martes, 25 de julio de 2017

El timo de las tarifas low cost en los vuelos transatlánticos



Cuando una persona coge el vuelo que cubre el trayecto Barcelona-Buenos Aires (13:45 horas sin tocar el suelo), espera poder meter en la bodega del avión un par de maletas, que le sirvan al menos tres comidas y varias bebidas, que le faciliten una almohada, una mantita y un antifaz para poder echar una cabezadita y poder usar el wifi para distraerse un poco. Pues cuidado con que compañía deciden volar porque todo esto le puede salir por un ojo de la cara.  

Las compañías aéreas low cost, tan habituales en el continente europeo, empiezan a volar al otro lado del charco y ofrecen vuelos de larga distancia a unos precios que quitan el hipo, muy por debajo de los de las compañías tradicionales. ¿Dónde está el truco? Intentamos explicárselo con un ejemplo.

Volar desde Barcelona a Nueva York a mediados de septiembre cuesta 457 euros con Iberia, 446 con United y sólo 376 con Norwegian. En las dos primeras compañías, el precio incluye la facturación de una maleta de hasta 23 kilos, comidas y bebidas a bordo del avión y un paquete con almohada y manta para poder dormir. En el tercer caso, sólo tiene derecho al asiento, a una pequeña maleta de mano en cabina y a usar el cuarto de aseo. ¿El resto? Pues lo tendrá que pagar.


Norwegian y Level (filial de IAG-Iberia) son las primeras compañías que ofertan vuelos transoceánicos a precios muy económicos… siempre que usted se conforme con los servicios mínimos indispensables. Y no es lo mismo viajar a Londres en un par de horas que a Buenos Aires. Así, facturar una maleta en estas compañías le costará entre 20 y 150 euros según destino; la almohada y el antifaz 12 euros; el wifi a 8 euros la hora, 30 para todo el trayecto y, según lo que desee comer o beber, le cargarán 8 euros por un bocadillo de tortilla de patatas o bacon con queso, 5 por un Yatekomo de Gallina Blanca (1,60 en el super), 9 por unos macarrones a la boloñesa, 4 por unas patatas fritas o un café, 5 por un tercio de cerveza o 7 euros de un mojito (un vasito, no toda la botella).

Calculando por encima lo que un pasajero no muy caprichoso puede gastar en un vuelo que se alarga más de siete horas, a la tarifa de Norwegian de 376 euros del vuelo Barcelona-Nueva York del ejemplo anterior, habría que añadirle un centenar de euros de “gastos” en la cabina del avión, por lo que el trayecto, finalmente, le vendría a costar unos 476 euros, entre 20 y 30 euros más que con las compañías tradicionales.



¿Timo? Ustedes deciden.  Lo que si es cierto es que el consejero delegado del grupo IAG, Willie Walsh, se mostraba tremendamente sorprendido en el mes de junio por la gran aceptación que habían tenido los vuelos intercontinentales de bajo coste de su filial Level. En apenas dos meses y medio habían logrado vender 135.000 billetes. ¡Hasta el jefe alucinaba con los clientes!

No hay comentarios: