Medio
somnoliento, muy pronto por la mañana entra en su bar de costumbre y pide un
café para intentar despertar. Tras unos minutos de espera, el agradable
camarero llega hasta su mesa y le trae lo pedido: una taza de café. Hasta aquí,
todo normal, pero ¿qué ocurriría si en lugar de un vulgar café le sirvieran una
auténtica obra de arte? Seguro que empezaría el día con mucho mejor pie. Es lo
que hace con sus clientes Lee Kang Bin en su cafetería C. Through en Corea del Sur
Aunque
parezca increíble a la vista de sus obras, Lee jamás acudió a clases de dibujo.
Aprendió a ser un maestro de las figuras en el café con leche durante sus diez
años de experiencia como barista.
Con sus
delicados pinceles y cucharas, usando crema gruesa manchada con colorante de
comida, este “latte artist” tarda unos
15 minutos en recrear obras de arte como “La noche estrellada” de Vincent Van
Gogh, “El grito” de Edward Munch o “La bella y la bestia” que, curiosamente, es
el diseño más solicitado.
Sus
clientes aprovechan que sólo vende café frío para pasar varios minutos subiendo
fotos a Instagram antes de dar el primer sorbo, lo que ha valido ser el “artista
cafetero más famoso del mundo” y que sus creaciones sean seguidas por más de
160.000 personas en la red social.
Pero la
fama también tiene su parte negativa. Ante la avalancha de peticiones, Lee Kang
Bin ya no acepta reservas en su cafetería. Así que si alguna vez visitan su
maravilloso país y quieren degustar una de sus creaciones, más vale que acudan
temprano.
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