viernes, 31 de agosto de 2018

En La Coruña amanecerá a las 10:06 el próximo 1 de enero




Si la propuesta de la Comisión Europea sale adelante, entre el 30 de diciembre de 2018 y el 10 de enero de 2019, en La Coruña el sol saldrá a las 10 horas y 6 minutos. Y en Finisterre, dos minutos más tarde. Y no será por culpa de que al astro rey se le peguen las sábanas. Nos explicamos.

Tras décadas de críticas por parte de los ciudadanos europeos, hartos de los adelantos y atrasos de una hora en sus relojes en los meses de marzo y octubre, la Comisión Europea decidió realizar una consulta no vinculante a todos los habitantes del viejo continente este verano. La respuesta fue bastante alta si tenemos en cuenta el caso que solemos hacer a las instituciones comunitarias y 4,6 millones de europeos expresaron su opinión. De ellos, el 80% abogaron por suprimir el sistema actual, siendo mayoría los que preferían que quedase para siempre el horario de verano.

El sistema vigente en Europa está legislado por una directiva que entró en vigor en 1981, aunque el cambio de hora se remonta varias décadas según países. Así, algunos adoptaron la práctica después de la Primera Guerra Mundial; otros tras la Segunda y la mayoría, durante la crisis del petróleo de los años setenta. El motivo siempre fue el mismo: el ahorro energético que suponía que en verano anocheciera una hora más tarde. Sin embargo, los estudios reflejan que ese ahorro es muy marginal (alrededor de un 1%) y los efectos sobre la salud humana son bastante negativos.


Por todo ello, y apoyados en los votos de la consulta, la Comisión propondrá a todos los Estados Miembros en el Consejo de la UE y a los eurodiputados de la Eurocámara modificar la regulación existente y que cada país elija el huso horario que prefiera. Y, mucho me temo, éste será el principal tema de discusión en España en los próximos meses, por no decir años.

En la Unión Europea conviven tres husos horarios: el de Europa Occidental (Reino Unido, Portugal…), el de Europa Central (Francia, Alemania, Italia, Polonia…) y el de Europa Oriental (Grecia, Rumanía...). España se ubica en el huso de Europa Central. ¿Por qué, si mirando el mapa nos encontramos justo debajo de Reino Unido e, incluso, el meridiano de Greenwich divide en dos nuestro país?

Para encontrar la explicación nos tenemos que remontar a la Segunda Guerra Mundial, momento en el cual los países occidentales de Europa adelantaron sus relojes una hora para hacerlos coincidir con los de Europa Central para que no hubiera malentendidos horarios en las órdenes que les daban a las tropas aliadas. Pasada la Guerra, estos países volvieron a su huso horario excepto España, donde el dictador Franco, que no podía ver a los ingleses, prefirió seguir con el horario de alemanes e italianos. Debido a esta gilipollez franquista, en España amanece y anochece más tarde que en los países de nuestro entorno y eso repercute negativamente en nuestra productividad, en la conciliación familiar y fomenta la idea de que los españoles somos unos vagos. 

  

¿Qué huso horario debe adoptar nuestro país? La lógica indica que deberíamos adoptar el mismo que Reino Unido o nuestra vecina Portugal. Es una barbaridad que un habitante de La Coruña tenga el mismo horario que un polaco de Bialystock (en la frontera con Bielorrusia) o Lublin (en la frontera con Ucrania) cuando les separan la friolera de 3.300 kilómetros. Cuando ellos se acuestan, el gallego aun no ha llegado a su casa.

Pero esta medida, el retrasar una hora, perjudicaría a las regiones orientales españolas como Baleares, Cataluña o la Comunidad Valenciana, todas ellas muy turísticas, donde verían anochecer muy temprano.

La polémica está servida se tome la decisión que se tome, pero una cosa tengo clara: que a las diez de la mañana todavía no haya salido el sol, me parece una barbaridad.  



miércoles, 29 de agosto de 2018

Adiós a las bombillas halógenas a partir del 1 de septiembre




Siguiendo el Plan de Eficiencia Energética que aprobó la Unión Europea en 2011, a partir del próximo 1 de septiembre entra en vigor la normativa que prohíbe fabricar y vender las conocidas bombillas halógenas, excepto en los casos en que no exista una tecnología que pueda sustituirlas y hasta agotar las existentes en las tiendas. Concretamente, la normativa afecta a las bombillas halógenas clásicas hechas de cristal y que emiten luz omnidireccional, con casquillo E27 y E14, así como algunas bombillas no direccionales con casquillos G4 y GY6.35. No afectará a los faros de los coches.

¿Qué podemos hacer? Sustituirlas por bombillas LED de una manera sencilla: quitar la halógena y poner una LED.  

Seguro que muchos pensarán que el cambio les va a suponer un fuerte desembolso económico y no les falta razón ya que las bombillas con tecnología LED son mucho más caras a la hora de la compra, pero el ahorro posterior compensa con creces ese desembolso. Estos son los datos:

- Bombilla incandescente habitual. Ya eliminada desde 2012. Tenían una vida útil de unas 1.000 horas.

- Halógenas mejoradas (ECO). Ahorro energético respecto a la incandescente de un 25% y duración de unas 3.000 horas.

- Fluorescentes compactas. Ahorro de un 80% y vida útil de unas 8.000 horas.

- Bombillas LED. Ahorro de un 90% y duración hasta 50.000 horas, sin importar las veces que se encienda o el tiempo que pasen funcionando en cada ocasión.


El ahorro es evidente, ya sea en consumo energético, con un ahorro de un 15% del total del recibo de la luz dependiendo del número de bombillas que se utilicen, o en la reducción de generación de residuos. Sin embargo, hay que recordar que el proceso de reciclaje de las bombillas LED tiene un coste más elevado.

Una última consideración. A pesar de la inminencia de la prohibición, un 54% de los europeos no ha oído hablar de ella ni una sola vez y la cifra aumenta hasta el 67% si contamos también a los que desconocen las consecuencias de esta medida. Un organismo como la Unión Europea, que dicta normas de obligado cumplimiento para cientos de millones de habitantes y que cuenta con presupuestos inimaginables para el común de los mortales, debería revisar sus políticas informativas. Salgan de la burbuja de Bruselas. Los europeos nos merecemos un respeto.