martes, 19 de mayo de 2015

Porqué votaré a “Escaños en blanco” el 24M



Si las encuestas preelectorales aciertan (aunque, sinceramente, lo dudo mucho), las elecciones de este próximo domingo, 24M, tendrán el resultado más fraccionado de la reciente historia de la democracia española. Las mayorías absolutas prácticamente desaparecerán de la geografía patria y creo que nos vamos a reír con los pactos que se alcanzarán para lograr la gobernabilidad de algunos municipios y comunidades. Eso si no se tienen que repetir algunas tras pasarse varios meses intentando alcanzar acuerdos que difícilmente se lograrán.

Y en medio de todo este desbarajuste, existe un partido que sube como la espuma, aunque creo que le ha faltado tiempo para darse a conocer a la mayoría de la población. No hablo de Ciudadanos o Podemos, partidos de reciente creación, sino de otro con un nombre, cuanto menos, curioso: “Escaños en Blanco”. ¿Quiénes son?

Escaños en Blanco se fundó el año 2010 en Cataluña y su máximo órgano de representación del partido es la Asamblea general, formada por el conjunto de afiliados. El consejo Ejecutivo se encarga de la gestión y además hay asambleas territoriales y un Consejo territorial  que se encarga de elegir las candidaturas municipales y autonómicas. Las candidaturas a las Generales y Europeas las elige la Asamblea General.

Ya tienen tres concejalías; dos en Foixá (Gerona) y una en Gironella (Barcelona) que, consecuentemente, están vacías. Las últimas encuestas les otorgan un escaño en el parlamento aragonés. Lo malo es que no se presentan en toda España, aunque tienen candidaturas en las principales ciudades; Madrid, Barcelona, Sevilla…  

¿Y en qué se diferencia de cualquier otro partido político? En su programa electoral que consta de un único punto: “No tomaremos posesión del cargo”. Lo explican del siguiente modo:
“Nuestros candidatos, si resultan elegidos, no adquirirán la condición plena de diputado o concejal. Al no ejercer como tales, no tendrán derecho a ningún tipo de remuneración económica en forma de sueldo, dietas o complementos.
Asimismo, el partido Escaños en Blanco ni solicitará ni aceptará subvenciones públicas, en particular las adjudicables por escaños, votos o envío de propaganda electoral.”

¿A que ya les empieza a gustar? Pues seguimos. La formación pretende mostrar y canalizar el descontento de la ciudadanía de forma eficaz y se presenta como una forma de utilizar los votos de la población para expulsar políticos de las instituciones.


Somos muchos los españoles que estamos hartos de la clase política que nos ha tocado padecer. 
Personalmente, el PP me ha defraudado durante los últimos años. Ya sabemos que la papeleta heredada obligaba a realizar muchos sacrificios (a los españoles, claro), pero su desastrosa política de comunicación y el incumplimiento de buena parte de su programa electoral (no en temas económicos, que conste) ha hecho que muchos de sus votantes le hayan dado la espalda. Por no hablar de los casos de corrupción, ¡qué desastre!, pero esta lacra es común a cualquier partido que toque poder. Y algunos, incluso sin llegar a tocarlo.

Las siglas PSOE me dan repelús. Nos abocaron a la peor crisis económica de la historia española (por no recordar la de mediados de los noventa), empobreciendo a un país rico con medidas populistas, tonterías igualitarias y mastodónticas administraciones derrochadoras. Por mucho que busque entre sus candidatos no encuentro a ninguno que me inspire la más mínima confianza.

Lo de Izquierda Unida (o como se llame en cada sitio) se veía venir desde hace tiempo. Ideas trasnochadas de principios del siglo pasado, pronto o tarde, acaban cansando hasta a los más convencidos votantes. Oigan a Cayo Lara durante cinco minutos y sabrán de lo que hablo. Puede que sean sus últimas elecciones.

UPyD, formación que prometía hace un par de años, no ha sabido adaptarse a las circunstancias ni leer el panorama político que se avecinaba y tiene todas las papeletas para que, al igual que IU, éstas sean sus últimas elecciones.

Podemos parece ser la solución para todos los desencantados de la política actual. Votar a un partido que promete cosas que sabe que no va a poder cumplir me parece estúpido y muy peligroso.

Ciudadanos tiene buena pinta aunque me da miedo que nos gobierne un partido del que solo conocemos a su líder. ¿Quién hay además de Rivera? Están demasiado verdes para otorgarles mi confianza. Quizá, si continúan haciendo las cosas medianamente bien, en próximas elecciones…

Y de “aventuritas” separatistas no quiero ni oír hablar.

¿Voto en blanco? ¡Ni pensarlo! Nuestra perversa Ley Electoral discrimina los votos en blanco o nulos en favor de los partidos mayoritarios.

La única forma que encuentro para castigar a los políticos españoles es dándoles donde más duele: en su bolsillo. Políticos expulsados de las instituciones; escaños vacíos. Sólo así conseguiremos que espabilen y nos escuchen.

Por todo esto, mi voto irá para “Escaños en Blanco”





domingo, 10 de mayo de 2015

¿Marilyn o Einstein? Nuestros ojos nos engañan



Suele decirse que “no te creas lo que te digan y de lo que veas, solo la mitad”. Nuestra vista nos engaña sin que nos demos cuenta. La foto que encabeza el post parece muy normal; Albert Einstein, uno de los mejores científicos de la historia. Ahora aléjense despacio unos metros de la pantalla y empezarán a ver cómo, milagrosamente, la imagen va cambiando y poco a poco va apareciendo la fotografía de Marilyn Monroe. ¿Magia? No. Simple ciencia.

Realmente son dos imágenes superpuestas y que utilizan diferentes frecuencias: una de Albert Einstein con trazos finos y otra de Marilyn Monroe con los trazos más gruesos. A una distancia corta, nuestra vista sólo aprecia la figura del científico; de lejos, vemos los trazos gruesos de la fotografía de la actriz.

Pero también nos puede servir para saber si tenemos problemas de visión y no nos hemos enterado. Si mirando la fotografía de cerca, usted ve directamente a Marilyn, acuda al oftalmólogo: algo no funciona correctamente.

Les dejo un vídeo en donde explican cómo se realizó la superposición de las fotografías. 




martes, 5 de mayo de 2015

Pago 184 días anuales en impuestos… ¡y Podemos me los quiere subir!



Pronto, demasiado para mi gusto, suena el despertador. Funciona a pilas porque no me fío que un repentino corte de luz nos fastidie el día a toda la familia. Pues bien, desde ese mismo momento, estoy pagando impuestos. En este caso, el impuesto sobre el reciclaje de pilas

Antes de poner un pié en el suelo enciendo la luz y empiezan a cascarme el impuesto eléctrico que financia a las comunidades autónomas, el de generación y el de la distribución de la electricidad. Por supuesto, cuando aprieto el botoncito de la cafetera ocurre lo mismo, igual que con la tostadora del pan. Abro la ducha y desde ese mismo instante pago el impuesto especial sobre hidrocarburos (mi caldera funciona a gas) además de los impuestos especiales sobre depuración y contaminación de las aguas. Llego justo a la cocina para comer una de esas “maravillosas” magdalenas envasadas y tras zampármela de un bocado, tiro el envoltorio a la papelera. ¡Impuesto nuevo! La tasa de recogida de basuras.   

Llego al garaje (IBI sobre la plaza de aparcamiento), subo la cuesta y salgo a la calle donde me toca pagar un vado (tasas por entradas y salidas de vehículos) para que casi nunca me bloqueen el paso. Continúo pagando el impuesto de vehículos de tracción mecánica, el impuesto sobre hidrocarburos cuando le pongo gasolina, el impuesto de primas de seguro porque me obligan a tenerlo asegurado y el impuesto de circulación porque, al parecer, las ruedas de mi coche destrozan el asfalto.

Por el mero hecho de “disfrutar” trabajando, me retienen una quinta parte de mi sueldo (IRPF), aparte de las cuotas a la Seguridad Social (impuesto porque no son voluntarias; me imponen pagarlas) y siempre con la amenaza de que me la van a aumentar.


Durante todo el día habré fumado 4 o 5 cigarrillos (80% de lo que cuestan se va en impuestos; impuesto sobre las labores del tabaco entre ellos) y al salir del trabajo nos metemos en un bar un par de compañeros para tomarnos una cerveza (impuesto sobre el alcohol y bebidas derivadas).

Y todo el día, ¡todo el santo día! pagando el dichoso IVA por todo lo que se consume o se compra, ya sean productos básicos en el supermercado, el periódico, los zapatos, la ropa del bebe o el croissant de la panadería. Incluso lo pago una vez añadidos todos los impuestos que he mencionado antes. Porque, ¡qué cara tienen!, los impuestos también pagan IVA.

Cuando llego a casa (IBI de la vivienda), continúo pagando impuestos cuando ceno, cuando veo la televisión y cuando consulto mi correo electrónico. Incluso cuando, agotado, caigo en brazos de Morfeo, pago impuestos, porque ¿alguien apaga la nevera cuando se va a dormir?

Y que conste que me he dejado muchos, muchísimos impuestos.

Todo esto se traduce en que el Estado me confisca anualmente todo lo que gano durante 184 días a base de impuestos. ¡Y en la edad media se quejaban de los diezmos!  Hasta el día 3 o 4 de julio solo trabajo para ellos. ¿Por qué? Pues porque nos hacen creer que no sabemos administrar nuestro dinero y que necesitamos un “padre” que asuma las responsabilidades que cada uno debería asumir individualmente. Un padre que nos proporcione educación gratuita (con los temarios que ellos imponen), una sanidad universal (y costosísima) y una subvención de vez en cuando en forma de becas para nuestros hijos, ayudas para la compra de vehículos nuevos o descuentos a la hora de adquirir esa prótesis que nos ayudará a caminar. Unas contraprestaciones ínfimas que podría pagar tranquilamente de mi bolsillo si no me lo hubiesen vaciado antes. Es la labor del político: recaudar todo lo que se pueda para comprar votos con subvenciones, obras innecesarias y puestos de trabajo para los amiguetes y quedarse con lo que sobre.   

Pues, al parecer, todavía hay quien cree que me puede exprimir más. Bajo el rimbombante título de “Propuesta de programa económico: la reforma fiscal que España necesita” el círculo 3E de Podemos ha publicado sus propuestas en materia tributaria para el partido. Lo que será, tal como admiten desde la dirección (ahora ya sin Monedero) de Podemos, la base de sus medidas económicas; el borrador sobre el que el partido de Pablo Iglesias elaborará su programa oficial. Échense a temblar porque lo que han hecho hasta ahora PSOE y PP con nuestros impuestos era una broma.


Como espero que nunca las puedan poner en marcha y no quiero aburrirles, se las resumiré. Si alguien siente curiosidad por conocerlas en detalle, supongo que estará en su web.

- IRPF: aplicación de un tipo impositivo único del 49,5% sobre las rentas, cuya progresividad se realizaría a través de la Renta Básica (7.500 euros por adulto y 2.250 por menor) o con un esquema con muchos más tramos que ahora con un objetivo de recaudación equivalente a ese 49,5%. Sea como fuere, pagaríamos más, mucho más.

- Ahorro: todas las rentas estarán sometidas a una sola tarifa general. ¿Cuál? Pues el 49,5%.

- Deducciones y reducciones: todas fuera. Fuera la compensación entre rendimientos del trabajo y capital mobiliario; fuera la desgravación por gastos fiscales; fuera las reducciones en la base por planes de pensiones y rendimientos del trabajo y fuera las deducciones por vivienda.

- Sociedades: eliminar todos los beneficios fiscales (deducciones y bonificaciones) y un único tipo del 35%.

- IVA: superreducido al 5% y general al 22% (cultura incluido).

- Cotizaciones sociales: eliminar el tope de la base máxima de cotización sin tocar la pensión máxima. Es decir, cotizar hasta el infinito sin cobrar más en la jubilación. También se proponen acabar con loe regímenes especiales y las bonificaciones sociales a la contratación. 

- Reinstaurar Patrimonio, Sucesiones y Donaciones: aumentar sus gravámenes y extender su aplicación a todas las CCAA. Además, pretenden que todos los que declaramos IRPF paguemos también Patrimonio todos los años. 


- Impuestos especiales y ecológicos: aumentar la fiscalidad sobre el tabaco y el alcohol. Subir los impuestos sobre los hidrocarburos y el carbón. Aumentar el impuesto de matriculación y el de circulación. Aplicar tasas por el uso de determinadas infraestructuras e impuestos por circular en ciertas ciudades.

- IBI: modularlo en función del certificado energético del edificio ( menos de un 5% de las viviendas lo poseen en la actualidad) e imponer un recargo especial a las viviendas vacías. Crear un nuevo impuesto por “ocupación” que pagaría el arrendatario o el dueño de la vivienda.

- Impuestos municipales: aumentar el de vehículos, plusvalías, actividades económicas, permisos de obra, tasas…

Como decía aquel discapacitado al que se le rompieron los frenos de su silla de ruedas por las calles empinadas de Lourdes: “Madrecita, que me quede como estoy”.


sábado, 2 de mayo de 2015

Audi inventa la gasolina a partir del agua



Rara es la semana (por no decir el día) en que no aparece en los medios de comunicación un nuevo invento capaz de sustituir la dependencia energética de la humanidad de los combustibles fósiles. Ejemplos hay muchos: obtención de energía eléctrica e hidrógeno a partir de aguas residuales; aerogeneradores con forma de árbol que inundarán nuestras ciudades; baterías de grafeno que cargan el coche en apenas ocho minutos… esperanzadores proyectos promovidos por entusiastas emprendedores que, en la mayoría de las ocasiones, quedan olvidados en cualquier cajón por falta de financiación o por exceso de optimismo en sus expectativas.

Sin embargo, en esta ocasión, no es una universidad o una start-up de nueva creación quien promete revolucionar el panorama energético mundial sino una de las mayores empresas automovilísticas mundiales: Audi. Y eso, al menos, promete mayor fiabilidad.

La empresa alemana, aunque sigue con sus investigaciones en la energía eléctrica y gas, no quiere centrar todos sus esfuerzos en este tipo de energía y está buscando una fuente alternativa para mover sus vehículos, un combustible que comparta las características de la gasolina pero que resulte menos contaminante y que tenga reservas ilimitadas. Y siguiendo con estas premisas, ha apostado por el agua.

Su nuevo combustible, denominado “e-diésel”, se produce a base de agua, dióxido de carbono e hidrógeno en la planta que la firma tiene en Dresde, en colaboración con la empresa local, especializada en energías alternativas, Sunfre. El carburante logrado no tiene ningún tipo de huella medioambiental porque el dióxido de carbono necesario para su producción se obtiene del que ya se encuentra en la atmósfera. Por lo tanto, al consumirse, emite la misma cantidad de CO2 que el empleado en su creación.

Según lo explicado por Audi, el primer punto es separar el oxígeno del hidrógeno que contiene el agua, para lo que se utilizan procesos de electrolisis a más de 800º de temperatura. Luego, el hidrógeno y el dióxido de carbono se transforman en reactores de síntesis de los que resulta un hidrocarburo sintético denominado “crudo azul”. Posteriormente, es refinado para poder ser utilizado en los coches,           


El “invento” de Audi no es del todo original, ya que en 2013 unos científicos de la Universidad de Georgia lograron crear un microorganismo que, inspirándose en la fotosíntesis de las plantas, transformaba el CO2 en carburantes y otros productos químicos. Al igual que con el descubrimiento de Audi, las nuevas emisiones de dióxido de carbono eran nulas puesto que ya estaban presentes son anterioridad en la atmósfera.   


Como decíamos al inicio, creemos que en esta ocasión el descubrimiento promete. Y muestra de ello es que en la presentación del “e-diésel”, fue el Ministro de Educación e Investigación alemán el encargado de estrenarlo llenando el depósito de su propio coche con el nuevo carburante verde. ¿El coche? Un Audi 3.0 TDI. ¡Cómo no!