El
pasado martes, el gobierno de Pedro Sánchez lanzo una de esos globos sonda de
cara a la galería a los que nos tiene acostumbrados: “el Ministerio de Defensa
ha decidido cancelar un contrato con Arabia Saudí para la venta de 400 bombas guiadas
por láser y devolverá los 9 millones de euros que ya habían sido desembolsados”.
¿El motivo? Que se podían utilizar en la guerra del Yemen. ¿Y para qué creían
que se gastarían? ¿Para decorar despachos oficiales? ¡Estupendo! ¡Tenemos un
gobierno pacifista! Pero las consecuencias de la decisión no se han hecho
esperar.
Según
fuentes de empresas españolas con negocios en el país (Indra, FCC, Typsa, Técnicas Reunidas...), el Ministerio de
Defensa de Arabia Saudí va a dejar en suspenso temporalmente el pedido de
corbetas que tenía firmado con la empresa Navantia hasta que el Gobierno
español aclare su postura sobre el contrato de las bombas y su posición sobre
la guerra con Yemen. Incluso hablan de que el Gobierno saudí ha ordenado revisar
el resto de contratos militares con España.
¿A
qué se refieren con el contrato de las corbetas? Pues a un megacontrato firmado
con la empresa Navantia valorado en nada menos que 1.800 millones de euros para
la construcción de cinco corbetas para la armada de Arabia Saudí que
garantizaría durante varios años carga de trabajo para los astilleros de Cádiz,
la provincia con más paro de toda España. Y debemos recordar que Navantia es
una empresa del grupo SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales),
es decir, una empresa pública que el año 2017 “sólo” perdió 389,8 millones de
euros que, ¡cómo no!, pagaremos entre todos los españoles.
Por
supuesto que estoy en contra de cualquier guerra. Al igual que el 99,99% de la
raza humana. Pero no vender las bombas no parará ésta. Se las comprarán a otro
país. Seguro que ya se está empezando a formar la cola de proveedores a la
puerta del ministro de defensa. Si no hay un acuerdo global entre los
vendedores de armas para no vender ni una más a Arabia Saudí (ni a Irán,
claro), la postura del Gobierno español no es más que un brindis al sol, un
acto quijotesco que nos puede salir muy caro.
Responsables
del Ministerio de Asuntos Exteriores ya han salido a la palestra anunciando que
“no hay ninguna posición oficial sobre la cancelación del pedido de armas hasta
el momento”. La enésima rectificación del Gobierno llegará más pronto que tarde
y apuesto a que las bombas que se lancen, serán españolas. Y encima tendrán que
dar su apoyo a Arabia Saudí en la guerra. Al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario