miércoles, 9 de mayo de 2018

De la herencia al suicidio. 7 casos reales de ruina por el impuesto de sucesiones




Al morir un ser querido, la pena, la añoranza e incluso la desesperación nos invade. Nada puede reemplazar a esa persona tan querida. Sin embargo, los disgustos no han hecho más que empezar en el caso de que usted sea el heredero de esa persona y tenga la mala suerte de vivir en las comunidades autónomas donde el impuesto de sucesiones se paga en su totalidad.

El drama es digno de los relatos de Dickens: las administraciones valoran al alza los pisos o terrenos que forman parte de la herencia (hasta triplicarlos en ocasiones) para asegurarse una mayor cuantía en el impuesto. Si los familiares no disponen de liquidez, la única salida es vender parte del patrimonio del fallecido o pedir un crédito para pagarlo, ya que no se admite la dación en pago. En muchos casos, la renuncia a la herencia es la única solución. Toda una vida trabajando, ahorrando y pagando impuestos para que, a su muerte, lo poco que tenga pase a manos de los avariciosos políticos de turno.

Les traemos unos ejemplos demoledores que ha recopilado la periodista Beatriz García y que publica Libertad Digital.

- Hermanos Pacheco. Jerez de la Frontera. Al morir su padre les dejó en herencia un pequeño hotel en el centro de la ciudad. La Junta de Andalucía lo valoró en un millón y medio de euros tras aplicar los coeficientes multiplicadores al valor catastral. Tras perderlo y después de dos subastas, se adjudicó a una empresa por 185.000 euros. En la actualidad tienen una amenaza de embargo porque siguen debiendo 90.000 euros a la Junta.  


- Juan Antonio Reina. Dos Hermanas. Heredó de su tía Conchi y como sobrino, no tiene reducción fiscal en España. Tiene sus cuentas embargadas hasta ¡¡¡el 15 de enero de 2117!!!

- Faviola Lara. Coria del Río. Cobra una pensión de viudedad de 395 euros con los que mantiene a su hija menor de edad. Heredó de su marido tres pequeñas fincas rústicas y la vivienda habitual. Le dijeron que tenía que pagar casi 175.000 euros. Al no poder vender nada de lo heredado por la falta de interés de los compradores en esas fincas sobrevaloradas por la Junta, siete años después debe más de 500.000 euros por los intereses de demora. 

- Ana Rosario Arenas. Sevilla. Heredó una casa de su tía con la que convivía. Con apenas unos ingresos de 426 euros al mes como parada de larga duración, le reclaman por el impuesto 43.000 euros. Tuvo que hipotecar la vivienda y la acabará de pagar, con suerte, en 2028.

- Ana Pérez. Sevilla. Heredó de su hermana una casa con terreno anexo que la Junta de Andalucía valoró en 600.000 euros. Una tasación encargada por la familia dijo que no podía valer más de 72.000 euros. Cobra 605 euros al mes y le piden 69.000 euros por Sucesiones. La Junta no acepta la vivienda y el solar como pago.

- José Lorente. Zaragoza. Falleció su esposa hace dos años y por la vivienda familiar, en concepto de Sucesiones y Plusvalía le piden 30.000 euros que ni tiene ni puede conseguir mediante créditos bancarios.

- María de los Ángeles. Zaragoza. Al morir su padre, valoraron su casa en 450.000 euros cuando no valía ni una tercera parte. Les piden 90.000 euros que solicitó aplazar y está pagando todos los meses una cuota elevadísima que intenta sufragar con el alquiler que saca de la vivienda tras tenerla que abandonar obligatoriamente.


Desgraciadamente, no son las únicas ruinas que está provocando el Impuesto de Sucesiones y la sociedad ya hace tiempo que está reaccionando a este abuso con manifestaciones multitudinarias y con la creación de asociaciones que luchan por los derechos de los afectados. Buenos ejemplos de ello son las asociaciones Stop Impuesto de Sucesiones y la Federación Nacional Contra el Impuesto de Sucesiones (Fencis). Pueden encontrar más información entrando en sus páginas web.



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