miércoles, 28 de febrero de 2018

La sanidad española no es la mejor del mundo. Ni de lejos




Hace pocos días traíamos a esta página el caso del modelo sanitario Alzira, sus bondades, su eficiencia, su rentabilidad y la inquina que provocaba en la izquierda española y, más concretamente, en el Presidente de la Generalidad Valenciana, Ximo Puig y sus socios del tripartito progresista que mal gobierna la Comunidad Valenciana.

Ya les informamos que, a pesar de los buenos resultados obtenidos, a la empresa privada que gestiona el Hospital de Alzira le van a quitar la concesión el próximo 1 de abril. ¿Qué motivos aducen los mandamases de la Generalidad?  Pues que con la gestión pública se ahorrará dinero (sonrisa burlona) y que la calidad será mucho mayor, pues la sanidad pública española está considerada como la mejor del mundo. ¿Nos lo creemos?

Pues no. ¿Desde cuándo nos creemos lo que dicen los políticos? En el último informe de Euro Health Consumer Index, una organización de consumidores sueca especializada en sanidad y que colabora con la Comisión Europea, España ha quedado en el puesto 18 de 35 países analizados.


Para realizar el estudio se realizaron entrevistas y encuestas a 970 asociaciones europeas de pacientes y se valoraban los derechos de los pacientes, la información, las listas de espera, los resultados, los servicios cubiertos y los productos farmacéuticos. El campeón, como en las últimas ediciones, ha sido Holanda, seguido de Suiza y Noruega y por delante de España también se situaron Estonia, Eslovenia, República Checa, Alemania o Luxemburgo.

La mala clasificación de nuestro país se debe a “una enorme variación regional” y a las interminables listas de espera. Pero lo más sangrante es cuando afirman que éstas no se deben a la falta de recursos sino a los fallos de gestión. O sea, nos gastamos lo que no tenemos en recursos que son mal utilizados y que provocan mala atención a los usuarios. Ni rentabilidad ni eficiencia.


¿Por qué la sanidad holandesa es la mejor? En 2006 establecieron un modelo que combina la financiación pública y la prestación de servicios privada. El Estado asegura los gastos médicos a todos sus ciudadanos y son las empresas del sector las que compiten por atraer a los clientes.

Los holandeses están obligados a contratar un seguro médico, que establece un mínimo de prestaciones, al que ninguna compañía puede negarse por razones de edad o historial clínico. El seguro es pagado por el gobierno, las empresas y los asegurados (unos 100 euros por adulto). Si no tienen ingresos, el estado holandés subvenciona parte o la totalidad del seguro.

¿En qué se diferencia de la española? En cuanto a pagos, prácticamente es igual, incluido que el Estado (o sea, todos) pague por quien no cotiza. La diferencia está en el servicio: en Holanda se desviven porque los pacientes vayan a sus hospitales; aquí saben que no tenemos más remedio que acudir al monopolio estatal.


lunes, 26 de febrero de 2018

Los 52 milmillonarios españoles en 2018




En España hay 180.000 personas que declaran un patrimonio superior a 700.000 euros según la Agencia Tributaria. De ellos, 540 reconocen poseer más de 30 millones y, la “creme de la creme”, 52 personas o familias superan la nada desdeñable cifra de 1.000 millones de euros, “casi na”.

Como ya hemos escrito en anteriores ocasiones en las que hemos traído a esta página estas clasificaciones, reconocemos tener envidia, mucha envidia. Pero sana, nada de “muerte al capital”; ojalá en lugar de 52 milmillonarias hubiese 50.000: a España le iría mucho mejor.


La clasificación de este año continúa encabezada, con una distancia sideral por Amancio Ortega, aunque bien es cierto que este año no le han ido muy bien las cosas y ha perdido unos 5.000 millones de patrimonio a causa de la caída en bolsa de Inditex. Le siguen los mismos de otros años: Juan Roig, Rafael del Pino y la hija de don Amancio, Sandra Ortega. Por comunidades, continúa a la cabeza Cataluña, aunque con las últimas fugas de empresas y capitales, quien sabe si al próximo año continuará igual.

También destaca que el club de los milmillonarios sobrepasa por primera vez las 50 fortunas y que gana cuatro miembros y pierde uno con relación al año anterior. Curiosamente, ninguna de estas fortunas está ligada a la tecnología. Por comparar, de las diez mayores fortunas de Estados Unidos, cinco de ellas pertenecen al sector tecnológico.

En el listado que reproducimos a continuación aparece en primer lugar la fortuna estimada en millones de euros y la empresa o empresas de los que son propietarios o máximos accionistas.



- 62.700. Amancio Ortega. Inditex, Pontegadea.
- 9.250. Juan Roig. Mercadona
- 7.050. Rafael Del Pino y familia. Ferrovial
- 7.000. Sandra Ortega. Inditex.
- 5.900. Francisco y Jon Ribera. Gestamp.
- 5.450. Sol Daurella y familia. Coca Cola, Cobega.
- 5.000. Juan y Carlos March. Grupo March, Corporación Alba.
- 3.800. Víctor Grifols y familia. Grifols.
- 3.400. Familia Entrecanales. Acciona.
- 3.350. Isaak Andic. Mango.


- 2.850. Tomás Olivo. General Galerías Comerciales.
- 2.750. Juan Miguel Villar Mir. OHL-
- 2.700. Ana Botín y hermana. Banco Santander.
- 2.450. Fernando Masaveu. Grupo Masaveu, Bankinter.
- 2.400  Familia Serra Farré. Grupo Catalana Occidente.
- 2.300  Helena Revoredo. Prosegur.
- 2.200. Familia Álvarez Guil-Dimas Gimeno. EL Corte Inglés.
- 2.150. Daniel Maté. Glencore.
- 2.000. Juan Abelló. Grupo Torreal.
- 1.775. Antonio y Jorge Gallardo. Almirall.


- 1.775. Demetrio Carceller. Grupo Disa, Damm.
- 1.750. Familia Mahou. Mahou-San Miguel.
- 1.725. Carlos y Modesto Álvarez. Santalucía.
- 1.675. Mariano Puig y familia. Puig, Corporación Exea.
- 1.675. Jaime Botín. Bankinter.
- 1.650. Familia Balet y Aragüés. Papelera Saica.
- 1.625. Javier Gómez Trénor y familia. Coca Cola, Ebro Foods.
- 1.600. Familia Carulla Font. Agrolimen Gallina Blanca.
- 1.550. Miguel Fluxá y familia. Iberostar, Camper.
- 1.550. Jordi Rubiralta y familia. Werfen Life Group.


- 1.550. Alicia Koplowitz. Omega Capital, Acerinox.
- 1.500. Ángel Luengo. Samca.
- 1.475. Manuel Jove. Inveravante.
- 1.400. Gabriel Escarrer. Melia Hotels.
- 1.350. Familia Lara. Grupo Planeta.
- 1.300. Familia Sendagorta. Sener.
- 1.300. Manuel Lao. Cirsa.
- 1.300. Guillermo Fierro. Grupo Fierro, Ron Cartavio.
- 1.275. Familia Roca. Corporación Roca.
- 1.250. Tomás Fuertes y familia. El Pozo.


- 1.250. Mario Losantos y familia. Allegra Holding.
- 1.225. Carmen Lluís. Riu Hotels.
- 1.150. Familia Gervás. Mahou San-Miguel.
- 1.150. Thomas Andreas Meyer. Desigual.
- 1.150. Isabel Castelo. Ocaso Seguros.
- 1.125. Florentino Pérez. ACS.
- 1.100. Simón Pedro Barceló y familia. Barceló Hotels.
- 1.100. Fernando Roig. Pamesa, Mercadona.
- 1.050. Alberto Cortina. Alcor Corporación. ACS.
- 1.025. Abel Matutes y familia. Fiesta Hotels, Paladium Hotels.
- 1.025. José Llorens. Fosa Group.
- 1.000. Eustasio López y hermana. Lopesan Hotels, IFA Group.



viernes, 23 de febrero de 2018

Sexo en las nubes a partir de 500 euros



En la vida hay que huir de la rutina, sobre todo si de lo que hablamos es del sexo en pareja. Con nuestra pareja, me refiero. Bien lo saben en Estados Unidos donde están proliferando las compañías que proponen llevar a la realidad aquello que cantaba Jean Paul Young en el año 1978: “Love is in the air”, el amor está en el aire.  

La pequeña aerolínea Flamingo Air, con sede en Cincinnati, ofrece a las parejas la posibilidad de pasar un tiempo a solas en su monomotor Piper Cherokee 6 a 5.000 metros de altura mientras la aeronave pasea “sin rumbo” por el sur del estado de Ohio.

Algo incómodo por la estrechez del habitáculo, pero cumpliendo a rajatabla todas las normas vigentes y dotado con un buen colchón, cómodos cojines y un par de botellas de champagne, los pasajeros deben utilizar el cinturón de seguridad durante el despegue y el aterrizaje. Cuando el aeroplano se estabiliza, el piloto corre la cortina que le separa de los pasajeros y a partir de ahí…

A la aerolínea no le faltan clientes, pero hace su “agosto” en algunas fechas señaladas: el día de San Valentín, el día del Padre y el día de la Madre. Y contra lo que algunos podrían pensar, la gran mayoría de los  pasajeros son personas casadas que ansían vivir una nueva experiencia. ¿El precio? 475 dólares.


Algo más cara resulta esta misma experiencia en Las Vegas, donde la compañía Love Cloud oferta tres tipos de vuelo: el de plata, que cuesta 900 euros por 45 minutos de vuelo; el dorado, que dura 60 minutos y cuesta 1.000 euros y el platinum, para quien le guste recrearse, que por 1.400 euros ofrece 90 minutos por encima de las nubes.

Se nota que estamos en la capital mundial del juego, porque aquí los servicios son más lujosos: sistema de sonido inalámbrico donde los clientes pueden poner su propia selección de reproducción de música, sábanas de satén rojas, almohadas y cojines sensuales, colchón de espuma, una fotografía al lado del avión para tener un buen recuerdo de la aventura romántica y una identificación VIP del Mile High Club, una exclusiva sociedad que acoge a todos los que han tenido relaciones íntimas en las alturas


Desconozco si en nuestro país existe alguna compañía que ofrezca estos servicios. Si alguien sabe de alguna, agradeceríamos nos lo indicase con un comentario. Que cambiar la rutina, nunca está de más.


miércoles, 14 de febrero de 2018

Se demuestra el ahorro y la eficiencia del modelo sanitario Alzira… y Ximo Puig se lo carga



Es complicado que las mentes preclaras españolas (ironía: me refiero a los políticos) acierten en alguna de sus decisiones. Por simple estadística, a veces se equivocan y lo consiguen. Es el caso del denominado “modelo Alzira” de gestión hospitalaria.

Corría el año 1999 cuando se puso en marcha un novedoso (al menos en España) modelo sanitario en la localidad valenciana de Alzira, adaptación a la española de las prestaciones de servicios públicos que estaban teniendo lugar en países como Reino Unido y Suecia. Una concesión administrativa que pretendía dotar a la sanidad de la eficiencia, flexibilidad y calidad propias de la empresa privada, pero con la titularidad pública de los hospitales. En resumen: propiedad pública, control público, financiación pública y gestión privada.

Pasadas casi dos décadas, los exitosos resultados, tanto clínicos como económicos del Hospital de la Ribera, se han convertido en un caso de estudio a nivel internacional, como atestiguan los informes de la Universidad de Berkeley y Harvard.


En un país “normal”, este éxito en el modelo debería servir para generalizar su uso, trabajando para mejorarlo. Pero en España, y más concretamente en la Comunidad Valenciana, lo que prima no son los resultados sino el partido que gobierna. En las elecciones de 2015 resultó ganador el PSOE presidido por Ximo Puig (gobierno tripartito) y eso de que existiese en “su” comunidad un sistema sanitario privatizado (aunque fuese en una ínfima parte) no entraba en sus planes, así que decidió acabar con el modelo Alzira e integrarlo en el Servicio de Salud Valenciano. Para justificar su decisión, encargó un informe a la Sindicatura de Cuentas con la confianza de que fuera favorable a sus pretensiones. El informe no puede ser más esclarecedor:

- Mayor calidad percibida, con un 84,8% de pacientes satisfechos o muy satisfechos, con especial mención al trato personalizado y a la mayor privacidad ya que todas las habitaciones son individuales.

- Mejor calidad objetiva, con un 95,43% de pacientes atendidos en tiempo en urgencias frente a una media del 81,46%.

- Menores tiempos de espera, con una demora media de listas de espera de 22 días frente a los 45 de media.

- Un 21% de gasto inferior a los hospitales de gestión pública (721 frente a 916 euros por habitante).

El ahorro anual para la Comunidad Autónoma es de 42,5 millones de euros, mejorando la atención sanitaria a los usuarios. ¿Creen que Ximo Puig ha cambiado de opinión? Ni se le ha cruzado la idea por la cabeza: no renovará la concesión que expira el próximo 1 de abril. Poco importa el bienestar de las 256.000 personas residentes en la comarca.


No puede subsistir. El modelo Alzira se ha convertido en un símbolo que no ha hecho más que poner en evidencia las deficiencias de los hospitales gestionados por el servicio público, incapaces de alcanzar las ratios de satisfacción, calidad y costes del centro de gestión privada. Y eso, a personajes que sólo se han dedicado en su vida a la política, a la demagogia populista y a los sofismas ideológicos, no les gusta.



jueves, 1 de febrero de 2018

La historia de los antinatalistas que quieren acabar con la especie humana



“Considero que tener un hijo es un acto egoísta que responde sólo a los intereses de los progenitores. Vivir es sufrir y quien no existe, no sufre. Soy antinatalista desde que tengo uso de razón”

Así habla Gemma Orozco, técnica informática de 25 años de Lérida. Y de la misma opinión son Audrey García, de 39 años, Mara Rodriguez, fotógrafa de 26 o uno de los gurús del movimiento antinatalista, el sudafricano David Benatar, director del departamento de filosofía en la Universidad de Ciudad del Cabo y autor del libro “BetterNever to Have Been (Mejor no haber existido nunca)” cuya dedicatoria es para hacérselo mirar: “A mis padres, a pesar de haberme dado la vida”.

En elmundo.es los han entrevistado. No se lo pierdan:

La primera de nuestras heroínas, Gemma, afirma que “el nuestro es un mundo superpoblado en el que sobra gente, en el que la industria ganadera es una de las principales responsables del cambio climático y la deforestación”. “Vivimos bajo un capitalismo terrible y despiadado y tener un hijo significa darle un nuevo esclavo al sistema, darle más carne de cañón”. No es difícil averiguar cuáles son sus inclinaciones políticas tras estas declaraciones.     

Audrey cree que “no querer hijos no es egoísta. Crear a alguien que no ha pedido nacer, sí lo es. Quien no nace no sufre daño alguno ni se pierde nada, porque no existe. “Decidir traer niños a este mundo no es una decisión de amor. No se ama a quien no está ni siquiera concebido. Se traen porque la gente tiene ganas de ello. Y punto. Eventualmente, se les quiere luego”. Y habla de su página web (ya cerrada) en la que hacía campaña por sus creencias y se muestra orgullosísima de que, al menos 14 personas, decidieran esterilizarse tras consultar su página. Hay gente que se enorgullece de sus estudios, de su trabajo, de sus logros personales… en fin.

Mara reconoce que “no quiero hijos. Es algo que tengo claro desde que era niña. Estoy de acuerdo con que la especie humana es monstruosa y está causando un daño irreparable a otras especies y al planeta”. Y nos cuenta su experiencia cuando acudió a la Seguridad Social para que la esterilizasen: “Me pusieron muchísimos problemas, que era muy joven y que tendría que tener al menos 35 años para solicitar este tipo de intervención. Me sentí maltratada y humillada, como si no tuviera derecho a decidir sobre mi cuerpo. Voy a esterilizarme en una clínica privada, aunque me cueste 1.900 euros lograr mi sueño”. Se demuestra que sí puede decidir sobre su cuerpo. Pero pagándolo de su bolsillo y no con el dinero de todos.


Finalmente, el “filósofo” David Benatar responde:
“La existencia humana conlleva mucho dolor y sufrimiento y, por eso mismo, es un error traer nuevos seres humanos al mundo”
- En la vida también hay cosas buenas, ¿no?
- Sí, es verdad, pero no valen la pena ante el dolor de las muchas cosas malas. Piense en cómo muere la gente, piense en el cáncer, en las enfermedades infecciosas, en las dolencias... Hay mucho sufrimiento en la vida, mucho.
- ¿Acaso se arrepiente de haber nacido?
-No, pero creo que no nacer, no percibir nada, no sentir el sufrimiento que conlleva vivir, no está mal.

Como no podía ser de otra forma, los antinatalistas también tienen una asociación de referencia, el Movimiento por la Extinción Voluntaria de la Raza Humana (VHEMT), nacido en 1991 en Estados Unidos que aboga por que las personas dejen de reproducirse para provocar la desaparición gradual de la humanidad. Un consejo, acelerarían el proceso si ellos mismos se quitaran de en medio ya.


Afortunadamente, entre gilipollez y gilipollez, también tienen sus momentos lúcidos como el del “gurú” Benatar que afirma: “no creo que todos los seres humanos dejemos de reproducirnos, ni siquiera a gran escala. Pero, aunque sea a pequeña escala es importante, porque significa que se le ahorrará sufrimiento a mucha gente por no traerla al mundo”.


Lo dicho: que hay gente “pa tó”.