica en triptófano, calcio y vitamina B12, sustancias que
se asimilan fácilmente e intervienen en la regulación del sueño. Si está un
poco templada, mejor, ya que potencia la sensación de bienestar y la
relajación.
- Infusiones:
tila, melisa, valeriana, flor de azahar y pasiflora. Huir de las que contengan
teína, ya que son excitantes. Y si tenemos el problema de que nos provocan continuos
viajes al baño, se pueden ingerir en cápsulas.
En la otra
cara de la moneda están los alimentos que dificultan nuestro descanso y que
nunca deberíamos consumir por la tarde o la noche. Estos son algunos:
- Bebidas
estimulantes: café, té, colas y
chocolate.
- Bebidas alcohólicas.
Al poco de tomar una cantidad moderada, puede que nos induzcan rápidamente al
sueño, pero luego lo altera produciendo despertar precoz, apneas y, finalmente,
insomnio.
- Especias
picantes. Aumentan la temperatura corporal y la secreción de jugo gástrico.
- Legumbres.
Pueden producir flatulencias.
- Comidas
grasas, embutidos o precocinados.
- Endivias,
apio, berenjena y cebolla. Por sus propiedades diuréticas.
- Naranja,
kiwi y frutas ricas en vitamina C. Son ricos en tirosina.
Todos estos alimentos no son perjudiciales para la salud, ni mucho menos, simplemente es preferible no tomarlos por la noche. Y recuerden siempre que para dormir
como un niño pequeño, el cuerpo debe de estar cansado. Si tienen una actividad
sedentaria, practiquen ejercicio.
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