martes, 14 de junio de 2011

Listas electorales abiertas y prohibición de pactos postelectorales ¡Ya!



Contra todo pronóstico, el ya prácticamente extinguido Movimiento 15-M o “indignaos” tendrá alguna repercusión en el mundo de la política español. Muy poca, pero algo es algo.

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha propuesto en su discurso de investidura de la nueva legislatura que ahora empieza, el “desbloqueo” de las listas electorales de cara a las elecciones a celebrar dentro de cuatro años. ¡¡¡Aleluya!!!

Su propuesta consiste en modificar la Ley Electoral autonómica para que los madrileños puedan decidir qué personas de las listas de los partidos políticos que se presenten a las elecciones, quieren que les representen, pudiendo establecer orden de preferencias o eliminando a quienes no consideren que están capacitados para ocupar el cargo al que se presentan. Esperanza Aguirre alega que con el actual sistema de listas cerradas se acrecienta el poder omnímodo de los partidos políticos y se coarta la libertad de los ciudadanos para elegir a sus representantes.  


Dudo de que el sistema que propone doña Esperanza sea el más idóneo, pero al leer la noticia casi se me saltan las lágrimas. ¡Por fin un político de renombre reconoce que el sistema electoral actual está completamente anticuado y que se acerca a pasos agigantados al calificativo de fraude!

Los políticos, con sus infinitas ansias de acaparar todo el poder, idearon el actual sistema de listas cerradas para, según ellos, “afianzar” el sistema de partidos y que el voto no se dispersase imposibilitando un funcionamiento normal de la democracia. Gracias a ello y ayudados por la fatídica Ley d´Hont, consiguieron, no sólo que se impusiese el bipartidismo, sino que además, lograron que los españoles no tuvieran otro remedio que votar a los candidatos que las direcciones de esos dos partidos quisiesen.


¿Por qué nos tienen que obligar a votar a un candidato presuntamente corrupto por el simple hecho de aparecer en la lista del partido que cuenta con nuestras preferencias? ¿Por qué no puedo votar a un político al que considero completamente válido pero que ha tenido la mala idea de enrolarse en las filas de una formación a la que no votaré en la vida? ¿Por qué tengo que votar una lista en la que aparece delante del candidato al que considero idóneo para el cargo otro que creo que es un inútil y lo va a hacer fatal? 

Los políticos sólo rinden cuentas ante quien los elige. Ahora lo hacen con sus partidos; con el nuevo sistema, lo harían ante sus votantes. No me cabe duda de que se preocuparían por hacer las cosas mejor.

Al final, todos los ciudadanos queremos que nos gobiernen personas válidas y honradas, independientemente del partido político con el que concurran a las elecciones. Ya elegiremos nosotros a los 5, 10 ó 25 que creamos más convenientes, sean del mismo partido o de partidos diferentes. ¿O es que no nos creen capaces de poner unas crucecitas en un papel?


Además, este sistema de listas abiertas se debería complementar con otro en el que se obligase, por Ley, a que el candidato más votado fuese el que ostentase el mando, ya sea de un municipio, de una comunidad autónoma o, ¿por qué no?, del país. Si no tiene mayoría absoluta (algo muy recomendable), que dialogue y llegue a acuerdos con el resto de partidos políticos en cada una de las decisiones que quiera tomar. Me parece que eso se llama democracia.

Los ciudadanos nos sentimos asqueados al comprobar, elección tras elección, cómo en la constitución de las nuevas corporaciones (sobre todo en los ayuntamientos), el partido y el candidato que resultan más votados, permanecen toda la legislatura en la oposición. 


Los pactos postelectorales, muchos de ellos “contra natura”, constituyen uno de los fraudes más sangrantes de la democracia española. Con el único fin de conseguir una alcaldía (o que no la consigan otros), partidos de extrema izquierda apoyan a un candidato de derechas y nacionalistas de derechas no tienen reparos en facilitar la investidura del candidato de izquierdas. Es como si, una vez acabada la liga de fútbol, el Real Madrid, el Valencia y el Sevilla uniesen los puntos conseguidos durante la competición, desbancasen al Barcelona de la primera posición y participasen con un único equipo formado por los mejores jugadores de los tres clubes en competiciones europeas. ¿Les parecería justo? Pues salvando las distancias, es lo que ocurre en el mundo de la política.

Sería completamente diferente si los tres clubes mencionados decidiesen, antes de iniciarse la competición, formar un solo equipo para participar en la liga; hecho así, no habría ninguna pega. Pues lo mismo con los partidos políticos: si realmente pueden hacer coincidir sus programas una vez pasadas las elecciones para conseguir una alcaldía, ¿por qué no lo hacen antes y pactan en la precampaña?

Ya estamos hartos de que el voto que emitimos a favor de un candidato, al final, sirva para que otro político llegue al poder. Por ponerles un ejemplo: ¿creen que algún votante de IU desearía que su voto facilitase la investidura de un candidato del PP? Pues ya ha ocurrido. Y al contrario… también.

Si esto no es fraude electoral… 


2 comentarios:

jdelasmuelas dijo...

Es un pequeño paso para el hombre pero puede convertirse en un gran paso para la democracia.

A ver si cunde el ejemplo.

En realidad sí que había partidos (a parte de PPSOE) que pedían un cambio en las reglas electorales, por unas reglas más justas y coherentes.

De todos modos no hay que echar tantas pestes por el sistema actual teniendo en cuenta que la historia de España en el siglo XIX se caracterizó por la inestabilidad política (que también degeneró en un bipartidismo pactado desde las altas esferas) y finalmente, quizás por la falta de estabilidad (no lo sé pero sí que terminó como colofón) tuvimos una guerra civil.

Se creía, cuando se creó la Constitución, que lo fundamental era mantener un gobierno democrático estable y con amplios apoyos.

Para mí, quizás y como mucho, haga falta una pequeña matización (como quizás sugieres en el post) de las "reglas de juego" y no tanto un cambio radical (como se llegaba a pedir en algunos foros del 15M).

Un saludo.

Sermau dijo...

Hola. Gracias por leernos y más aun por dejar tu comentario.

Tienes razón al decir que ya había partidos que pedían un cambio en el sistema electoral, pero reconocerás que es mucho más fácil pedir que cambien las reglas electorales cuando se está en un partido minoritario que cuando se pertenece a uno de "los dos grandes". De ahí mi alegría.

Sin embargo, creo que Esperanza Aguirre se ha quedado corta. Habla de "tachar" o eliminar a los candidatos que no gusten o cambiar el orden en el que aparecen en la papeleta. O sea, sólo poder votar a los candidatos de un partido.

No. Lo que queremos es una papeleta como la del senado: con los nombres de todos los candidatos que se presenten de cualquier partido. Eso es una elección libre.

En fin, pasito a pasito... puede que al final lo vean nuestros ojos.

Lo dicho: muchas gracias por seguir este blog.

Saludos.