miércoles, 21 de marzo de 2018

Los nuevos mini-radares de Tráfico llegan en Semana Santa; que Dios nos coja confesados



Ya conocen el dicho: éramos pocos y… La DGT incorpora desde esta Semana Santa 60 radares de tamaño muy compacto a su larga lista de radares instalados en las carreteras, en los vehículos camuflados de la Guardia Civil o en helicópteros. En esta ocasión, estos mini-radares están pensados para que puedan ser transportados a bordo de las motos de los agentes de Tráfico, que los podrán instalar sobre un trípode, en vehículos o anclados al guardarraíl.

Ya se han realizado las primeras pruebas en carretera y los resultados son espectaculares. Para la DGT, se sobrentiende. Si lo instalan sobre un trípode, su medio metro de altura lo hace casi invisible; si se acopla a un vehículo, difícilmente se le podrá distinguir por su tamaño; y si lo anclan en un guardarraíl -en el caso de que vayamos mirando los guardarraíles, algo que no suele ocurrir- hasta que no estemos encima, será imposible de detectar. 

Además, la tecnología láser con la que funcionan los hace indetectables para los inhibidores y para los detectores, ambos ilegales, por cierto.


Los dichosos aparatitos pueden captar velocidades de hasta 250Km/h. en dos carriles y a una distancia de 15 a 50 metros. Cuentan con un iluminador infrarrojo que los capacita a operar por la noche y pueden ser controlados hasta 50 metros mediante WiFi y, a partir de ahí, mediante conexión 3G o 4G a cualquier distancia, lo que permitirá a los motoristas de la Guardia Civil colocarse a dos o tres kilómetros, fuera de la vista de los conductores, para, una vez comprobado el exceso de velocidad a través de una tableta, detener al conductor y notificarle “en caliente” la sanción. Con esta acción, adiós a la picaresca de identificar a otra persona como conductor para no perder puntos en el permiso de conducir.

Y, ¡cuidado!, porque aún puede ser peor: aprovechando que les hacían buen precio, también han comprado 1.000 etilómetros y 694 lectores de drogas portátiles que se pueden acoplar a las 291 nuevas motos y a las 1.861 ya existentes. Así, cuando le paren, le pueden hacer un “completo”: alcohol, drogas y velocidad.

Por el precio no se preocupen: cada mini-radar sale por unos 14.400 euros. Con menos de 300 sanciones de importe mínimo (50 euros después del pronto pago), amortizados.


Evidentemente, estamos a la vanguardia mundial en cuanto a medios para poder sancionar a los conductores. Todo un orgullo; en algo teníamos que destacar. Esperemos que, al menos, con este nuevo invento dejen de colocar los radares en las rectas cuesta debajo de las autopistas como venían haciendo hasta ahora.

Y recuerden: la mejor solución para evitar las multas… es cumplir con las normas. Viajarán más tranquilos, mucho más seguros y llegarán al mismo lugar que si no las cumplen. Y sin los bolsillos vacíos.


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