martes, 4 de febrero de 2020

El coronavirus chino derrota al cambio climático




Tiene el difícil nombre de 2019-nCoV y es un “bichito” tan pequeño que, como diría un famoso ministro de la UCD de hace varias décadas, “si cae de la mesa al suelo, se mata”. Más conocido como coronavirus chino o virus de Wuhan, está causando verdadero terror en todo el mundo debido a la rapidez con que se desarrolla y, a fecha de hoy, ya ha causado cerca de 500 muertes y más de 20.000 contagios, sobre todo en China, aunque, más rápido de lo que desearíamos todos, se expande por otros muchos países del mundo.

Este pánico ha provocado que sean varias las ciudades chinas que se encuentren, literalmente, cerradas a cal y canto, entre ellas la ciudad donde se originó, Wuhan, con sus “apenas” 11 millones de habitantes. Sin embargo, estas medidas posiblemente hayan llegado tarde (es lo que tiene vivir en un régimen comunista como el chino) y, al haber coincidido con la celebración del Año Nuevo Lunar Chino, dos millones de personas, sólo de Wuhan, se encontraban ya de visita en sus lugares de origen. ¿Imaginan lo que pueden expandir la enfermedad dos millones de individuos, muchos de ellos infectados antes de partir? Súmenles varios millones más de las ciudades vecinas y se harán una idea de hasta dónde puede llegar la epidemia.


Las reacciones no se han hecho esperar y en apenas unos días, grandes empresas han tomado medidas preventivas. Starbucks cerró la mitad de sus cafeterías en China (unas 2.000); McDonald´s cesó su actividad en todos los restaurantes de la zona; bancos como Credit Suisse, UBS o HSBC y aseguradoras como Allianz y Fidelity han instado a sus empleados a que no vayan a China y a los que ya están allí, a que teletrabajen desde sus casas; Disney ha cerrado sus dos parques de atracciones; automovilísticas como Nissan, PSA o Renault, con fábricas en la zona, han evacuado a su personal extranjero y no saben cuando pondrán en marcha sus factorías; las ligas de baloncesto y fútbol se han paralizado indefinidamente y otros deportes han cancelado todas sus citas, desde mundiales a carreras de Fórmula 1; los estrenos más esperados del cine deberán esperar a otra ocasión mejor; los desplazamientos en coche o tren son casi inexistentes y los aeropuertos están desiertos. Todas las aerolíneas mundiales han cancelado o reducido drásticamente sus vuelos a cualquier lugar de China y los vuelos internos, prácticamente no existen. Y olvídense durante un buen tiempo de ver a compradores chinos, con sus bolsillos bien repletos, en los mostradores de Galerías Lafayette, Harrods o El Corte Inglés. 

Para finalizar, indicar que la mayoría de empresas chinas deberían haber empezado su producción, tras las generosas vacaciones por el Año Nuevo Chino, el pasado 30 de enero. Las últimas noticias que llegan es que, de momento, tienen prohibido abrir hasta el 9 de febrero, aunque, seguramente, llegado ese día continuará la prohibición “sine die”.


Todo esto no ha hecho más que empezar y esta parálisis económica está teniendo sus primeras consecuencias. La cancelación de vuelos supone 300.000 barriles de petróleo diarios, según los expertos y la mayor petrolera china, Sinopec, ya ha advertido que reducirá durante febrero su actividad de refino en 600.000 barriles diarios como primera medida para ajustarse a la posible caída de la demanda. Más adelante ya decidirá si lo amplía. Por no hablar del carbón que se dejará de quemar para producir una electricidad innecesaria.

El “bichito” del que hablábamos al principio, en apenas dos semanas y “casi” sin salir de China, ha provocado una reducción de la actividad y, por tanto, de las emisiones de CO2 a la atmósfera que no han logrado dos décadas de intensas reuniones y concienzudos estudios de los sesudos expertos del calentamiento global. Muchas conferencias, muchos principios de acuerdo, mucho panel de estudio, mucha ONU, muchas Gretas… y ná de ná. Pero no les demos ideas a los catastrofistas que estos son capaces de cualquier cosa.

Pueden encontrar datos actualizados al instante sobre la extensión de la enfermedad en este enlace.


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