jueves, 28 de septiembre de 2017

Cuestionadas subvenciones públicas españolas por valor de 25.000 millones anuales



La Comisión Europea aprieta al gobierno español en su lucha contra el déficit público y éste ya no sabe dónde encontrar partidas para recortar el gasto y, a la vez, que no sirva para que la oposición le machaque con la cantinela de “los recortes”. La última iniciativa ha sido el encargo a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) de una investigación para evaluar la eficiencia de las subvenciones que se conceden cada año.

No estamos hablando de un tema baladí. El año pasado se concedieron ¡25.000 millones de euros! vía subvención, el 2,5% de nuestro PIB. La administración central y la Seguridad Social otorgaron 15.000 millones, las comunidades autónomas 7.000 y los ayuntamientos más de 2.000.

Se da por seguro que en la investigación se detectarán duplicidades y ayudas públicas insólitas y/o estériles para los teóricos fines que persiguen estas subvenciones. Las primeras que se revisarán serán los fondos para la formación, las ayudas al transporte público, las subvenciones al gasóleo, al apoyo a la agricultura o los estímulos públicos a la investigación y desarrollo. No hace falta reconocer que todos sabemos de algún particular o empresa que se beneficia de estas ayudas sin merecerlas


Permítanme una pregunta tonta: ¿no sería mejor dejar de subvencionar todo lo que se mueve y rebajar los impuestos en esa misma proporción? Lo digo porque parece de necios pagarle un dinero al Estado para luego ir a llorarle que nos conceda una subvención. Déjenos nuestro dinero que ya decidiremos en qué gastarlo. Y además, está demostrado que a más subvenciones, más burocracia y más corrupción.

Naturalmente, esto chocaría con la cultura que nos han inculcado desde hace décadas. La cultura de “Papá Estado”. Nos han hecho tan inútiles con sus sistemas educativos que ahora ya no sabemos movernos si no nos echa una mano el Estado. Y los políticos tan contentos por tener un voto cautivo tan numeroso. ¡Vótame y seré tan generoso que no te dejaré morir de hambre!


Una maldad: este informe, que puede resultar trascendental, se lo han encargado, a pesar de su reciente creación, a la AIReF. ¿Por qué? Pues porque la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional sólo se creen los datos que presenta este organismo. El Tribunal de Cuentas, la Intervención General del Estado o la rimbombante Aeval (Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios) creada por el gobierno de Zapatero hace ahora 11 años, han quedado relegados por su poca o nula credibilidad. ¿Por qué no se cargan estos organismos? Podríamos empezar ahorrando por ahí.       
      

martes, 26 de septiembre de 2017

¿Cardio o pesas? Descubra lo mejor para rebajar esos kilos de más



No falla. Al acabar el verano, la báscula siempre nos da la mala noticia de que hemos engordado todo (o casi todo) lo que habíamos logrado adelgazar desde el verano anterior.
Tras unos días pasando hambre con la “dieta milagro” que nos ha aconsejado nuestra vecina del quinto y tras comprobar que, excepto unos “gramitos” al principio, no hay forma de que la báscula nos de buenas noticias, decidimos tomárnoslo en serio y pasamos a la acción: vamos a hacer ejercicio.  Pero ¿cuál es la mejor forma de perder peso? ¿Pesas o cardio? Intentamos explicarlo según los consejos de especialistas que hemos recopilado.


La mayoría de los expertos se decantan por una combinación de ambos. Por una parte, los ejercicios musculares que reporta el levantamiento de pesas provocan una quema mayor de grasa corporal. Y no sólo durante el ejercicio sino también durante la recuperación muscular, por lo que consumiremos calorías horas después de haber realizado los ejercicios.



Además, bien realizados los ejercicios, los resultados beneficiosos para el cuerpo van desde la mejora en la protección de una articulación hasta la recuperación de una lesión, además de la pérdida de calorías y la mejora de la fuerza muscular. También mejoran los niveles de glucosa en personas con diabetes, se reduce el dolor de la artrosis, se mejora la postura y aumenta nuestra autoestima, tan baja tras los meses de verano. Y no tengan miedo: utilizar regularmente las pesas no va a convertirnos en un “musculitos” hiperdesarrollado.


En cuanto a los ejercicios cardiovasculares, los más recomendados son la natación, la carrera continua, la bicicleta o las series de entrenamiento interválico (HIIT) que alternan alta y baja frecuencia cardíaca. En todos ellos, para que el ejercicio resulte eficaz, se debe mantener una intensidad de al menos el 60% de la frecuencia máxima de la persona. Los expertos aconsejan sesiones de un mínimo de 45 minutos alternando diversas intensidades.


Los ejercicios cardiovasculares mejoran la circulación sanguínea y el estado del corazón, la capacidad pulmonar, la eliminación de toxinas por el sudor, la resistencia de los tendones y es una buena alternativa al estrés ya que se liberan endorfinas. Y como lo que buscamos es eliminar grasas, después de un tiempo de actividad, el cuerpo pasará de conseguir la energía de la glucosa a los ácidos grasos.


Ya sé que es pedir mucho, sobre todo si estamos empezando, pero lo ideal para conseguir eliminar la grasa corporal es hacer una combinación de ambos entrenamientos, primero con el levantamiento de pesas y después con ejercicios cardiovasculares. Primero se aprovecha la glucosa como fuente principal de energía para luego pasar al consumo de grasa mientras corremos o nadamos. Es la mejor forma de rebajar las grasas, que es lo que perseguimos.



Pero si a usted le apetece hacerlo al revés, no hay problema. Lo más importante para rebajar esos “quilitos” es la motivación, la disciplina y las ganas de progresar. Imponiéndonos a nosotros mismos una rutina que no nos guste, conseguiremos cogerle asco al ejercicio y no lograremos nuestros objetivos.