domingo, 28 de diciembre de 2014

Ayuno intermitente o la dieta del más joven, más sano y más delgado



Seguro que apenas pasen estas fiestas navideñas, más de uno se planteará seguir una dieta que elimine los típicos excesos calóricos que todos cometemos en estas fechas. ¿Quieren probar la que siguen algunas de las estrellas más famosas de Hollywood como Ben Affleck, Beyoncé o Hugh Jackman? Es bien sencilla: ayuno intermitente.

¿En qué consiste? Es fácil: alternar días con un consumo calórico mínimo con días sin ninguna restricción; comer muy poco o comer solo alimentos muy bajos en calorías (verduras, frutas…) uno de cada tres o cuatro días y el resto comer normal, sin preocuparnos por cuanto o qué comemos.   

Por supuesto que no es nada nuevo ni original. Los humanos hemos sufrido a lo largo de nuestra historia numerosas épocas de escasez que nos han obligado a ayunar y no precisamente de forma voluntaria. Para muchos, ayunar es un ritual sagrado, como por ejemplo la Cuaresma cristiana, el Yon Kipur judío o el Ramadán musulmán. Incluso los cristianos griegos ortodoxos son llamados a ayunar 180 días al año o los monjes budistas ayunan cada mes lunar con la luna nueva y la llena.


Como cualquier dieta que se precie, sus resultados vienen avalados por numerosos estudios científicos. Ya en 1945 se comprobó con ratones un aumento de la longevidad de un 20% ayunando de manera intermitente y en estudios más recientes se ha logrado alargar su vida de las 47 semanas habituales hasta las 62. También hay estudios que demuestran que una dieta de este tipo es más efectiva para reducir triglicéridos que una con restricción calórica permanente y mejor a la hora de mejorar la masa muscular y ósea. Otros estudios indican que reduce los efectos secundarios de la quimioterapia e, incluso se ha comprobado que entrenar con bajos niveles de glucógeno (típico en el ayuno) provoca que los músculos respondan más intensamente.  

Los razonamientos científicos para explicar las bondades del ayuno intermitente son, como de costumbre, complicados. Según la teoría de la hormesis, un pequeño daño o agresión puede producir efectos beneficiosos; nuestros músculos crecen cuando los “agredimos” realizando ejercicio, por ejemplo. En el caso del ayuno intermitente, se activarían respuestas de estrés que nos hacen biológicamente más sanos y resistentes.  

Aunque creo que la explicación es mucho más sencilla. Indudablemente, la restricción calórica constante (dieta pura y dura para entendernos) es un método probado para perder peso y ganar salud pero no es nada fácil de seguir. Aunque obtengamos buenos resultados, pasadas unas semanas no hay quien mantenga la constancia y continúe viendo pasar exquisitos manjares por delante de sus ojos sin hincarles el diente. En cambio, el ayuno intermitente en cualquiera de sus versiones (la más popular es la 5:2, consumir pocas calorías dos días por semana, pero pueden elegir cualquier otra proporción) es mucho más fácil. Piensen que aguantarán mejor la tentación de romperlo si saben que al día siguiente pueden comer un alimento que si saben que no podrán hacerlo nunca si la restricción es permanente.  



Personalmente, (y sin saber que lo realizaban las “celebrities” de Hollywood, que a mí me importa poco) venía realizando un particular ayuno intermitente desde hace un par de años: un día por semana, comer solo fruta. Sencillo, efectivo y barato. Con un solo día, la báscula me respeta y me siento más sano. ¿Se deciden a probarlo?