viernes, 31 de mayo de 2019

Los teléfonos móviles que más (y menos) radiación emiten. Valor SAR




Fue uno de los caballos de batalla del ecologismo hace un par de décadas. Su insistencia sobre la radiación que emitían los teléfonos móviles llegó a preocupar, y mucho, a la mayoría de ciudadanos. Los presuntos “estudios científicos” a los que hacían referencia denunciaban niveles de “radioactividad” que, con el paso de los años, afectarían seriamente a la población mundial. Pasadas ya un par de décadas, ¿qué queda de todo aquello?

Algunos aun lo recuerdan, pero la realidad es que la sociedad se ha rendido a las bondades de los smartphones y pocos son los que aun creen que pueden sufrir un cáncer por usarlos. Además, de la multitud de estudios realizados (para regocijo de los bolsillos de las universidades y catedráticos que las realizaban), ninguno ha demostrado que haya una relación entre la radiación emitida por los móviles y el cáncer. Ni siquiera que tengan un papel negativo en nuestra salud, exceptuando que nos dejamos los ojos al mirarlos durante demasiadas horas al día.

Si bien es cierto que no afecta a nuestra salud, también lo es que los smartphones emiten radiaciones. Y unos más que otros. La web Statista ha elaborado una lista con los teléfonos que más radiación emiten y los que menos en base a los datos de la Oficina Alemana para la Protección contra la Radiación. Les dejamos los gráficos.




En la clasificación, destaca que entre los móviles con menos emisiones destacan los de la marca Samsung. En el otro extremo, los teléfonos de Xiaomi son los que tienen mayor SAR (tasa de absorción específica). Pero, ¿qué es el SAR?

La tasa de absorción específica es una medida de la potencia máxima con que un campo electromagnético de radiofrecuencia es absorbido por el tejido vivo. El valor del SAR para los teléfonos móviles se toma en la posición de uso más habitual, junto a la cabeza, y viene reflejado como el máximo nivel medido en esa parte del cuerpo.

En Estados Unidos se exige que los teléfonos presenten un valor de SAR igual o inferior a 1,6 vatios por kilogramo (W/kg) medidos en un volumen de 1 gramo de tejido. En Europa se fija como límite 2W/kg promediados en 10 gramos de tejido.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Llegan los impuestos exclusivos a los coches eléctricos (ya estaban tardando)




Uno de los alicientes para comprarse un coche eléctrico son las ventajas económicas que conlleva. Si, es mucho más caro que uno similar diésel o gasolina, pero a cambio existen muchas contraprestaciones.

Entre ellas, podemos destacar las subvenciones a la compra estatales, autonómicas e, incluso, locales; la rebaja o exención del impuesto de circulación; la gratuidad, en la mayoría de los casos, del ticket de aparcamiento en zonas azules o verdes; puntos de recarga de electricidad gratuitos; las ayudas que se reciben a la instalación de puntos de carga en los domicilios o la autorización para poder circular por el centro de las grandes ciudades siempre que se desee. Todo son ventajas y alicientes para que nos pasemos al coche eléctrico. ¿Será para siempre así?

Ni por asomo. Mientras los coches eléctricos apenas representen el 1% del parque automovilístico total, los políticos pueden fardar de ser los más ecológicos del planeta, “regalando” (con nuestro dinero) todas las ventajas inimaginables a los compradores concienciados. Pero, ¿qué ocurrirá cuando el porcentaje aumente al 10%, al 25% o al 50% como nos venden desde las altas esferas? ¿Imaginan a un político tipo Manuela Carmena (hasta nunca) ingresando la mitad de impuestos que ahora? ¿O a un gobierno soltando 5.000 eurazos por cada eléctrico cuando se lleguen a vender un millón al año? ¿O a una compañía eléctrica (que no son precisamente hermanitas de la caridad) instalando medio millón de puntos de recarga en domicilios de forma gratuita? Yo no. El negocio, precisamente, estará ahí. Y no es una cuestión que pasará en un futuro más o menos lejano; ya está pasando.   


La compañía española de infraestructuras Abertis, se acaba de adjudicar la implantación y gestión de un sistema de cobro de peajes a vehículos eléctricos en el Estado de Utah, en Estados Unidos. ¿Sólo a los eléctricos? Efectivamente, sólo a los eléctricos.

Y no es que se haya metido de por medio el denostado presidente de la nación, Donald Trump. La razón es más simple. En Estados Unidos, cuando se reposta gasolina (mucho más barata que aquí) se paga un impuesto destinado a la financiación de las infraestructuras viarias en el país. Sin emplear demagogias baratas y con una lógica aplastante: los eléctricos circulan por las carreteras, pero no las financian porque no usan gasolina. Se le crea un nuevo impuesto… y a pagar como todos.

Los conductores podrán pagar de dos formas: una tarifa plana anual que le permita circular por donde quiera y las veces que quiera o abonar un importe en función de la distancia que recorra el vehículo.


La cosa no pinta mal para la compañía española (están como unas castañuelas) por haberse posicionado en un sector en pleno auge. Son muchos los estados que están buscando fuentes alternativas y estables de financiación de sus carreteras ante el auge del parque de vehículos eléctricos y la consiguiente reducción de la recaudación por el impuesto a la gasolina.

Como ocurre siempre, nos enseñan el caramelo, nos dicen lo bueno que está, lo sano que es, lo barato que resulta… y cuando entramos en la tienda, ¡zasca! en toda la cartera.

sábado, 18 de mayo de 2019

Deep fake, del engaño de las fake news al video manipulado




Las posibilidades pueden ser infinitas. Un mandatario de una superpotencia amenazando con invadir un país vecino, provocando un estado de preguerra; el presidente de una multinacional lamentándose de la quiebra de su empresa con el consiguiente hundimiento de las acciones de la compañía; un reputado premio Nóbel de medicina hablando de las bondades de un falso medicamento consiguiendo que se acaben las existencias en la web…  todo ello con imágenes del protagonista y con su propia voz. Y, sin embargo, todo falso y manipulado por un algoritmo informático. ¿Ciencia ficción? Pues ya se puede conseguir con bastante facilidad.

Todo empezó hace un par de años con un proyecto de la Universidad de Washington llamado “Synthesezing Obama” por el que un algoritmo manipulaba las imágenes y la voz del ex presidente de EEUU Barack Obama para que dijese lo que los investigadores habían preparado. El algoritmo era capaz de manipular los videos sincronizando sonidos con movimientos faciales: los labios, el arqueado de las cejas, la respiración, los ojos… el resultado fue sorprendente.

Desde entonces, varias actrices famosas como Scarlett Johansson con imágenes eróticas o mandatarios como George Bush o Vladimir Putin han aparecido en vídeos (habitualmente en Youtube) en sitios a los que no habían ido y diciendo cosas que no habían salido de sus bocas. Pero la voz de alarma surgió en el video que se hizo viral en el que Obama llamaba idiota a Trump. Imaginen las consecuencias que puede provocar.


Al menos de momento, siempre se trata de videos con personas famosas de las que se dispone de mucho material gráfico. Para realizar una manipulación de este tipo es necesario tener un archivo inmenso con imágenes del protagonista, con discursos, gestos, voces, apariciones públicas… mucho material real y poco “inventado” para que sea más difícil detectarlos.

Según el tiempo que se le deje trabajar al algoritmo, la calidad será mejor o peor. Actualmente, con una hora trabajando ya puede quedar un video “decente”, aunque con algunos fallos de sincronización entre el sonido y los labios. Sin embargo, tras doce horas de trabajo resulta casi imposible distinguir si es real o no y sólo las técnicas de informática forense pueden detectarlos.

Pero esa solución no es suficiente. Al ritmo con que se difunden las noticias por internet y las redes sociales, cuando se detecte el fraude o los medios de comunicación logren contrastar la noticia, el daño ya estará hecho. Y aunque se demuestre su falsedad, muchos ya no se enterarán de la rectificación y siempre quedará la duda.


Como les decía al principio, parece ciencia ficción, pero es una realidad desde hace tiempo. Hace dos años, en un foro sobre desinformación de la Universidad de Stanford, el director del centro de la OTAN de “Excelencia en comunicaciones estratégicas” (en Riga, Letonia) dijo lo siguiente: “Los gobiernos ya han comenzado a desarrollar tecnologías avanzadas y técnicas de propaganda computarizada utilizando inteligencia artificial y logaritmos que pueden crear y distribuir desinformación a un ritmo alarmante”. Me parece que lo de Obama es un simple juego si lo comparamos con lo que ya se hace por ahí.

Como reza el dicho, “no te creas nada de lo que te digan y de lo que veas, la mitad”. A partir de ahora, ni eso.
  

viernes, 10 de mayo de 2019

Insectos comestibles: de la fideuá de tarántulas a la paella con escorpiones



Paella de mar y montaña con cigalas y escorpiones

La cultura tiene una gran influencia en la alimentación. Según en el país o en el continente donde hayamos nacido, un tipo de comida nos dará asco y repulsión y otro, nos parecerá un exquisito manjar. ¿Por qué la idea de engullir un saltamontes nos provoca arcadas mientras pagaríamos lo que no tenemos por tomar una mariscada con gambas, centollos o percebes? Por su aspecto, tampoco parecen muy diferentes…

Brochetas de saltamontes y escorpiones de agua con mini puerros y salsa romesco 

Isaac Petràs acaba de publicar un curioso libro gastronómico, “Comer insectos. Un descubrimiento”, en el que nos explica sus experiencias en la elaboración de platos cuyos ingredientes son un tanto exóticos: tarántulas, escorpiones, saltamontes, larvas de abeja…

Hamburguesa vegetal con pan rebozado de bichos

Todo comenzó en 1998 cuando recorría Perú junto a un amigo y en una tribu del Amazonas les ofrecieron un manjar casi sagrado (para los integrantes de la tribu, claro está): tarántulas peludas y crujientes. ¿Cómo negarse? Hicieron de tripas corazón y las engulleron.

Tarántulas en témpura 

Sin embargo, aquello le cambió la vida y, tras 20 años experimentando, Isaac se ha convertido muy posiblemente en el hombre que mejor conoce el mundo de los insectos comestibles en España.

Choco escorpión 

Ha recorrido todo el mundo para aprender cómo y dónde se comen, con qué se combinan y se maridan, dónde se venden…

En 2003 abrió la primera tienda de insectos en el famoso mercado barcelonés de La Boquería. Por allí pasaron curiosos, gourmets, periodistas, cocineros profesionales, turistas y numerosas personas dispuestas a conocer a qué sabe un insecto.

Croquetas de quinoa cítricas con hormigas negras 

Como no podía ser de otra forma, en el libro se detalla cómo prepararlos y utilizarlos para preparar un buen número de recetas.

Ensalada de pepino y larvas de abeja 

¿Se atreve a incorporar los insectos a su dieta? Si piensa que son cigalas, igual le resulta más llevadero…