jueves, 26 de febrero de 2015

¿Firmaría un contrato laboral de “cero horas” aunque estuviera desempleado?



En España nos quejamos de que el escaso empleo existente es excesivamente precario. Y llevamos razón. Contratos temporales, parciales, por horas, por obra realizada… un sinfín de modalidades que persiguen la creación de empleo y que, aunque consiguen en parte este objetivo, provocan precariedad e inseguridad en los trabajadores.

Esta precariedad laboral no es exclusiva de España. Famosos son los llamados “minijobs” alemanes, contratos de baja remuneración y máximo de 15 horas de trabajo a la semana que llevan funcionando en Alemania desde el año 2003. El trabajador de estos “miniempleos” no paga impuestos, aunque puede hacer aportaciones voluntarias a los sistemas sociales, tiene derecho a vacaciones pagadas, bajas de maternidad o enfermedad y a los plazos de despido. A cambio, el sueldo no pasa de los 450 euros mensuales, por lo que normalmente se acogen a este régimen jóvenes que compatibilizan estos trabajos con sus estudios o parados de larga duración que ven en estos contratos una forma de no desengancharse totalmente del sistema social y seguir cotizando para la pensión de jubilación.     


Muy criticados por la izquierda del resto de Europa (ya saben que todo lo que haga la Merkel es un complot contra el resto del mundo), llegaron a su máximo apogeo en el año 2011 con más de 7 millones de estos contratos (de un total de 42 millones de empleados en el país) y con el final de la crisis han disminuido paulatinamente los últimos tres años mientras han aumentado los empleos indefinidos.   

¿Bueno o malo? Decidan ustedes. La realidad es que estos contratos parciales suman aproximadamente un 20% de los empleos totales y los indefinidos superan el 60%, una proporción que ya quisiéramos en España, mientras que su tasa de paro es del 6,9% y la nuestra supera el 24%.

Otro ejemplo de este tipo de contratos proviene del Reino Unido. Allí, tras la publicación de un informe sobre ocupación publicado por la Oficina Nacional de Estadística, se han echado las manos a la cabeza al saber que cerca de 700.000 británicos tienen firmado un contrato laboral de “cero horas”. ¿En qué consiste?

Los “cero horas” son contratos que nacieron con la idea de aportar flexibilidad a un mercado laboral rígido, consiguiendo con ello que estudiantes y personas que quisieran trabajar a tiempo parcial tuvieran más opciones de encontrar un empleo.

El mismo nombre del contrato ya sugiere las características del mismo: “cero horas”. El empleador firma un contrato con el demandante de empleo en el que no se compromete a ofrecerle ningún horario o calendario laboral. El trabajador estará disponible las 24 horas del día (lo que le impide tener otro trabajo) y el empresario le llamará para trabajar cuando lo necesite. En caso de negarse a realizarlo, no suelen volver a contactar  con ellos. Puede parecer esclavitud, pero la realidad es que trabajan un promedio de 25 horas semanales y que su salario es unos 400 euros (sobre un 25%) inferior al que tendrían con un contrato convencional a tiempo completo.


En el último año, el número de trabajadores con este contrato ha aumentado en unos 100.000 hasta acercarse a los 700.000.  Ante el aumento “abusivo” del contrato “cero horas”, el Ministro de Industria, Vince Cable, llevará al Parlamento una ley para prohibir las cláusulas de exclusividad que impiden a los trabajadores trabajar más horas en otra empresa.  

Con una fuerza laboral que ronda los 40 millones de trabajadores, la tasa de desempleo del Reino Unido es una de las más bajas de Europa con un 6%.


Todos buscamos la estabilidad laboral y nos horrorizan estos “modernos” tipos de contrato, pero ¿estamos mejor en España sin “minijobs” ni “cero horas”? ¿Es mejor trabajar así o permanecer en el paro?


lunes, 23 de febrero de 2015

La película “Ocho apellidos catalanes” será centralista



Gabilondo, Urdangarín, Zubizarreta y Arguiñano por parte de padre e Igartiburu, Erentxun, Otegui y Clemente por parte de madre. ¿Se acuerdan? Éstos eran los apellidos que decía tener el protagonista de la genial y desenfadada película “Ocho apellidos vascos”, el éxito de taquilla (que no de los politizados premios Goya) más importante de la última década del cine español. ¿Y qué ocurriría si la costumbre se extendiera y la próxima producción tratará sobre los apellidos catalanes?

El Idescat, Instituto de Estadística de Cataluña, publicó la semana pasada los resultados del padrón de habitantes de la región catalana. En él, se reflejan algunos datos interesantes como que en Cataluña viven 7.518.903 personas, de las cuales 1.089.214 son extranjeras, el 14,5% del total,  siendo la comunidad marroquí la más numerosa con 226.818 personas, el 20,8% del total, seguido de los procedentes de Rumanía, China, Italia, Paquistán, Bolivia y Ecuador por este orden.


Pero lo que más nos ha llamado la atención es que el Idescat también ha contabilizado a la población catalana en función de sus apellidos, ¿Saben cuáles son los más comunes? ¿Acaso Capdevila, Roca, Llach, Guardiola, Doménech, Alemany, Albert o Balaguer? No. Descarten cualquier apellido etimológicamente catalán. El más común es… el mismo que en el resto de España: García. Cerca de 350.000 catalanes portan este apellido, ya sea como primero o como segundo. Le siguen, por este orden Martínez, López, Sánchez, Rodríguez, Fernández, Pérez y González hasta completar los ocho primeros. Luego aparecen Gómez, Ruiz, Jiménez y así hasta llegar al puesto vigesimosexto en el que encontramos el primer apellido 100% catalán: Vila, que identifica a 18.021 ciudadanos de Cataluña. Pujol aparecen el puesto 54; Durán en el 55 y Más en el 83. Como curiosidad decir que se apellidan Ferrusola apenas 118 personas. (Pueden encontrar la lista completa en este enlace).

¿Imaginan al protagonista de esta hipotética película dándole  a su futuro suegro la lista de los apellidos más comunes de la región para demostrar su catalanidad?  


Ni se es más inteligente ni más guapo por apellidarse Tarradellas que Herrero ni viceversa. Realmente importa poco a la hora de ser más o menos independista. El peligro es que apellidándose Agramunt no es necesario demostrar nada si se pertenece a un partido separatista, pero llamándose Francisco Pérez se deben hacer muchas demostraciones patrioteras para llegar a lo más alto. Y ya sabemos lo que el radicalismo lleva tras de si. 



sábado, 21 de febrero de 2015

Conozca a las 10 personas más inteligentes del mundo



Catalogar la inteligencia de una persona es una cuestión muy subjetiva. Los expertos la suelen medir por el cociente intelectual (IQ) pero una cuestión que también se debe de tener en cuenta a la hora de discernir quien es más inteligente son los logros que esa persona ha cosechado a lo largo de su vida. De nada sirve tener un IQ de más de 200 si no se utiliza esa inteligencia para conseguir unos objetivos en la vida. Y si esos objetivos pasan por hacer la vida más fácil al resto de la humanidad, pues mucho mejor.

Seguramente habrá otras personas anónimas (miles quizá) que tengan un IQ similar, pero les traemos a las diez personas que, además de ser inteligentes, han logrado destacar entre el resto de la humanidad gracias a ello.

Kim Ung-Yong (en la cabecera del post)
Niño prodigio que empezó a hablar con apenas seis meses y que a los tres años dominaba cuatro idiomas. Por aquel entonces fue invitado como oyente a las clases de física de la Universidad de Hanyang en Corea donde resolvía cálculos integrales y diferenciales. Trabajó para la NASA con 8 años y a los 16 ya tenía un doctorado en física por la Universidad de Colorado. Es oficialmente reconocido por el libro Guiness de los récords como el hombre con el IQ más alto del mundo: consiguió una puntuación de 210.


Terrence Tao
Extraoficialmente, el hombre más inteligente del mundo, con un IQ de 230. A los 2 años se manejaba perfectamente con la aritmética básica y a los 9 ya iba a la universidad  de Princeton donde se graduó como doctor en física. Investigador afamado, ha publicado más de 200 artículos en revistas científicas.


Cistopher Hirata
Físico también como los anteriores, posee un IQ de 225. A los 14 años ya cursaba su carrera en Caltech y a los 16 era un cotizado investigador en la NASA. Es doctor en astrofísica por la Universidad de Princeton.


Rick Rosner
A pesar de tener un 192 de IQ  trabaja en uno de esos oficios catalogados como "no inteligentes": guionista de un programa de televisión. Anteriormente fue portero, camarero y modelo. Está claro que no todas las personas inteligentes trabajan para la ciencia o en el mundo académico.


Garry Kasparov
Con un IQ de 190, este famoso ajedrecista es el jugador que más tiempo ha estado como número uno en este deporte. Hace unos años se presentó a la presidencia de Rusia.


James Woods
Si. Se dedica a la interpretación pero este famoso actor posee un IQ de 180. Ha ganado en tres ocasiones el premio Emmy y ha sido candidato dos veces a los Oscar.


Judit Polgar
La denominada "niña prodigio" del ajedrez posee el título de Gran Maestro Internacional desde los 15 años. Considerada la mejor jugadora de ajedrez de la historia posee un IQ de 170


Paul Allen
Cofundador de Microsoft junto a Bill Gates, tiene un IQ de 170. También pertenece al selecto club de los 10 hombres más ricos del planeta gracias a las acciones que posee en la compañía tecnológica.


Andrew Wiles
Con un IQ de 170, este afamado matemático ha resuelto el teorema de Fermat, considerado el problema matemático más difícil del mundo.


Stephen Hawking
Finalizamos la lista con el científico más famoso del planeta, aun más ahora tras el estreno de la película de su vida. Tiene un IQ de 160, ha escrito 7 libros científicos y ha logrado un hito que va más allá de cualquier premio: conseguir que la sociedad entienda el universo. O, por lo menos, que empiece a entenderlo.



miércoles, 18 de febrero de 2015

Punto y final a los radares de tráfico escondidos (incluso los móviles)



Más del 50% de los conductores españoles reconoce que supera habitualmente los límites de velocidad en carretera. Al mismo tiempo, el 90% del total opina que los radares de control de velocidad no buscan mejorar la seguridad vial sino recaudar lo máximo posible. ¿Hipocresía? Seguramente. La solución es fácil: si no quieren llenar las arcas del estado, respeten la señalización.

Pero no es tan sencillo ya que muchas veces, incluso queriendo cumplir las normas, acabamos “cazados” por un radar. Ejemplos hay muchos: radares colocados cuesta abajo, tras pasar una señal que reduce de golpe la velocidad de 120 a 80, mientras adelantamos un camión con un “bólido” pegado en la parte trasera de nuestro coche, a la salida de un túnel cuando ya avistamos la señal del fin de la restricción de velocidad… Todas estas desagradables “sorpresas” tienen los días contados.


La Directora General de Tráfico, María Seguí, ha comparecido hoy en la Comisión de Seguridad Vial del Congreso para dar los datos de siniestralidad vial del año 2014 y del pasado mes de enero que, por cierto, no fueron excesivamente buenos. Aprovechando la comparecencia, ha enumerado algunas de las medidas previstas por su departamento para este año. Y la que más sorpresa ha causado ha sido el anuncio de que a partir de ahora, aparte de publicar en su página web la ubicación de los radares fijos, los móviles estarán siempre visibles para los conductores.

Además, la Directora General ha dicho que muchos de estos radares móviles se trasladarán a carreteras secundarias, vías que concentran el 80% de los accidentes con víctimas mortales. También será en estas vías donde se instalen la mayoría de los 30 nuevos radares de control de tramo que se pondrán en marcha este año.


Otra novedad será que los radares distinguirán el tipo de vehículo que ha cometido la infracción para así aplicar la sanción en función del límite de velocidad establecido para ese tipo. No tienen las mismas limitaciones un coche familiar que un tráiler cargado hasta los topes, por poner un ejemplo. Hasta ahora, pocos eran los autobuses o camiones multados en un radar.

Por último indicó que actuarán con criterios homogéneos en todo el territorio competencia de la DGT (como de costumbre, las comunidades autónomas con transferencia de competencias en este tema, harán lo que les plazca) y aplicarán el margen de error legalmente establecido que ¡cuidado! es de hasta 7 km. en velocidades inferiores a 100 km/h. y de un 7% para velocidades a partir de 100. Nada del antiguo 10% o 10 km/h de más.

¿Significa todo esto que ya no se colocarán detrás un árbol, en plena bajada de un puerto de montaña o a la salida de un túnel? No. Eso seguro que continuarán haciéndolo y ahora, además, en vías secundarias. Pero estaremos avisados y a partir de ahí… que cada uno haga lo que quiera.