¡Dios
me libre de tener ideas izquierdistas! Defenderé siempre que cada cual haga lo
que quiera con su dinero, pero tengo que reconocer que, en ocasiones, estoy
convencido de que debería existir una ley que permitiese confiscar toda su
fortuna a los multimillonarios que malgastan su fortuna. Y esta es una de esas
ocasiones.
Glorius
es un bombón en forma de diamante elaborado a mano a lo largo de tres semanas
por el maestro chocolatero portugués Daniel M. Gomes. Partiendo de una base de
chocolate negro Valrhona de Ecuador, se mezcla con azafrán de Arabia, trozos y
aceite de trufa blanca Perigord de Francia, vainilla de Madagascar, flecos de
oro y otro ingrediente secreto que sólo conoce el maestro.
Según
sus palabras, “nuestro objetivo ha sido crear un producto absolutamente único y
de calidad inigualable, utilizando los mejores ingredientes para crear una
mezcla de sabores perfecta. El azafrán y la trufa transmiten los sabores de la
tierra, muy calientes, mientras que la vainilla aporta una tonalidad fresca y
deliciosa. La sintonía es, francamente, de lujo”.
Y
tanto. Cada bombón pertenece a una serie limitada de 1.000 bombones y cada uno
vale 3.900 euros. Y cuidado que aún puede ser peor, porque el precio se eleva a
7.728 euros si el bombón de marras, que va envuelto en hojas de oro de 23
quilates - ¡como para tirar el envoltorio a la basura! -, se adquiere en su
caja conmemorativa creada por Swarovski, recubierta con 5.500 cristales
tallados. No está para un trozo de chocolate de tres centímetros de altura.
Pero
lo que más me asombra de todo es que piensa vender 1.000. ¡Cómo está el mundo!
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