viernes, 10 de agosto de 2007

CALDERA SE AHOGA EN EL TAJO-SEGURA


Desde hace unos cuantos días un grupo numeroso de ciudadanos rumanos, que en ocasiones han superado los 2.000, han acampado junto al trasvase Tajo-Segura, muy cerca de la población albaceteña de La Herrera. Parece ser que han llegado después de la recolección de la cosecha del ajo y están a la espera de comenzar la de la cebolla. Como las viviendas de alquiler están fuera de sus posibilidades económicas han decidido acampar con todos sus enseres al lado del trasvase con lo que se aseguran agua para lavar y para sus necesidades.
Indudablemente esta situación es del todo ilegal. Han acampado en una zona prohibida, encienden hogueras cuando están terminantemente prohibidas por la Junta de Castilla-La Mancha y hacen sus necesidades en unas aguas que después van a parar al consumo humano (aunque antes pasan por depuradoras).
Pero lo más curioso del tema es que ha salido el ministro de trabajo y asuntos sociales, Jesús Caldera y ha dicho que la acampada de los rumanos no es ilegal, que son ciudadanos europeos y que pueden ir donde les plazca dentro de la comunidad.
¿Y si yo mañana me levanto y me voy a acampar en medio de la casa de campo de Madrid, enciendo hogueras para hacer barbacoas en Agosto y me baño junto a los patos? Supongo que no me dirán nada ya que soy ciudadano de la Comunidad Europea.
Señor Caldera: si el asentamiento es ilegal, pues es ilegal sean rumanos o marcianos.
Me gusta la humanidad que tiene este señor. Hay 2.000 personas sin las más mínimas condiciones sanitarias y no le parece mal. No tienen luz ni agua corriente ni retretes ni instalaciones sanitarias ni recogida de basuras ni un ambulatorio y dice que no puede hacer nada por echarlos, aunque al mismo tiempo tampoco hace nada por ayudarlos. Son personas y en un país que no es tercermundista, aunque a veces lo parezca, como es España no pueden estar abandonados a su suerte. ¿Qué pasaría si con las hogueras que encienden queman el pinar donde están “alojados” y, Dios no lo quiera, muere alguno de ellos? ¿Y si cae algún niño al trasvase y no se le puede rescatar? ¿A que entonces sale usted y dice que el gobierno no es responsable porque estaban acampados ilegalmente? ¿A que no me equivoco?
Los habitantes del pueblo están muy preocupados y lo comprendo: 2.000 emigrantes en un pueblo de 400 personas es para estarlo.
El problema de la emigración es muy grande y de difícil solución. Personalmente opino que ningún ser humano es ilegal en ninguna parte del mundo a menos que sea un delincuente, en cuyo caso es ilegal en todas. No debemos poner barreras a la emigración, pero al mismo tiempo nuestros gobernantes tienen que regularla para que no vuelvan a ocurrir casos como estos que nos ocupan.
Ellos no tienen trabajo y pasan hambre en sus países de origen y aquí los agricultores los esperan porque de lo contrario nadie va a recoger sus cosechas. ¿Qué problema existe en que vengan?

PD. Don Graciano y Paco se han ido de vacaciones y yo voy a hacer lo mismo hasta los primeros días de Septiembre. Piensen mientras tanto en cosas buenas que puedan ayudar a vivir en un mundo mejor y luego realícenlas. Piensen siempre: ¿Porqué no?

jueves, 2 de agosto de 2007

LOS SAHARAUIS PUEDEN DESAPARECER


Por desgracia no es ninguna broma. La Media Luna Roja alerta: el 40% de las donaciones concedidas a los refugiados saharauis se utiliza en la gestión de las oficinas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y para las del Programa Alimentario Mundial (PAM). Indican además que una gran parte de la cesta alimentaria de los 158.000 refugiados saharauis no ha sido cubierta para el mes de Julio que ya ha finalizado y la levadura con la que hacer el pan ya no existe desde hace cuatro meses.
¿Les parece increíble que unos funcionarios de organismos internacionales cobren todos los meses (seguro que no poco), se lleven el 40% de las ayudas que se envían al Sahara y que a los que están protegiendo se mueran de hambre? A mí también.
Pero no se crean que lo de morirse de hambre es una exageración. Según esta misma asociación el 66% de las mujeres en edad de procreación sufren anemia así como el 76% de las que están embarazadas. Los niños de hasta cinco años con malnutrición son el 39% que aumenta hasta el 68% en el caso de los anémicos. Los niños saharauis, es decir, su futuro, penden de un hilo. El porvenir de todo su pueblo se encuentra en una situación muy comprometida. ¿Les suena a limpieza étnica? En este caso, acabando con las siguientes generaciones se acaba con la raza y el territorio y lo que hay en él para nosotros.
Mientras tanto, todos los gobiernos de los países occidentales hacen oídos sordos a esta tragedia y halagan de forma constante al vecino del norte, la Monarquía marroquí, quizás la única culpable de este drama. No importa que existan cientos de presos políticos en cárceles marroquíes, ni que los universitarios saharauis no puedan estudiar en sus universidades ni que los niños mueran de hambre; al monarca dictador marroquí se le permite cualquier cosa siempre y cuando no permita que entren los radicales islámicos y que nos deje pescar con unos cuantos barcos.
Pero si en cualquier otro país occidental esta situación de olvido voluntario es deplorable, en el caso de España todavía es peor. No nos olvidemos que durante la década de los setenta, a la mínima presión que ejerció el régimen marroquí, nos fuimos con el rabo entre las piernas y dejamos al pueblo saharaui a su merced. Cuando otros países europeos concedieran la independencia a sus antiguos protectorados, con mejor y peor resultado, nosotros nos fuimos corriendo y hoy, después de más de treinta años, el pueblo saharaui continua sin una mísera autonomía (no digamos ya de la tan ansiada independencia).
Tenemos que exigir a nuestros dirigentes que tomen cartas en el asunto de una vez por todas. Los saharauis tienen que lograr la independencia para que puedan decidir por ellos mismos. Sabiendo, por informaciones que me llegan, como actúan estoy seguro de que si pudiesen gestionar sus recursos no estarían pasando hambre y no haría falta que los burócratas de Naciones Unidas tuviesen que “ayudarles”.
Independientemente de todas estas críticas, continuemos ayudando a las ONG que tienen programas en marcha en la región. También un merecidísimo aplauso a todas las familias españolas que durante todos los veranos, y van ya un montón, acogen a niños saharauis en sus hogares. Estas familias si que conocen la belleza de este noble pueblo.

- Y usted Don Graciano ¿hizo la mili cerca de casa?
- Cerca del todo. Yo caí pal África. Estuve en el Sahara. Que gran pueblo, pero que calooor