lunes, 26 de mayo de 2014

PODEMOS… arruinar España en dos meses



Muchos fueron los que intentaron, sin conseguirlo, aprovecharse políticamente del movimiento del 15M; han tenido que pasar tres años hasta que alguien lo ha logrado. Pablo Iglesias se llama el fenómeno. A partir de ahora, podrá vivir cinco años (quien sabe si más) como un pachá en Bruselas cobrando más de 10.000 euros mensuales de los presupuestos comunitarios, o sea, de nuestros impuestos. PODEMOS, el partido del señor Iglesias, fundado hace apenas cuatro meses, ha conseguido cinco escaños en el Parlamento Europeo. ¡Casi nada!

¿Y cómo ha conseguido convencer de sus bondades a 1.250.000 españoles en apenas cuatro meses y casi sin medios económicos? Pues recogiendo propuestas del Movimiento 15M y diciéndole a los españoles, agotados económicamente por la crisis y hastiados de la clase política, lo que querían escuchar. Poco importa si sus propuestas son o no razonables; el objetivo político está conseguido.


¿Son realizables esas propuestas? Les dejo su decálogo económico. Una mezcla de utopía, comunismo y populismo sudamericano:

1 Impago de la deuda: auditoría ciudadana de la deuda pública y privada para delimitar qué partes de éstas pueden ser consideradas ilegítimas para tomar medidas contra los responsables y declarar su impago además de reestructurar el resto de la deuda.

2 Jubilación a los 60 y jornada laboral de 35 horas. De este modo se podrá redistribuir equitativamente el trabajo y la riqueza, favoreciendo la conciliación familiar.

3 Prohibición de despidos y derogación de las reformas laborales de los años 2010, 2012 y 2014.

4 Eliminación de ETT e implantación de salario máximo. Incremento significativo del salario mínimo interprofesional y establecimiento de un salario máximo vinculado al SMI.

5 Pensiones no contributivas y derogación de la reforma de pensiones. Prohibición de la privatización o recortes del sistema público de pensiones. Derecho a disfrutar de una pensión pública no contributiva de calidad, que garantice una vida decente tras la jubilación y con una cuantía que iguale, como mínimo, el SMI.

6 Control público de sectores estratégicos de la economía. Como sectores estratégicos se consideran las telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo. Adquisición pública de todas las empresas de estos sectores.

7 Participación de los trabajadores en los Consejos de Administración de las empresas.

8 Impuestos a las grandes fortunas, aumento de los tipos impositivos del Impuesto de Sociedades; recuperación del impuesto sobre el patrimonio; supresión de las SICAV y aplicación de un IVA súper reducido para bienes y productos básicos.

9 Persecución y endurecimiento de las sanciones al delito fiscal.

10 Renta básica para todos. Derecho a una renta básica para todos y cada uno de los ciudadanos por el mero hecho de serlo. Con un mínimo del valor correspondiente al umbral de la pobreza con el fin de posibilitar un nivel de vida digno.


Ahora que lo leo detenidamente… debería de haberles votado. Dejo de pagar la hipoteca por injusta (punto 1). Como trabajar 35 horas semanales me parece mucho (punto 2) y no me pueden despedir de la empresa (punto 3), abandono voluntariamente. Total, para lo que me pagaban y como no puedo cobrar mucho más debido al tope salarial (punto 4), prefiero cobrar la renta básica (punto 10) y dedicarme a contar las nubes del cielo hasta que llegue la hora de mi jubilación. Y en caso de no haber cotizado lo suficiente, cobraré una pensión contributiva (punto 5); que con el SMI ya tengo suficiente. Además, como las telecomunicaciones, la energía, la alimentación, el transporte, el hospital, la farmacia, el colegio y hasta el fútbol si se tercia serán del Estado, pues serán gratuitos, ¿no? (punto 6) ¿Para qué quiero cobrar más?

Lo que no sé es quien pagará todo esto: el impuesto de sociedades prácticamente desaparecerá el nacionalizarse la mayoría de las empresas (punto 6); las grandes fortunas (que ellas si tienen los medios) enviarán su dinero al exterior al igual que las SICAV que se mudarán, por ejemplo, a Luxemburgo (punto 8); y, por si fuera poco, los buenos trabajadores españoles emigrarán a países donde se valore su trabajo y no les pongan límites a sus sueldos (punto 4), quedando en España los mediocres que se conforman con el Salario Mínimo Interprofesional o la renta básica. Y no creo que los inversores extranjeros compren nuestra deuda pública sabiendo que no van a recuperar su inversión (punto 1). Me temo que, a lo peor, no hay suficiente dinero para que podamos vivir del cuento todos los que nos quedemos.


Doctorado en Política, profesor universitario y con una labia envidiable, este personaje ha aprovechado todos los debates televisivos en los que ha participado durante años para darse a conocer, provocando polémicas como si de una vulgar Belén Esteban se tratara, sin dudar en utilizar descalificaciones y llegando a los insultos (sofisticados siempre, claro) si la situación lo requería. A codazos, entre famosillos y periodistas del montón, ha logrado que su cara se hiciese popular y lo ha aprovechado para adoptar un ideario ya escrito en los corrillos de la Puerta del Sol durante el 15M (y que él mismo sabe que es irrealizable) para lograr meter cabeza en el mundillo de la política que tanto dice odiar. De momento, su exitosa participación en las elecciones ya le ha reportado un millón y medio de euros del erario público por sus votos y escaños.  

Sus primeras palabras han sido estremecedoras: “Retroceden, pero no les dejaremos escapar. Les perseguiremos hasta acabar con ellos”. No quiero ni imaginar lo que ocurriría si estas frases las hubiese pronunciado un político de derechas.  

Ni siquiera ha sido original su estratagema: ¿recuerdan lo que hicieron Jesús Gil y Gil, José María Ruiz Mateos o la Cicciolina? Si. Todos ellos ya fueron Europarlamentarios.

¿Se darán cuenta los grandes partidos de lo mal que lo han hecho para que un millón y cuarto de personas apoyen esta sarta de estupideces?



sábado, 10 de mayo de 2014

El timo de los impuestos medioambientales




La reforma fiscal que prepara el Gobierno de Mariano Rajoy está al caer y con ella parece que llegará toda una batería de impuestos denominados “verdes”, muchos de ellos ordenados desde la Comunidad Europea. Seguro que muchos de ustedes pensarán que ya que hay que pagar impuestos, mejor que sean de este tipo que, al menos, preservan el medio ambiente y la salud de los ciudadanos. Pero, ¿seguro que lo consiguen?

Les pongo un ejemplo: estamos cansados de escuchar aquello de que los coches que más contaminen, que paguen más impuestos. ¿Y esto de qué le serviría al ciudadano de a pie? De nada. Quien tuviese un coche contaminante pagaría más… pero continuaría contaminando y todos nosotros seguiríamos respirando humo y malos olores. ¿O acaso van a instalar con ese dinero grandes extractores en el centro de las ciudades que eliminen esa contaminación? El impuesto sólo servirá para llenar las arcas del Estado y permitirá a los políticos que nos gobiernan (o mal gobiernan, como prefieran) continuar con su frenético ritmo de gastos. Si un coche contamina en exceso no tiene que pagar más; lo que tiene que hacer es desaparecer de nuestras calles.

En Europa se quiere hacer algo parecido con los aviones y está a punto de aprobarse una normativa que gravará los vuelos que despeguen o aterricen en nuestro continente. ¿Se dedicará el dinero recaudado a estudiar alternativas a la contaminación que provocan o servirá para ayudar a pagar los faraónicos gastos del Gobierno de Bruselas?

Y podríamos continuar con otras demagogias como que se suben los gravámenes a las gasolinas (más de la mitad de lo que vale un litro de gasolina son impuestos) para que utilicemos menos el coche y no contaminemos; se masacra con impuestos al tabaco y al alcohol para que no los tomemos y mejoremos nuestra salud; las empresas pagan un canon por los envases de sus productos cuando después la recogida de basura la pagamos entre todos… Y así centenares de impuestos demagógicos  que pagamos de nuestros bolsillos.


Lo más increíble es que todos pagamos los impuestos. Y muchos sin ni siquiera rechistar. ¡Nos parecen justos! Pero, ¿qué hay de justo en pagar por la ORA cuando ya pagamos el impuesto de circulación? ¿O en pagar un impuesto de sucesiones cuando les dejamos en herencia nuestra casa o nuestro dinero a nuestros hijos? O el IBI: ¿por qué me tiene que cobrar el Ayuntamiento por poseer una vivienda? ¿qué gasto le provoca mi casa para que me masacren todos los años? Y los impuestos medioambientales son iguales o peores. Lo que sucede es que nos parecen más justos y necesarios al ir etiquetados como “verdes”. Así nos dejamos tomar mejor el pelo.   

Necesitan cobrar impuestos para vivir como reyes en el poder; necesitan dinero para enchufar a todos sus amigos en la administración y poder pagar millones de sueldos públicos; necesitan disponer de una buena caja con la que comprar al electorado con subvenciones y ayudas. Les gusta mandar y eso cuesta mucho dinero: el que pagamos usted y yo con los impuestos.