Esta mañana nos ha sorprendido el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciando en la sesión de control del Congreso de los Diputados la privatización parcial de AENA y de Loterías y Apuestas del Estado, además de pasar a manos privadas la gestión (en régimen concesional) de nuestros dos aeropuertos más importantes: Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat.
Las medidas, que se aprobarán el viernes en el Consejo de Ministros (según parece ser habrá más medidas trascendentes ya que el Presidente ha suspendido su viaje a Bolivia y Argentina para presidir el Consejo) aportarán al Estado la nada despreciable cifra de 14.000 millones de euros.
Decimos que el Presidente nos ha sorprendido (improvisando como siempre) ya que, ayer mismo, sus colaboradores Campa, Salgado y Alonso declararon, por separado, que el Gobierno no iba a tomar ninguna nueva medida para aplacar el nerviosismo de los mercados financieros.
Además, Zapatero siempre ha huido de las privatizaciones, como lo demuestra el hecho de que el año pasado el Estado, con la que estaba cayendo, no ingresó ni un solo euro vendiendo empresas públicas. Muy mal tienen que estar las cosas para que haya decidido a tomar este camino.
Haciendo un poco de historia, hay que recordar que de la anterior crisis en que nos metió el Gobierno de Felipe González no tuvimos más remedio que salir con la fórmula que ahora parece ser va a adoptar Zapatero: reducción de gastos y venta de empresas estatales. En su día, Aznar consiguió ingresar más de 12.000 millones de euros privatizando empresas tan importantes como Telefónica, Iberia, Repsol o SEAT. No hace falta indicar que a estas compañías no les ha ido mal precisamente
La lógica (en estos momentos de necesidad) indica que si una empresa pública es rentable debería venderse para que nuestras depauperadas arcas pudiesen engordar.
Si son deficitarias no se encontraría comprador, con lo que la mejor solución sería cerrarlas para que dejasen de ser un pozo sin fondo de recursos públicos.
¿Podría ahora Zapatero rebajar la estratosférica deuda pública vendiendo o cerrando empresas estatales? Sin duda. El Estado continúa manteniendo en su poder muchísimas empresas que podrían reportar suculentos ingresos.
Entre las compañías más importantes que todavía pertenecen al Estado, aparte de AENA y Loterías, podemos encontrar otras como RENFE, RTVE, Correos o Paradores, pero hay otras mucho menos conocidas como la Agencia Estatal Antidopaje, la Fundación del Museo del Prado, la Almoraina, CESCE o la Sociedad Anónima Hipódromo de la Zarzuela. En total, entre Agencias Estatales, Fundaciones, Entidades Públicas Empresariales y Sociedades Mercantiles Estatales existen más de 470 entes susceptibles de privatización. (Pueden encontrar un listado completo en esta página).
¿Cuánto se podría sacar por ellas? Realizar este cálculo es sumamente complicado y sólo lo conoceríamos con seguridad en el momento en que se realizase la hipotética venta, pero comparando estas compañías con el valor que tienen sus competidores privados en el mercado se puede realizar una aproximación.
Hoy, el Gobierno ya nos ha dado una pista sobre lo que puede valer AENA y Loterías. Dicen que podrían conseguir 14.000 millones de euros vendiendo un 49% de la primera y un 30% de la segunda. Hagan ustedes mismos los cálculos de lo que sacarían vendiéndolas en su totalidad. En cuanto a las otras empresas más representativas, un reciente estudio cifraba el activo material de RENFE en al menos 6.000 millones y el precio que podría alcanzar RTVE sería de más de 3.000 millones de euros. En este caso, hemos comparado su precio con el que tiene Tele5 (2.400 millones de capitalización bursátil) contando que la televisión pública cuenta además con radios, delegaciones territoriales y un archivo mucho más extenso que su competidora. A esta suma habría que añadirle el ahorro de los más de 1.000 millones de euros que tiene RTVE de presupuesto anual que sale, recordemos, de las arcas del Estado al haber suprimido la publicidad.
Además, todas estas compañías, al caer en manos privadas, pasarían a pagar impuestos, algo que en la actualidad no sucede.
Pero si aun les parecen pocos los ingresos que se podrían obtener vendiendo estas 470 empresas, hay que recordar que el Estado todavía mantiene importantes participaciones en cinco grandes empresas cotizadas: Iberia (5,16%), Red Eléctrica (20%), CASA-EADS (5,48%), Ebro Puleva (8,65%) y Enagás (5%). La venta de todos estos paquetes accionariales podría generar unos ingresos adicionales de unos 2.500 millones de euros aproximadamente.
Y no vamos a ampliar estos cálculos con el valor de las numerosas propiedades inmobiliarias que posee el Estado porque, de seguro, nos perderíamos.
Queremos hacer hincapié en que sólo hemos citado empresas estatales; si continuáramos con las autonómicas necesitaríamos varias páginas. Un detalle: en menos de una década, el número de empresas pertenecientes a las Comunidades Autónomas se ha multiplicado por tres.
¿Con qué problemas se enfrentaría Zapatero si decidiese acabar con una buena parte del déficit vendiendo todo este patrimonio? Sobre todo con dos. El primero: que los trabajadores de estas empresas estatales se negarían en redondo a aceptarlo. Es comprensible: ninguno querría dejar de ser un “funcionario encubierto”, con las ventajas que ello supone. El segundo problema tiene que ver con el “partido”: ¿dónde meterían a todos esos militantes privilegiados que ahora viven a cuerpo de rey formando parte de los equipos directivos de estas empresas?
2 comentarios:
Falacia.
A una empresa MUY rentable (como Aena) es facilismo hacerle un agujero: simplemente GASTANDO y construyendo aeropuertos innecesarios.
Es nuestro aeropuerto no nos han dejado optar por equipamientos más económicos (y más que suficientes) en beneficio de algunas de las empresas (tan liberales ellas) que están esperando con los dientes afilados para morder su trozo.
HAN ENDEUDADO AENA para tener una excusa para hablar de mala gestión.
A ver si pasa la censura neoliberal (tiene narices que yo hable así, votante del PP de toda la vida).
Saludos
Es evidente que ya no queda que vender...
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