viernes, 5 de octubre de 2018

Carísimo y casi inútil (V). Botellas para agua a 900 euros




La guerra al plástico se ha desatado a nivel mundial. Bueno, más bien a nivel de los países desarrollados, porque en los llamados países  emergentes, nada o muy poco se hace y son ellos los que producen más del 90% de los desperdicios plásticos en el mundo. Pero, a lo que íbamos, el plástico se ha convertido en el enemigo público número uno.

Primero fueron las bolsas de plástico de los supermercados y grandes superficies, para mayor gloria de los fabricantes de las bolsas de papel y de los sacos de rafia, para más tarde, sumarse el resto de negocios del país. Ahora, empiezan a ponerle fecha a la prohibición de las pajitas de plástico, los platos y cubiertos, los vasos y hasta de las maquinillas de afeitar desechables. ¿Qué será lo próximo? Pues, seguramente, las botellas de agua, de refrescos, etc.


Ante tal certeza, varias son las marcas que se han lanzado a conquistar este nicho de mercado que se abre. ¿Con qué producto? Pues como el mejor que se podría utilizar, el cristal, resulta muy pesado y peligroso en caso de rotura, han decidido desenterrar un invento de hace muchas décadas: el termo.

Pero nada de termos normales y baratitos; en el mundo de los negocios actual, las cosas o se hacen a lo grande o no se hacen. Los termos de “nueva generación” son de acero inoxidable, decorados por los mejores artistas del momento y recomendados por “celebrities” del calibre de Oprah Winfrey o Julia Roberts. Y, claro, los precios no tienen nada que ver con los antiguos.


La marca más conocida en Estados Unidos se llama S´wel y vende sus botellas en gimnasios y en las tiendas alimenticias más exclusivas del país. Su facturación sobrepasa con mucho los cien millones de dólares y sus precios oscilan entre los 40 y los 80 dólares. Pero hay más: ante la demanda de productos cada vez más caros, encargó el diseño de algunas de sus botellas a la firma Swarovski, famosa por sus obras de arte con cristales. Y de esta colaboración, salieron al mercado botellas (termos, al fin y al cabo) con precios de hasta 900 dólares.

¿Sabrá mejor el agua en una de estas botellas? Lo dudo. Pero echarle un trago delante de tus compañeros de oficina… no tiene precio.   


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