martes, 30 de enero de 2018

Las nutripolleces vuelven en el nuevo libro del “chef cabreado”



Anthony Warner no es un escritor al uso. Bioquímico de profesión y con amplios conocimientos de la industria alimentaria, escribe desde 2016 un blog titulado “El chef cabreado (The Angry Chef), nombre con el que también se le conoce en Reino Unido y título del libro que acaba de lanzar y que presentó en Madrid hace unos días. ¿Su objetivo? Desenmascarar las mentiras y los peligros de una industria autodenominada saludable, pero que realmente no lo es.

En las 355 páginas de su libro, Warner escribe –y critica- la dieta alcalina, la paleo, la moda de quitar el gluten de la dieta sin ser intolerante, el detox… con humor, ironía e información útil, a la vez que se enfada con algunos famosos que promocionan una alimentación sana sin ninguna base científica, sólo por intereses económicos, o con las “nutripolleces” que caracterizan a la pseudociencia y la fantasía que rodea a muchos alimentos y dietas.
Veamos lo que opina sobre algunas dietas:

- Detox. Es una industria construida sobre la nada. Estas dietas no sirven para nada. La sola idea de que podamos desintoxicar el organismo controlando lo que ingerimos es una soplapollez pseudocientífica de primera.



- Dieta paleo. Ni siquiera los antropólogos saben lo que comían en las cuevas del paleolítico. ¿Cómo se puede hacer una dieta así?

- Dieta alcalina. Propone que nuestro cuerpo prefiere el estado alcalino y por tanto, defiende eliminar los alimentos ácidos del menú. Esta hipótesis se derrumba con la afirmación de que los alimentos ingeridos van a alterar el pH de la sangre. Imposible. Además, no cura enfermedades.

Lo que opina sobre algunos alimentos tampoco deja indiferente:

- Col rizada. Quienes defienden el universo “detox” dicen que limpia los riñones. No hay ninguna prueba de que esto sea verdad. Ni tampoco de que el ajo, el té verde, el jengibre o las nueces tengan poderes desintoxicantes. Son productos saludables… y basta.

- Aceite de coco. Se le atribuyen propiedades antibacterianas, anticancerígenas, antiinflamatorias y antioxidantes. Madonna, Miranda Kerr y Paltrow lo toman a cucharadas y dicen que lo emplean incluso como enjuague bucal y lubricante sexual. No hay estudios que demuestren que sirve para combatir enfermedades y hasta hace muy poco tiempo, este aceite era un tabú comparable con el aceite de palma actual.


- Azúcar. No es un veneno ni una toxina ni una droga. Las posturas extremas frente al azúcar generan miedo, cuando la OMS recomienda ingerir hasta un 5% de las calorías diarias en azúcar añadido en una dieta sana y equilibrada. Los sustitutos naturales como la miel o el sirope de arce funcionan muy bien y sustituyen al azúcar porque son, principalmente, azúcar.

Warner hace una reflexión muy interesante sobre la división de los alimentos entre “buenos y malos” que utilizan las dietas milagrosas. Los alimentos considerados “buenos” suelen ser caros para transmitir la sensación de que son exclusivos, lo que hace sentirse mal a las personas que no pueden permitírselos y les provoca la sensación de estar haciendo trampas a su salud. Se suelen demonizar los productos asequibles y pone cinco ejemplos: el pan, con muchísimas propiedades beneficiosas para la salud; las patatas, con grandes propiedades nutricionales; el arroz, base de la alimentación de miles de millones de personas; los lácteos que ahora se relacionan con numerosas enfermedades y la pasta: ¿por qué eliminar los carbohidratos de la dieta?

Pero si hay algo que enfade al “chef cabreado” son las dietas, alimentos y consejos al margen de la medicina convencional que aseguran que pueden curar el cáncer. En Reino Unido existe la ley del cáncer que persigue a quien diga que puede tratarlo, curarlo o prevenirlo. Si se hace en los medios de comunicación convencionales, es un delito, ¿a qué esperan para hacer lo mismo en internet?


Si usted es de los que está harto de aguantar a toda esta calaña de “sabios” que se atreve a darnos lecciones sobre lo que comemos (aun a sabiendas de que sus vidas están repletas de escándalos y de costumbres “poco sanas”), desahóguense con el libro “El chef cabreado. Mala ciencia. Toda la verdad sobre las dietas milagrosas” de la editorial Ariel. 


lunes, 29 de enero de 2018

Las pajitas de refresco se acercan a su prohibición



¿Recuerdan la cruzada ecologista en contra de las bolsas de plástico de los supermercados? ¡Qué bien les vino a las empresas de distribución! De golpe, para ser “más ecologistas que nadie”, empezaron a cargarnos entre 3 y 5 céntimos por una bolsita con la publicidad de su cadena. ¿Ha bajado el consumo de plásticos en España? Ni por asomo.

Sin embargo, por aquella costumbre tan humana (y tan española) de no reconocer los errores, a partir de marzo, cualquier establecimiento (no solo los supermercados) estará obligado a cobrar entre 3 y 30 céntimos por las bolsas de plástico, aunque por política de empresa prefieran regalarlas. Y se espera que queden prohibidas en 2020.

¿Servirá de algo? De poco si tenemos en cuenta que según un estudio de la revista Science, el 95% de los plásticos que llegan al océano lo hacen a través de sólo 10 ríos y todos ellos se encuentran en Asia (sobre todo en China e India) y África. Creo que en estos lugares el prohibir el uso de bolsas de plástico ni se les ha pasado por la cabeza. Y no veo a los ecologistas desplazándose allí para reivindicarlo.


Una vez conseguida la prohibición de las bolsas de plástico en Occidente, los “salvadores del planeta” han renovado sus objetivos y sus próximas víctimas van a ser ¡las pajitas de los refrescos! Ian Calderón, líder de la mayoría demócrata en la Asamblea de California, ha propuesto a la cámara un proyecto de ley que condenaría a los camareros que ofrezcan a sus clientes pajitas de plástico gratuitas. ¿Las penas? Hasta seis meses de cárcel y multas de 1.000 dólares.

Según Calderón, “debemos llamar la atención sobre el asunto de las pajitas de plástico de un solo uso y sus perjudiciales efectos sobre nuestros vertederos, ríos y océanos”. La propuesta se basa en una estadística: en Estados Unidos se usan 500 millones de pajitas al día. Teniendo en cuenta que en el país viven alrededor de 300 millones de personas, cada norteamericano usa más de una pajita al día.

No crean que esta concienzuda estadística la ha realizado una gran empresa privada o un departamento del Gobierno. No. A pesar de que los grandes medios (Washington Post, CNN, National Geographic, The Guardian, etc.) la han publicado con grandes titulares, el autor de la misma fue un niño de 9 años, Milo Cress, que empezó una campaña contra el uso de las pajitas en 2011. Preguntó en algunas empresas fabricantes, hizo sus cálculos y lanzó la estimación que hoy todos creen a pies juntillas.


Sinceramente, aunque el impacto en el medio ambiente no sea tan grave como nos quieren hacer creer, no me parece mala idea que sustituyan los materiales empleados en las pajitas por otros que sean más respetuosos con la naturaleza, ya sean papel, productos vegetales, etc. Cualquier medida que evite, aunque sea mínimamente, el deterioro del planeta, me parece recomendable. Pero es que los prohibicionistas no quieren que se utilice cualquier otro material; su objetivo es que nadie use pajitas de un solo uso. Y quizás aquí esté la respuesta a esta campaña furibunda: una de las empresas que la finanza, fabrica pajitas reutilizables. Y esas, aunque se tiren a la primera, parece que ya no ensucian.

Ni más ni menos que lo ocurrido con los fabricantes de bolsas reutilizables y las “asesinas” bolsas de plástico. Algún día abriremos los ojos y nos daremos cuenta de que la ecología, sólo tiene en cuenta el negocio.



jueves, 25 de enero de 2018

Las luces LED son malas para el medio ambiente. ¡Lo que nos faltaba!



Siempre he sido de la opinión de que los ecologistas, aunque necesarios en muchos aspectos, aprovechan cualquier avance tecnológico que triunfe para realizar denuncias con el único objetivo de aumentar su popularidad. ¿Su última cruzada? Las luces LED.

Demasiado poco a poco, las luces LED están sustituyendo a las viejas bombillas incandescentes, a los fluorescentes y a los halógenos. Aunque algo más caras, estas luces consumen mucha menos electricidad y su vida útil es mucho más larga. Dos objetivos resueltos: menor consumo energético, con la consecuente reducción de la contaminación y menos residuos llenando los vertederos. Pero los ecologistas le han dado la vuelta y basándose en un estudio publicado en Science Advances han puesto el grito en el cielo: las luces LED aumentan la contaminación lumínica.  


En el estudio se advierte que la superficie iluminada artificialmente de la Tierra sigue creciendo en la mayoría de los países (al igual que lo ha venido haciendo durante el último siglo; cosas del desarrollo). Aumenta en los últimos años más de un 2% anual (casi un 10% de 2012 a 2016). Este aumento es, según la revista y los grupos ecologistas, muy preocupante ya que amenaza al 30% de los vertebrados y al 60% de los invertebrados nocturnos y tiene efectos sobre la fauna, flora y los microorganismos. Incluso tiene impacto sobre la salud humana.

Sin embargo, analizando los datos publicados, se observa que, durante estos años, se produce un estancamiento de la iluminación en Norteamérica y Europa, las zonas más iluminadas a nivel mundial, a pesar de que, al menos en teoría, la luz nos cuesta menos. También que disminuye, lógicamente, en zonas que sufren conflictos armados como Siria o Yemen y que aumenta en América del Sur, Asia y África. Todo esto parece llevarnos a la conclusión de que la iluminación LED está posibilitando que los países en vías de desarrollo mejoren sus condiciones de vida y se acerquen a los niveles de iluminación nocturna de los más desarrollados. ¿Y ahora qué? ¿Les limitamos el uso? ¿Les impedimos que se desarrollen para que no haya más contaminación lumínica?


Los ecologistas lo tienen claro: como la mayor eficiencia energética no reduce los consumos lumínicos del mundo, es necesario implantar un control de emisiones (léase impuestos) como se hace con las emisiones de carbono.

¡Ya sabemos el objetivo del movimiento una vez se agote lo del cambio climático: las lucecitas que molestan!


sábado, 20 de enero de 2018

Gominolas para adelgazar, las 372 Thin Kit (sin ironías)



¿Cuánto pagaría por poder comer gominolas y no engordar? ¿Y por comerlas y, además, lograr adelgazar? Pues resultan un poco caras (65 euros), pero ya se puede conseguir. 372 Thin Kit se llama el invento.

Tras haber tratado a más de 7.000 pacientes en sus 30 años de carrera, la doctora Sara Segovia, licenciada en la Universidad Central de Barcelona, especialista en Anestesiología y Reanimación y máster en Medicina Estética, ha creado el compuesto 372 Thin Kat, un producto en formato gominola que brinda a nuestro organismo la asistencia necesaria para mantenerse en el peso ideal o para lograrlo en caso de estar realizando una dieta.


Libres de azúcar y aptas para diabéticos y celíacos, el programa consta de tres tipos de gominolas diferentes:

- Bye fat!, amarillas, tienen efecto termogénico gracias al extracto de Garcinia Camboya y sirven para reducir el apetito y el almacenamiento de grasas al acelerar el metabolismo.  

- Hi wellness, naranjas, ayudan al tránsito intestinal y sus prebióticos y probióticos benefician nuestra salud.

- By hunger!, blancas, reducen la ansiedad al llevar magnesio, vitamina B6 y L Triptófano que ayudan a que la serotonina controle el apetito y elimine ese deseo loco de picar entre horas.

Según la doctora, se debe tomar una gominola de cada clase, por este orden, a media mañana y a media tarde, masticándolas sin prisas.



Toda ayuda es poca para conseguir rebajar esos kilos de más provocados por las fiestas navideñas, pero por muchos milagros que nos prometan, recuerden que no lo conseguirán sin seguir una dieta equilibrada, sin excederse en las calorías y practicando algún deporte, aunque sean largas caminatas. Con los kilos, al igual que con el dinero, la lotería sólo le toca a unos pocos. 

jueves, 18 de enero de 2018

El 50% de los paneles y radares de tráfico no funcionan



“No tendrán nada que informar”, pienso cada vez que paso por debajo de un panel informativo de los miles que hay en las carreteras españolas y lo veo apagado. Pues no; estaba equivocado.

Según ha denunciado el sindicato CSIF, aproximadamente la mitad de los paneles informativos de Tráfico en las carreteras de la Comunidad Valenciana no funcionan porque no se reparan o no sirven de mucho porque las cámaras de control permanecen estáticas, con lo que desde los centros de gestión no se puede tener una visión panorámica de cada tramo vial y actuar con antelación a que surjan los problemas.

Concretamente en la provincia de Castellón apenas funcionan el 10%, en la de Valencia el 60% y en la de Alicante el 40%. Por la experiencia de los viajes que he realizado últimamente, en otras comunidades autónomas los porcentajes deben de ser similares.


Según manifiesta el sindicato, en abril de 2017 expiró el contrato con la empresa que se ocupaba del mantenimiento, conservación y reparación de paneles, cámaras y radares, entre otros equipamientos de nuestras carreteras, aunque antes de llegar a esa fecha, y ante la falta de acuerdo, se había ido reduciendo la prestación hasta mínimos.

Se les llena la boca cuando hablan de la seguridad vial de nuestras carreteras y se ponen las manos a la cabeza cuando tienen que comunicar que la cifra de muertos ha aumentado con respecto a la del año anterior, echando, invariablemente, la culpa a los conductores. ¿Se podría haber evitado, aunque sólo fuese una muerte, con una buena información en los paneles?

¿Cuánto vale cada panel? ¿A quién se le adjudicó la subcontrata? ¿Están operativos los radares? ¿Miden correctamente la velocidad de los vehículos? Sin el correcto mantenimiento, lo dudo. 






lunes, 15 de enero de 2018

UGT sube un 1,8% el sueldo a sus empleados mientras exige un 3% a los empresarios



Dicen que no hay nada mejor que predicar con el ejemplo, algo que en el sindicato UGT no están dispuestos a llevar a la práctica.

Aunque todavía no hay datos oficiales sobre la propuesta que presentarán junto a CCOO a las organizaciones empresariales en el marco de la negociación de un nuevo acuerdo interconfederal de negociación colectiva (AENC), fuentes cercanas a la negociación indican que el incremento medio que reclamarán a CEOE y CEPYME estará en torno al 3%.

Esta cifra es similar a la que ya pidieron el año pasado (entre el 1,8% y el 3%) y que acabó con la ruptura de las negociaciones sobre el pacto salarial con la patronal. Al parecer, siguen empecinados en pedir algo que saben que no pueden conseguir. Aunque pidan el oro y el moro, ¿será ese 1,8% la cantidad que finalmente aceptarán y por eso la aplican ya en su convenio? Pronto lo sabremos.


Con el incremento pactado, el sueldo mínimo a pagar por el sindicato será de 1.278 euros brutos en 14 pagas, lo que se traduce en que sus empleados peor pagados serán mileuristas puros y duros. Es curioso como hace una década, antes de la gran crisis, los sindicatos criticaban duramente el sueldo más común por aquellas fechas, 1.000 euros, aduciendo que con esa cantidad no se podía vivir. ¿Ahora sí?

¿Recuerdan la que montaron cuando el gobierno aprobó la reforma laboral reduciendo los días que había que pagar por despido? Tardaron pocas semanas en aplicar un ERE a su plantilla pagando el mínimo que establecía la nueva ley.


Es la demagogia de las centrales sindicales que tanto cansa a los ciudadanos españoles. Su poca relevancia en la economía y en la sociedad de nuestro país se la ganan a pulso. 

martes, 9 de enero de 2018

El flirteo no es delito ni la caballerosidad agresión machista



El pasado mes de octubre, el periódico estadounidense The New York Times destapó el escándalo de abusos sexuales del productor cinematográfico Harvey Weinstein. La noticia desató una ola de denuncias por parte de muchas actrices y trabajadoras del mundo del cine que acusaron a otros “presuntos” abusadores, como los actores Kevin Spacey o Dustin Hoffman.

Los hechos de este “caso Weinstein” condujeron a una toma de conciencia en toda la sociedad sobre la violencia sexual y al nacimiento del movimiento “#metoo” (yo también) que aprovechaba las redes sociales para denunciar otros muchos casos de abusos machistas, abanderado, ¡cómo no!, por la omnipresente actriz Merryl Streep.

Y así continúa hasta hoy, con la ceremonia de la entrega de los Globos de Oro en la que todas las actrices y actores fueron vestidos de un negro funerario que asustaba y con un discurso de Oprah Winfrey (muy bueno, por cierto) para la que ya se pide la candidatura del partido demócrata para luchar contra el denostado Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos.


¿Están llegando demasiado lejos con el tema? Así lo creen un centenar de artistas e intelectuales francesas que han lanzado hoy un manifiesto en el que critican el “puritanismo” de la campaña contra el acoso sexual desatada con el caso Weintein y defienden la “libertad de importunar” de los hombres que consideran “indispensable para la libertad sexual”.  

Las actrices Catherine Denueve e Ingrid Caven, la escritora Catherine Millet y la editora Joelle Losfeld destacan entre las más de 100 firmantes que expresan en el prestigioso diario Le Monde que “la violación es un crimen, pero el flirteo insistente o torpe no es un delito, ni la caballerosidad una agresión machista” y aclaran que “no se sienten representadas por ese feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, adquiere el rostro de un odio a los hombres y su sexualidad”. Incluso se refieren a ese movimiento como “justicia sumaria”, que juzga a los hombres “cuyo único error fue haber tocado una rodilla, tratado de robar un beso o hablar de cosas íntimas en una cena profesional”.


El manifiesto termina diciendo que la reacción positiva al “caso Weinstein” de un principio ha dado paso a que se favorezca a los “enemigos de la libertad sexual” o de los “extremistas religiosos”.


La polémica está servida. Está claro que todos quieren su minuto de gloria; en Hollywood y en Francia. 


miércoles, 3 de enero de 2018

En 2017 las empresas multiplicaron por ocho sus premios en la lotería



¿Se acuerdan de las amenazas de Hacienda contra los que vendiesen sus décimos de la lotería premiados a empresarios para que blanqueasen su dinero? Se les decía que si los pillaban podrían pagar una multa que duplicase el premio y otras lindezas. De poco sirvió porque, a menos que uno fuese un cazurro integral e ingresase de golpe una millonada en el banco, era imposible que Hacienda pudiese detectarlo.

Montoro, que de tonto no tiene ni un pelo, decidió entonces que, a la hora de cobrar los premios mayores de 2.500 euros, el Ministerio que dirige se quedase una retención del 20% con lo que, de golpe, solucionaba dos problemas: aumentaba los ingresos del Estado y disminuía bastante el riesgo de blanqueo de dinero.

No podemos negar que los españoles somos gente creativa y ante tamaña ofensa del ministro, nos hemos inventado una nueva forma de sortear el sablazo de Hacienda: que empresas o sociedades en números rojos cobren los premios. Les explico el mecanismo:


Como ya todos sabemos, en los premios superiores a 2.500 euros Hacienda se queda con el 20% a la hora de cobrarlos. Siempre que sean particulares, porque si son compañías, lo integran en la base imponible y tributan al tipo nominal que, generalmente, es del 25% antes de las deducciones. Pero, ¿qué pasa se esa sociedad a la que “le toca” el premio está en números rojos? Pues que puede que no llega a tributar por el premio.

De enero a octubre de 2016, a las empresas les tocaron premios en la lotería por valor de 9,5 millones de euros. En 2017, en idéntico periodo, los premios han ascendido a 86 millones de euros, ¡casi un 800% más! No me negarán que el aumento de la suerte es vertiginoso. ¡Y todavía no está contabilizado el gordo de navidad!

Los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) ya han pedido al Gobierno que, para atajar el presunto fraude, los premios de loterías que ganen las empresas tributen igual que los de los particulares y que les autorice a iniciar inspecciones a todas las sociedades que, declarando pérdidas, fuesen agraciadas por la lotería en los últimos años.


Montoro va a por ellos. ¡Que tiemblen!