La
guerra al plástico se ha desatado a nivel mundial. Bueno, más bien a nivel de
los países desarrollados, porque en los llamados países emergentes, nada o muy poco se hace y son
ellos los que producen más del 90% de los desperdicios plásticos en el mundo. Pero,
a lo que íbamos, el plástico se ha convertido en el enemigo público número uno.
Primero
fueron las bolsas de plástico de los supermercados y grandes superficies, para
mayor gloria de los fabricantes de las bolsas de papel y de los sacos de rafia,
para más tarde, sumarse el resto de negocios del país. Ahora, empiezan a
ponerle fecha a la prohibición de las pajitas de plástico, los platos y
cubiertos, los vasos y hasta de las maquinillas de afeitar desechables. ¿Qué
será lo próximo? Pues, seguramente, las botellas de agua, de refrescos, etc.
Ante
tal certeza, varias son las marcas que se han lanzado a conquistar este nicho
de mercado que se abre. ¿Con qué producto? Pues como el mejor que se podría
utilizar, el cristal, resulta muy pesado y peligroso en caso de rotura, han
decidido desenterrar un invento de hace muchas décadas: el termo.
Pero
nada de termos normales y baratitos; en el mundo de los negocios actual, las cosas
o se hacen a lo grande o no se hacen. Los termos de “nueva generación” son de
acero inoxidable, decorados por los mejores artistas del momento y recomendados
por “celebrities” del calibre de Oprah Winfrey o Julia Roberts. Y, claro, los
precios no tienen nada que ver con los antiguos.
La
marca más conocida en Estados Unidos se llama S´wel y vende sus botellas en
gimnasios y en las tiendas alimenticias más exclusivas del país. Su facturación
sobrepasa con mucho los cien millones de dólares y sus precios oscilan entre
los 40 y los 80 dólares. Pero hay más: ante la demanda de productos cada vez
más caros, encargó el diseño de algunas de sus botellas a la firma Swarovski,
famosa por sus obras de arte con cristales. Y de esta colaboración, salieron al
mercado botellas (termos, al fin y al cabo) con precios de hasta 900 dólares.
¿Sabrá
mejor el agua en una de estas botellas? Lo dudo. Pero echarle un trago delante
de tus compañeros de oficina… no tiene precio.
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